❝No puedo dejar de mirar esos ojos oceánicos ❞
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Basado en la saga los Héroes del Olimpo de Rick Riordan
Preciosa portada hecha por la diosa @K-karmaa❤️❤️
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Caminé a pasos rápidos hacia el principia, veía que todos estaban alborotados y aún no entendía el porqué. Había estado dándome una ducha y apenas salí, Bridge, una legionaria me comunicó que Reyna requería mi presencia de manera urgente. Me vestí lo más rápido que pude, no era bueno hacer esperar a la pretora aun cuando ella era mi mejor amiga.
— Estoy aquí. Siento la tardanza.
Me di pasó a través de los pasillos, vi a Reyna al fondo junto a sus perros guardianes. Hazel también estaba presente junto a un chico que comenzaba a darse la vuelta al escuchar mi voz resonar por las paredes.
¡Dioses! Casi me quedo como estatua cuando vi al chico, sus hermosos ojos verdes como el mar eran lo que más llamaba la atención. Me obligue a apartar la mirada de él y me posicioné a lado de la Pretora.
— ¿Un nuevo novato? —pregunté para disminuir la tensión. Sabía que Reyna estaba molesta, aun cuando lo aparentara increíblemente bien. Se veía en sus ojos que quería darle de comer a sus perros y el chico ojos lindos era el menú principal.
— Algo así —respondió Reyna con una mueca— Aún falta que Octavio de la aprobación para que se una al campamento.
Escuchar aquel nombre solo me hizo rodar los ojos. Octavio y yo nunca nos llevamos bien. Era un presumido que casi siempre parecía alegrarse de que Jason hubiera desaparecido.
Aquellos pensamientos solo dieron paso a ponerme triste al recordar a mi mejor amigo. Habían pasado ya varios meses en dónde una mañana Jason simplemente había desaparecido, fue justo dos días después de haber visto a Alabaster, lo buscamos cada día después de aquello sin resultado alguno y luego de unos meses casi todos se dieron por vencidos, pensando lo peor. Yo, en cambio aún no perdía la esperanza, por ninguno de los dos. Jason era el semidiós más fuerte que conocía me negaba a pensar que estuviera muerto y en cuanto a mi hermano, había percibido una magia poderosa sobre él, Lamia no pudo haberlo vencido.
— Te he llamado porque este chico asegura haber perdido la memoria —informó Reyna.
— ¡Eh, este chico tiene nombre! Y es Percy Jackson —se quejó el mencionado.
— ¿Crees que puedas hacer algo? —Reyna lo ignoró olímpicamente y dirigió la pregunta hacia mí.
— ¿Puedes hacerme recuperar la memoria? —el rostro de Percy mostraba incredulidad.
— En realidad no —apresure a responder— No sé porqué Reyna piensa que puedo hacerlo todo —dirigí una mirada de reproche a mi querida amiga— No soy una hija de Somnus, Reyna.
