Acto Único. Escena IV.

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(Escarba entre los desechos de la Isla de Basura, flotando al oeste de la bahía de San Francisco)

Sobreviviente.- Plástico. Pasarán 500 años después de mi muerte, y otros 500 años después de la extinción de la humanidad antes que se termine por degradar todo el plástico en los Archipiélagos de la Basura en el Pacífico. Pero no solo es plástico. Todos los desperdicios no degradables que fueron desechados hace 30 años, siguen en el mismo estado.

Intactos.

(El cadáver de un lobo marino flota en la costa de esta inmunda isla. Divisa y ve a lo lejos docenas de cadáveres siendo comidos por las aves marinas que se adaptaron a esta nueva forma de alimentación)

Las 900 mil especies marinas existentes murieron envenenadas por pilas de reloj (con apenas medio cm de diámetro). Más de 1000 litros de agua salada contaminados por las toxinas que emite una sola pila.

Hace 5 meses se notificó que la totalidad del agua salada en el mundo se volvió imbebible para los seres humanos.

Una rebelión comenzó.

Las personas, si es que se les podría llamar personas, se masacraron las unas a las otras.

La Resistencia SAGRC del este se desmoronó como un castillo de arena. Los que sobrevivieron a la masacre fueron ofrecidos en sacrificio. Yo huí. Y sobreviví por mi cuenta hasta ahora.

Solo soy una paria más, viviendo a expensas de la voluntad del desierto abrasador.

(Una bandada de gaviotas carroñeras se abalanza hacia ella. Sujeta la hoz con firmeza y empieza a cortar en el aire. Algunas caen. El resto sale volando)

Matando sobrevivientes humanos para luego comérmelos. Purificando el agua con químicos (las bacterias no eliminadas dentro de poco llegarán a mi cerebro).

Saqueando nómadas. Desafiando a la muerte. Viviendo sin remordimientos. Sobreviviendo.

(Despelleja las aves con sus dientes y devora la carne fresca. Siente una fuerte jaqueca que le astilla los sesos. Quejidos son arrancados de su boca llena de sangre y plumas)

Agonizando.

(Guarda los cadáveres de las gaviotas en su bolso andrajoso; en su interior hay cabezas humanas, además de intestinos, medio pulmón y dedos de niños malformados)

He cometido un sinfín de atrocidades para sobrevivir. ¿Y qué?

Gracias a todo eso, estoy aquí; viva, libre.

Soy un monstruo, no lo negaré.
Todo lo que soy, todo en lo que me he convertido, se ajusta a una lección básica de Biología; el propio Charles Darwin lo dijo en su libro “El origen de las especies”:

Las especies que sobreviven no son las más fuertes ni las más inteligentes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio.

De todos los niños SAGRC, logró sobrevivir una niña debilucha y esmirriada.

Fui la única sobreviviente de mi generación.

Y si resulto ser la última de mi especie, procuraré dejar un mundo más limpio dentro de un par de décadas, antes de que la muerte toque mi puerta.

Haré hasta lo imposible por llevarlo a cabo.

Porque si no lo hago yo, ¿quién más lo hará?

(Empuña la cuchilla y corta la cuerda que ata el bote a la Isla de la Basura. Mira al horizonte, el sol rojo como el fuego se oculta tras un manto de oscuridad)

El planeta desfalleciente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora