Me hago a un lado mientras él se pone en puntillas para bajar mi bolso, que había estado sobre un alto mueble blanco situado contra la pared.
–Adentro esta todo lo que dejaste –declara– incluso tu sujetador, en caso de que me lo quieras arrojar al escenario la proxima vez– sonriente de costado
–Lo único que te arrojaría seria una piedra– replico
–Reviso mi bolso asegurándome de que, efectivamente, todo se encuentre tal y como estaba.
Vuelvo a cerrarlo y, cuando levantó la vista, el esta acercando mi celular
Se lo arrebato de su mano sin dudar.
Casi dos semanas sin tenerlo. Maldito Jeon.
–¿En donde esta?– pregunto perturbada, al percatarme de su ausencia
–¿Que cosa?
–El colgante de gatito que tenia
Él hace una mueca de fingido terror, luego mira al rededor, como buscando las palabras correctas y, por ultimo, se detiene de nuevo en mi.
–Creo que...se fue por él drenaje del colegio
Me arrojo con rabia hacia adelante, con muchas ganas de lastimarlo. Pero el, sin darse cuenta de mi intencion, estira su camiseta hacia arriba y se la saca, dejando su torso al descubierto y logrando que el aire se me quede atorado en la garganta.
–¿Que mierda haces?– doy dos pasos hacia atras, pero eso hace que incluso tenga mejor vista de su pecho firme, sus abdominales marcados.
–Me voy a dar una ducha– contesta él.
–Tienes que llevarme de vuelta!! – le reclamo intentando mantener mi vista en su rostro
En su rostro Tn no es su torso.
–Eso hare, enana. Pero primero dejame bañarme ¿no ves que acabo de cantar y estoy sudando?
Me fijo en que tiene razón, unas gotas de sudor resbalan por su nuca y se deslizan por su columna.
Trago saliva, involuntariamente, y me percato que lo estoy mirando sin disimulo.
Cuando voltea de nuevo, miro rápido a la pared. Ya olvide por completo la molestia que sentia por él extravío de mi colgante.
Él enciende él televisor y pone un canal de musica.
Guardo mi celular en él bolso y me siento en su cama. Tomo una pequeña almohada y la coloco detras de mi cabeza, recostandome un rato.
–Te espero aqui – le digo y me cruzo de brazos, al momento en que él ingresa al baño.
Me entretengo observando su habitación. Cualquier cosa con tal de sacar de mi cabeza la escena de su pecho, desnudo y tonificado, que se rehusa a desaparecer, como si la hubieran impreso en mi retina.
Llama mi atencion que, apesar de tratarse del cuarto de un musico , no hay nada que ayude a percatarse de ello.
Al cabo de unos minutos, me pongo de pie, inquieta. Me aproximo al escritorio y empiezo a tocar todo lo que esta ahí.
Un notebook, que esta apagada, y unos apuntes del colegio.
Nada que me interese.
Hasta que mis ojos se fijan en una agenda negra, que ubico al mover unos cuadernos. Y al abrirlo me percato de que hay un monton de letras para canciones sin terminar.
De repente recuerdo vagamente a su padre. El idiota que le pego a Jungkook delante de mi el primer día de clases.
Entre las hojas de la agenda alcanzo a ver un pedazo de papel al parecer un trozo rasgado de lo que parece ser un contrato, tenia escrito:
Jeon-Kim
Él apellido de Jisoo es Kim. Lo escucho cada vez que escucho que llaman lista.
¿Tendran alguna relación sus familias?
Pongo las cosas en su lugar, porque escucho que deja de correr el agua en el baño, y me acomodo de nuevo en la cama, como había estado antes.
Jungkook sale un momento despues, vestido con un jean, una ramera y tenis.
Se detiene un momento a verme con extrañeza, probablemente por verme tan comoda sobre su cama. Sonriendo de lado y se dirige a la puerta.
–Vamos– se dirige a bajo y lo sigo.
Subimos de nuevo a su auto.
–¿Te llevo a tu casa? – pregunta cuando te pones en marcha su auto– Digo, ya que no tienes amigos con quien salir un sabado en la noche– se burla.
–Si tengo amigos, solo no en ese estupido curso– le contestó molesta
Ni en esta ciudad por cierto.
Él rie con gracia.
–No estaras hablando del sujeto que te escribió toda esta semana, ¿verdad?
–¿Que?– lo miro con confusión –¿De quien hablas?
–De ese tarado con lentes y rizos...el que tiene cara de ganso
–¡Malcom!– exclamo
–¡Ese! Te escribio cada dia como un acosador– vuelve a reir – hasta que le dije que tuviera algo de amor propio
–¿Hiciste que?– golpeo su brazo con rabia, haciendo que él auto se mueva hacia un costado
–¿Nos quieres matar? – pregunta entre risas, volviendo a acomodar el volante
–Solo a ti ¿quien demonios te dio permiso de responder mis mensajes?ñ
–¿Preferias que lo dejara en visto?– sigue riendo y me aguantó las ganas de estrellarle la cara contra el parabrisas.
–¡Eres un idiota! – me cruzo de brazos – espero que no lo hayas hecho enojar
–Oh, vamos, enana. Volvera– asegura
–¿Y como lo sabes?
–Porque le gustas, es obvio– hace una mueca de fastidio
–No le gusto, no seas ridiculo
Vuelve a reir, pero una risa amarga esta vez.
Luego se queda callado.
Y yo igual.
Al cabo de cinco minutos, en los que esta manejando casi sin rumbo, le indico como llegar a mi casa. No me contesta, pero se mueve en las direcciones que le apunto.
–Nos vemos, enana – se despide antes de que me baje
–Ya deja de llamarme asi – me quejo
–¿Cual es el problema? A partir de mañana ya no te hablaré – levanta los hombros – es la ultima condición que pusiste
–Asi es – afirmo– no me metere contigo ni tu conmigo
Él asiente.
–Entonces, es un trato
–Es un trato.