「Sangre, sudor y lágrimas, hasta
obtener el poder que otorga la corona」
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Sinopsis:
El planeta Vegita espera con ansias su próximo sucesor. En medio de las pruebas de admición a las tropas, un icónico accidente le dará a Goku su pues...
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Gine avanzaba con la princesa entre la multitud, rumbo al mercado. La entusiasta mujer, no paraba de parlotear sobre cualquier cosa; mientras que Vegita por otra parte, solo se arrepentía de la decisión tomada.
Ese sentimiento extraño, sin dudas la estaba llevando a cometer muchas locuras e incoherencias. ¿Dónde se había visto que una princesa pusiera tales atenciones a disposición de la plebe?.
No estaba segura si Kakaroto tenía la razón al respeto, pero considerando su poca coquetería con las mujeres y su devoción por ella. Decidió creerle a su cabeza hueca.
Gine, no estaba muy a gusto con su nuera. El único escenario que podía imaginar eran los problemas en los que se metería su pequeño por involucrarse con alguien como ella.
Pero, si su hijo menor ya se había decidido y estaba enamorado ¿Qué caso tenía oponerse a ese vinculo?.
Lo que ella pretendía era ayudar en lo que mas pudiese y entablar una buena relación con la princesa. No podía reclamarle mucho, al igual que ella, Goku se había decidido por alguien completamente diferente a él.
Opuesto.
Y Gine creía que en el fondo de todo corazón se albergaba una reserva de bondad.
Le daría una oportunidad a la cascarrabias de demostrarlo. El dejar su orgullo por hacer las paces, era un indicio de que iban por buen camino.
Y aunque sus modales no fueran los mejores, o su carácter no fuera el mas dulce se sentía feliz de compartir con ella.
Vegita guardaba todo lo pedido por aquella mujer en una bolsa, mientras la observaba saludar alegremente y conversar con otras saiyan's.
Murmuraba entre dientes para que ese martirio se termine.
No dejaba de parlotear insistentemente, mientras que ella aguardaba con las bolsas en la mano.
—Diablos —murmuró con rabia la soberana— ¿Es que acaso no se le seca la lengua de tanto conversar?. Conoce a mas personas que yo, y eso que soy la dueña del planeta.
Dejó las bolsas tiradas en el suelo, cruzando sus brazos en señal de molestia.
Sus nervios y paciencia le estaban jugando en contra.
Esperar, no era algo que le apeteciera en absoluto y estar ahí parada aguardando como una planta mientras veía a la mamá de Kakaroto entablar charla con todo mundo la estaba exasperando.
"Al fin" Murmuró cuando aquella mujer se dirigía entre risas en dirección a ella.
Su felicidad se vio frustrada, vio a alguien acercarse a ella para saludarla.
—No otra vez —se reprochó Vegita de nuevo, sujetando su cabeza con ambas manos.
Se uniría a la conversación para no estar tanto rato ahí parada, pero no le apetecía gastar saliva alguna en gente tan estúpidamente animada.
