IV .- Danny Williams.

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-¡Me encanta verte sonreír!- Sin poder evitarlo me sonrojo al sentir su aliento golpeando mi oído, percatándome de igual manera como me abraza por el cuello dándome un ligero beso en la mejilla.

-Gracias por esto, Adam- Bisbiseo mientras seguimos recorriendo la feria de la playa.

-¡Ven! Vamos a allá- Señalando un juego de tiro al blanco.

-Tira cuatro botellas y ganas un premio grande- Explica el señor que atiende el juego -Si golpeas dos, ganas un premio chico- Estaba claro que el dueño no estaba consciente de que somos del cinco_cero.

Al ganar Adam, me dio el privilegio de escoger el peluche que deseaba; hacía mucho tiempo que no me divertía con alguien más aparte de mis hijos, por un momento me sentí el centro de atención de alguien.

-¿Tienes hambre?- Pregunta después de subirnos a algunos juegos mecánicos.

-¿Podemos ir por un algodón de azúcar?-

-Por lo que tú quieras... estoy aquí para complacer lo que usted ordené- Responde inclinándose ligeramente como un caballero. Aquellos, que se describen en esos cuentos que tanto le leo a Charlie, antes de dormir.

Al comprar el algodón nos dirigimos a la rueda de la fortuna.

-¿La bonita pareja desean dar una vuelta?- Con bochorno evité mirar a la mujer que nos estaba atendiendo.

-Gracias- Responde mi acompañante sin acojonarse.

-¿Puedo probar?- Sin siquiera esperar respuesta alguna muerde el algodón rosado que posaba sobre mis manos.

-Es una hermosa vista...- Comenté al notar que no apartaba la vista de mí.

-De eso no hay duda- Sin siquiera inmutarse en su mirada -Danny, alguna vez te has preguntado ¿Por qué Kono, me dejó?-

-Me mencionaste una vez que ella estaba concentrada en su trabajo ya que no tenía tiempo para lazos- Respondo.

-En realidad Kono, conoció a alguien... un compañero de trabajo que tenía cosas en común con ella- Añadió observando por primera vez el paisaje -Cuando viaje para visitarla sorpresivamente... la ví con él. Ambos salían del trabajo juntos riendo- Carraspea un poco -Por un momento pensé qué, si yo fuera un desconocido, les podría haber dicho lo estupendo que se veían como pareja- Dejando caer mi cabeza en su hombro, coloco mi brazo por su cintura con la intención de consolarlo -Cuando Kono notó mi presencia, se acercó besando mi mejilla. Detalle que me aclaró que ahora yo solo era un amigo más-

-Lo siento- Pronunció.

-No es tú culpa, ni de ella... Uno no elige de quién se enamora- Uniendo nuestras miradas -Ya que de ser así... Ella jamás se habría fijado en un hijo de la mafia como yo...- Ríe un poco.

-A demás fue lo mejor para ambos... Yo deseaba algo estable, formar una familia y Kono pues, tenía otras cosas en mente-

-Bueno, espero que se hayan divertido amigos- Escuchamos nuevamente la voz de la mujer por lo que bajamos de la atracción, agradeciendo a su vez.

-¿Qué te parece si vamos a un restaurante? Me muero de hambre- Propone cargando al perro de peluche -¿Qué opina usted, señor perro?- Simulando hablar con el muñeco -¿Qué dices?- acercándolo a su oído -¡Me parece bien!- Mirándome -El señor perro dice que no acepté un "no" por respuesta-

Rio -Está bien, iremos...- Acepto jovial.

Entrelazando nuestras manos, abandonamos la feria local.

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