「Sangre, sudor y lágrimas, hasta
obtener el poder que otorga la corona」
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Sinopsis:
El planeta Vegita espera con ansias su próximo sucesor. En medio de las pruebas de admición a las tropas, un icónico accidente le dará a Goku su pues...
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—Hola —Goku saludó con desánimo, desde el humbral de la puerta— ¿Puedo quedarme?.
Goten lo observó con la mirada adormilada.
Su amigo cargaba en el hombro el típico bolso con ropa que llevaba siempre que se quedaba en su casa.
—Claro —Goten se hizo a un lado para que este pase. Lo vio avanzar dentro de la morada— ¿Problemas con tu mamá?.
—No —Goku negó mientras se echaba en el sillón, suspirando de manera pesada— mas bien, es para evitar posibles problemas.
Varias botellas de alcohol reposaban sobre la pequeña mesa ratona que estaba junto al sillón. Goten se veía ojeroso y su ropa estaba manchada con restos de comida.
Al parecer estuvo bebiendo.
Llevaba el mismo estilo de vida que su amigo desde que llegaron. Tan sólo, permanecían encerrados en sus casas; echados o comiendo, sin que algún rastro de jabón se pasee por su cuerpo, dedicados a una vida ociosa. Producto de la depresión que cargaban hace varios días.
—¿No supiste nada de Vegita? —preguntó su mejor amigo, recostándose de igual modo en el sofá de al lado.
Al ver como los ojos del soldado comenzaban a cristalizarse, decidió desistir de su pregunta.
—Por tu cara veo que no —Goten agarró la botella de cerveza que estaba cerca, para sorber un largo trago.
Goku con tristeza, se le unió comenzando a beber de la botella tomada a medias reposando en el piso.
—¿Tú supiste algo de Trunks?.
Ahora era él quién estaba llorando, mientras su cuerpo presentaba una serie de espasmos nerviosos. Intentó contenerse, pero aquello realmente le entristecía.
No dijeron nada mas y siguieron bebiendo en silencio, evitando mirarse a la cara por vergüenza a sus lágrimas aún presentes.
Ambos se sentían desdichados —cada uno por sus razones— pero así era. Como si fuera poco, la música transmitida de fondo no ayudaba mucho. Goten siempre tenía la mala maña de dejar la radio encendida en un volumen tenue.
De fondo, se podía escuchar una lenta y romántica canción que solo los hacía sentir peor con el paso de los segundos.
Goten comenzó a cantar —o mas bien a aullar— al ritmo de la música, brindando un concierto para nada agradable a su mejor amigo.
Goku solo tomó asiento en el sofá posicionándose esta vez en forma de bicho bolita, no sabía que era lo que le hacía sentir peor; si el hecho de que su capitana se enojara con él, o la ruptura de tímpanos provocada por Goten.
—Goten, pasé a buscar a Goku pero no estaba en casa —se escuchó el ruido de la puerta abrirse, dejando ver el cuerpo de Gohan asomarse— supuse que estaría aquí contigo.
