parte 19

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La castaña caminaba como siempre perdida en sus pensamientos, una que otra vez levantaba su mirada y veía cuánto faltaba. Estaban a punto de llegar. Volvió a mirar el suelo que pisaba pero esta vez algo distinto pudo notar, el ardor en su espalda, el cual lleva consciente de él varios días, empezó a arderle un poco. Esa misma tarde había ido al baño de la cabaña y se había mirado la zona de la espalda que tanto le estaba incomodando cada equis hora de los últimos días. Tenía un pequeño tono rojo en una parte de la espalda y solo para calmarlo se ponía bajo la ducha dejando que el agua fría haga lo suyo. Eso sí que lo calmaba por mucho tiempo.

—Ya llegamos—Dijo su "acompañante" o más bien su nueva intranquilidad, deteniéndose de repente. El chico miraba en silencio cada parte del lugar en el que se encontraban.

Candela levantó su mirada para poder observar en frente de ella el cartel de bienvenida de su pueblo, o bueno, lo que quedaba de él en el suelo. Modern Earth. A primera vista mientras entraban al pueblo las principales calles estaban bien pero con algunos árboles no permitiendo el paso en ellas. Cuanto más se a dentraban, más destruido y feo estaban las cosas, aunque aún mantuviera la sensación de un pueblo recientemente concurrido. Candela ya estaba pensando el lo peor al ver la primera casa completamente destruida, pensar que tan solo semanas atrás todo parecía tan normal y que ahora viera su propio pueblo destruido era tan irreal.

Un sueño tan confusa que quería empezar a entender.

Dejando un poco atrás a Tomás, ella corrió hacia la calle que mas reconocía a pesar de que estaba algo destruida como las demás, ahí estaba su hogar y todo lo que ella tenía. Agradeció a los mil dioses al ver que la mayoría de la casa estaba intacta, aunque eso no le ayudaba de mucho y solamente corrió al interior de la casa restando le importancia de porque la puerta estaba completamente abierta. Nada, no había señales de que sus padres hubieran regresado.

—No perdamos tiempo, no sabemos hace cuanto tiempo se fue esa bestia—Volvió a hablar el pelinegro mirando las cosas de las casa, parando la vista en las fotografías que colgaban de las paredes y concluyendo que estaban en la casa de la más baja.

Aunque Candela quería contestarle que quería buscar a sus padres, tuvo que callarse ante el chico que solo observaba aun las cosas de la casa y esperaba el siguiente movimiento de Candela que era la que sabía dónde tenían que ir. Estaba claro, sus padres no estaban en el pueblo y ellos no venían por sus padres, aunque desearía tenerlos consigo. Los dos salieron de la casa de la castaña ya dirigiéndose a su real destino.

Como ya había dicho la casa de su amiga no estaba lejos de la de Candela, solo les costó atravesar unas calles y ya poder ver la casa de su amiga que estaba en mejor estado que la suya. Tomas se adelantó y abrió la puerta de la casa que estaba medio abierta, se adentraron a ella sin importarles que estaba completamente oscura y con varios muebles tirados en el suelo.

—LUCI..!!—Trato de gritar Candela pero Tomas antes de que al menos pudiera terminar lo que iba a decir, le tapa la boca y se mantiene en silencio mirando un punto fijo en la sala—¿Pero que crees que haces?—Le susurra desconcertada cuando saco la mano del contrario de su boca, pero Tomas no le responde ni le mira.

Candela en ese momento entendió lo que estaba haciendo, se mantuvo en silencio mientras que Tomas despacio se adentraba más a la sala y ella solo se quedaba quieta en su lugar. Un ruido, un ruido fue lo único que faltaba para que los dos quedaran completamente quietos y queriendo escuchar más, los dos mantuvieron la respiración

—¿Qué fue eso?—Susurró una vez más la castaña aun inconscientemente conteniendo la respiración. Tomas se dio media vuelta para responderle y si no fuese por un bate aproximándose a toda velocidad a su cara, le habría respondido.

—¡CUIDADO!—Gritó Candela al mismo tiempo que se acercaba a donde estaba su acompañante, Tomas se cubre con sus brazos para después tomar el bate en sus manos y tirar de él llevándose consigo, y también tirando al suelo a la persona quien aún lo sostenía. Con la poca luz que tenían como para verse a sí mismos, Candela pudo notar de quien se trataba la persona ahora tirada en el suelo.

—¿¡¡LUCIA!!?—Otra vez gritó Candela pero esta vez la mencionada sorprendida por la reconocida vos, dirijo su mirada sorprendida y emocionada por su amiga que no se había dado cuenta que estaba justo ahí.

Y como si la felicidad de su amiga fuera tirada por la ventana, su expresión cambia repentinamente a una de preocupación olvidando que hace unos pequeños segundos estaba por darle en toda la cara, con un bate de béisbol, a una persona—Candela—susurró la chica en el suelo pero antes que pudiera hacer algo más que eso, Tomas con intenciones de contraatacar se acerca a Lucia sin darle importancia a las advertencias que le daba Candela.

—¿¡Pero qué haces!?—Esta vez es Candela quien empuja, los pocos centímetros, a Tomas para poder ir a la ayuda de su amiga quien en todo momento no deja a mirar al acompañante de Candela con una expresión de confusión—¿Estas bien?—Preguntó Candela otra vez, pero esta ves mas calmada por haber alejado a su acompañante de la contraria.

—Estoy bien, tranquila—Lucia se levanta del suelo y apenas se pone de pie, abraza a Candela—Pensé que te había perdido, fui a tu casa y como no te encontré me puse tan mal—Candela con toda tranquilidad acepto el abrazo y no dudo en abrazarla más fuerte. Se sentía más calmada con el saber que su amiga, la persona que estuvo para ella desde que tiene memoria, estaba bien y con ella de nuevo. Se separaron y las dos miraron al tercer presente que miraba la escena con algo de indiferencia.

—¿Esa es tu amiga?—Dijo Tomas con un tono que era acompañado con confusión y enojo, mientras se cruzaba de brazos. El chico de habla callada antes de que alguna de las dos chicas pudiera responder se encaminó hacia la salida de esa casa oscura y las dos contrarias sin quedarse atrás, lo siguieron.

—Si, soy yo—Mientras caminaban tras de él ella se acercó un poco al chico quien escuchaba todo con atención pero no a la chica que le hablaba—Me llamo Lucia—Se presentó—Perdón por casi pegarte con ese bate pero pensé que eras uno de ellos.

—¿Ellos?—Preguntó Candela.

—No se que son pero aparte de esa bestia, también venían con él unas criaturas completamente negras y estaban armadas—Le respondió Lucia mientras se giraba su cabeza otra vez en donde estaba su amiga.

—¿Y como sabes eso?, ¿Acaso te hicieron algo?—Siguió preguntando Candela con curiosidad pero antes que Lucia pudiera contestar a las preguntas de su amiga, le interrumpe Tomas.

—Dejen de hablar tanto y muévanse, tu amiga tiene información que nos puede servir pero no es el momento de hablar tanto. Esa bestia puede estar en cualquier lado.

Los tres siguieron su camino ahora en silencio. Lucia sin saber a dónde se dirigían, confió en los pasos del chico que venía con su mejor amiga, solo por ella. Ya fuera del pueblo pudieron escuchar como el aullido de esa bestia provenía del centro del pueblo, pueblo completamente vacío de las personas que vivían ahí hace tan solo unas horas. Sin querer hacer más problemas de los que ya tendrían al regresar a la cabaña, se dieron media vuelta dejando el pueblo atrás. 




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¿Por Que No Puedo Saber?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora