Modern Au.
Jiang Cheng está cansado de su vida monótona. Fue traicionado y abandonado, por lo que decide huir a otro país a cursas sus estudios.
Aunque lamentablemente, no es lo que a él le hace feliz.
Sin embargo un día todo cambia, y entre lágr...
-"Vamos a mi casa".-Habló Lan Xichen con su gentil voz.
¡¿Ehh?!
El chico gruñón no sabía que responder ante aquella invitación. Lan Xichen le miraba a los ojos con mucha determinación. Jiang Cheng tragó duro.
"No es mala idea, aún debe de aclararme lo que pasó" Pensó buscándole el lado bueno.
Jiang Cheng se llenó de valor y respondió:
- Bien, iremos a MI habitación. - Contestó cambiando el curso del juego.
Lan Xichen abrió los ojos algo sorprendido, luego sonrió de lado.
- Como desee su majestad. - Habló Xichen acercándose y tomando una de sus manos, besando delicadamente la punta de sus nudillos.
- ¿Que ha-haces? ... - Jiang Wanyin se estremeció al sentir aquél toque. - ¡Estas loco! - Insultó quitando su mano y parándose rápidamente.
Xichen soltó una pequeña risilla.
Así ambos caminaron bajó el bello atardecer.
Todo el camino se mantuvieron en silencio, el chico de aspecto de principe solo observaba con el chico enojón murmuraba maldiciones.
Llegaron al edificio dónde se hospeda el joven Cheng, rel cual se caracteriza por ser pequeña en cuanto a tamaño, no tener muchos lujos y ser aqsequible para todos.
¿Por un hijo de padres millonarios viviria en la parte mas humilde de la universidad
Por alguna extraña razón, el pecho de Jiang Cheng subía y bajaba, sus manos estaban más sudorosas de lo normal.
Era la primera vez que invitaba a un amigo a su habitación.
- Ujum, hemos llegado...Pero te quedarás aquí afuera por unos minutos ¿okay? Si entras antes te partiré las piernas. - Demandó Jiang Cheng fuertemente.
Lan Xichen asintió.- Bien, seré obediente. - Respondió apoyándose de la pared con los brazos cruzados.
Jiang Cheng le miró amenazante antes de entrar a su habitación.
Tronó sus dedos y estiró sus músculos.
- ¡Es hora de la limpieza! - Gritó lleno de energía y como si fuera flash, barrio, trapeó y ordenó su alcoba en menos de diez minutos.
Al terminar el joven Cheng tomó una toalla y se secó el sudor. Su vista cae en una imagen que tenía guardada en una de las gavetas.
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Su mirada se llenó de melancolía. Para alejar aquellos pensamientos se sentó en el pequeño sillón y cerró sus ojos.
Ahí pasaron alrededor de unos quince minutos más.
De repente un pensamiento le llega:
"¿Por qué siento cómo si algo faltara?"
Cerró sus ojos y se concentró en descubrir aquél enigma...
