Capítulo 3.

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Era sábado, tenía la mañana libre y la tarde sin la escuela, las clases de idiomas y ensayos de la obra. Tampoco tenía planeado ir a entrenar ya que aún el señor Thimotte no me decía que quería que yo haga. El sol que entraba por la ventana despertó a Abby.

-ya estás despierta?- Abby bostezo, se desperezó y luego me miró.

-si,- me gire a verla.- aún es temprano. Vuelve a dormir.- su carita estaba hinchada por lo que se le notaba aún más que se acababa de despertar.

-no, porque mamá dijo que si me dormía no podía acompañarte a sacarte las fotos.- Mire el techo. Yo como una estúpida pensando que hoy no tenía que hacer nada. Siempre me pasa lo mismo. Me levanté.

-bueno, entonces empeza a cambiarte.- salí de mí cuarto, el olor de tostadas volaba en el aire igual que las risas. Al entrar a la cocina descubrí que estaba mí hermana y mí madre.- buen día.

-buan día, te traje un vestido simple para la foto.- mí hermana descolgó una bolsa que estaba en la manija de la alacena.

-eso hermoso y a ti te quedará perfecto.- mí mamá aún estaba de espalda concentrada en las tostadas.

-me lo podré poner algún día?- Abby entro. Mama puso el plato en la mesa y Serena saco un vestido corto, sencillo, floreado de color rojo. No era un vestido que usaría una 5.

-claro que si cariño.- acarició su cabeza, puso dos tazas frente nuestro y la pava con agua caliente. Nos prepare un té mientras Serena hablaba con mí mamá.

-es muy lindo, gracias Serena.- sonreí. Y seguí desayunando.

Al salir de casa tomamos el colectivo hacía la Oficina de Servicios de la Provincia de Kent. Habían muchas chicas, demasiadas. Me relajé, iba a poder hacer la obra, no iba a quedar entre tanta gente linda que había acá. Mí rutina no tenía porqué cambiar.

-Hera!- la voz de Marcel me sorprendió entre tantas chicas y señoras. Me giré y sonreí cortésmente. Era el director de la obra.

-buenos días señor Marcel, que hace usted aquí?- Abby se rió de mí por lo formal que sonaba. Mí madre le lanzó una mirada y junto a Nera saludaron a lo que yo consideraba mí jefe.

-siempre tan formal,- sonrió de costado.- acompaño a mí hija. Cuando te vi vine a felicitarte por el papel. Aunque espero que no seas elegida.-señalo la ficha que tenía en mis manos.

-y por qué será eso señor?- mi madre no estaba feliz de escuchar eso. Me puse nerviosa, si él se enojaba mí carrera se iba al tacho. Le pegué en la espalda baja para que controle el tono.

-es muy difícil encontrar a una tan buena cantante, bailarina y actriz.- se dirigió a mí madre con un tono que pretendía reconciliación.

-si, no hay nadie mejor que mí hija.- paso su brazo por mis hombros y me estrechó a su lado. Mire apenada a mí jefe.

-se lo puedo asegurar.- no podía creer que el Gran Marcel Della Core estaba diciendo eso de mi. creo que mí corazón iba a explotar por segunda vez de felicidad. No era cualquier persona. La sonrisa que se extendió en mí cara era mucho más grande que la de la semana pasada. El se fue y mis hermanas me felicitaron, hicieron tanto revuelo que me dio vergüenza.

Llego mí turno de sacarme la foto, aún tenía esa sonrisa de boba. Me senté en un banquito frente a una camara. La conversación de unos momentos retumbaba en mí menté. El flash me saco de mí ensoñación.

-Marcel me acaba de decir que no hay nadie mejor que yo.- solté de pronto. Solo un murmullo que llegó a escuchar el camarógrafo.

-si, preciosa. Nadie salió mejor que tu en las fotos.- en su voz se notaba el cansancio. No presté atención. De todas maneras el no me había entendido. Salí de la oficina encontrándome con mí mamá y mis hermanas.

-esa cara demuestra que saliste hermosa.- me agarró de los cachetes y me besuqueo.

-ay mamá, tampoco exageres.- Abby se quejó, la celaba todo el tiempo a mamá. Nera río y nos fuimos a la parada de colectivo.

***

Volvía de la casa de Sabrina, era de noche y llegaba justo para ver el Report con mí familia. El himno nacional sonó en toda la casa al momento de mí entrada.

-la futura reina llega cuando suena el himno, es una señal mamá.- Abby estaba muy convencida sobre que yo iba a quedar e iba a ganar el corazón del príncipe.

Me senté en el suelo entre las piernas de Érick para ver la televisión. Observé al príncipe Maxon, su cabello rubio y sus ojos marrones, el ancho de su espalda. Probablemente si lo llego a ver haría el mismo escáner. Era probablemente uno de los chicos más atractivos que ví. el traje le quedaba pintado, se veía muy elegante y también muy rígido, era obvio que estaba nervioso por más que intentara poner una cara impasible. El rey habló sobre la guerra, la situación económica y los ataques de los rebeldes. Presentaron a Gavril Fadaye, ese tipo me caía muy bien. Era chistoso y también muy agradable, cuando hacía entrevistas él trataba de hacer que el entrevistado se sienta lo más cómodo posible, cómo ahora que está entrevistando al príncipe.

-la verdad es que no lo sé. Supongo que es lo bonito de la selección. No habrá dos candidatas iguales: ni en imagen ni en gustos o disposición. Y conociendolas y hablando con ellas espero descubrir lo que quiero, encontrarlo durante el proceso.-dijo el príncipe, sonriente. Me entraron unas ganas de aplaudir al instante. Ese chico dijo todo lo que una quiere escuchar. Que todas somos diferentes y no hay un "no sos como las demás".

-se ve que a Hera le gusta el príncipe.- el idiota de mí Hermano movió asquerosamente sus cejas de arriba abajo.

-callate niñato- le corrí la cara con mí mano.- a vos te gusta Sabri y yo no te digo nada!

-ya callense los dos!- papá grito enojado. Ambos nos acomodamos en nuestros asientos.- no me dejan escuchar el Report.- un silencio incómodo se instaló en la sala. Recién cuando papá apagó la televisión pudimos levantarnos e irnos a nuestros cuartos. Con Abby nos cambiamos en silencio y nos acostamos también en silencio. Nuestro padre era la figura de autoridad. nunca nos levantó la mano, pero no hacía falta. con una mirada nos podía callar y hacernos llorar en silencio.

En la noche oscura, con todo en silencio se hacía difícil el dormir. Pensar en el príncipe Maxon logro que me relajara un poco. No quería que me afecte la selección, pero lo hizo. Me encontraba en mí cama pensando en un príncipe que nunca en mí vida voy a conocer y nunca tendré. Cómo tampoco tuve a Harry. 

Mi elección. (Maxon Schreave)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora