Prefacio

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Humanidad.

Nueve letras; una sola palabra que, encierra dentro de sí, ideas y conceptos que han sido elaborados por distinguidos filósofos, pensadores y poetas a lo largo de los siglos.

Desde que el hombre tuvo la capacidad de razonar y reflexionar sobre su existencia, se ha hecho innumerables preguntas, entre ellas, precisamente la que deseo contestar mediante esta obra teatral.

Volvamos al comienzo.

Humanidad es el conjunto de todos los seres humanos, y al mismo tiempo, tiene un significado aun más profundo; la humanidad es lo que nos caracteriza a todos nosotros como especie.

Se podría decir que la humanidad es la esencia de nuestra razón de ser.

Pero, ¿quién puede decir qué es lo que nos hace verdaderamente humanos?

Para empezar, ¿qué significa ser humano?

Muchos dirían que consiste en ser bondadosos, empáticos, y sobretodo compasivos con los menos afortunados.

Si así fuera, ¿cuántos de nosotros podríamos considerarnos humanos?

Pongámonos de pie en un espejo, y miremos dentro de nuestros corazones.

Si lo hacemos, veremos que en realidad, no siempre somos amables, o bondadosos o compasivos. Que por el contrario, muchos de nosotros somos de lo más egoístas, avaros, hipócritas y rebeldes.

No somos tan humanos después de todo.

No somos humanos, no queremos serlo, y no podemos serlo todo el tiempo.

Puesto que ninguno de nosotros somos humanos por naturaleza. Esa humanidad es tan solo un ideal que se nos impone tan pronto como nuestras actitudes y palabras tienen repercusión en la sociedad.

Si nos ponemos a analizar la actitud que tomamos en nuestra vida diaria, veremos que en realidad estamos predispuestos a hacer el mal, y no el bien como a los moralistas, positivistas y religiosos les gusta proclamar con fervor.

Si no somos humanos por naturaleza, si muchas veces no podemos ser capaces de actuar con la humanidad que nos caracteriza y que nos hace ser lo que somos, ¿qué no somos humanos entonces?

Si no podemos comportarnos debidamente, si no podemos ser honrados, educados ni actuar con honorabilidad, ¿por qué fingir que sí?

¿Por qué engañarnos con una percepción tan alta de nosotros mismos?

Si fuésemos humanos, justo ahora no estaríamos destruyéndonos los unos a los otros. Si fuésemos humanos por naturaleza, no estaríamos acabando con la vida del único lugar que nos puede acoger en toda la infinidad del universo, nuestro hogar.

En el panorama actual, hay apenas un puñado de personas defendiendo la vida de nuestro planeta, contra millones de pseudo humanos que no puede ver más allá de sus narices. ¡Que pese al potencial que poseen, no se molestan en mover ni un vulgar dedo para promover el cambio!

Al ritmo que vamos, gran parte de la humanidad habrá sido aniquilada para el 2050. El planeta matará a ricos y pobres por igual. La Tierra no hará ningún tipo de distinciones al momento de aniquilarnos.

Si después de esta pandemia, la humanidad no cambia de curso y sigue su estilo de vida anterior, habrá consecuencias. 

Un Apocalipsis, y tras este, la desolación de la Era Contemporánea, donde la supervivencia será un centenar de veces más dura de lo que es en la actualidad. Humanos luchando por sus vidas y por los últimos recursos existentes. La palabra humanidad carecerá de sentido. Perderá todo valor intelectual y sentimental. No habrá lugar para la humanidad.

Es ese nuestro futuro si no nos detenemos ahora.

Todas las acciones nuestras tienen consecuencias.

Y eso es justo lo que os mostraré a continuación. Os mostraré la furia de un planeta agonizante, vengándose de la raza que le ha provocado tantas heridas, llevándolos al borde de la extinción para luego provocarles una lenta y dolorosa muerte.

El planeta desfalleciente.

El planeta desfalleciente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora