Pequeña Mentirosa

Prólogo

Detestaba sentirme como un mal tercio. Pero detestaba aún más que se vieran tan amigables uno con otro.

He estado enamorada de Dylan... No, enamorada no, sólo un leve flechazo desde que se mudó a la casa de al lado hace dos años. Y desde entonces había intentado llamar su atención, aunque mis intentos sólo los alcanzaba a percibir yo.

Pero mi hermana no perdía el tiempo, puede que sea que ellos son de la misma edad y por eso se entendían bien, o puede que se gusten.

No, no, no.
¡Ugh!

Y es que él es tan hermoso, con sus ojos verdes... Sus risos dorados... ¡Su sonrisa tan bella!

Yo sólo soy una niña escuálida de trece años que apenas y alcanza a llenar un corpiño, en cambio mi hermana con quince ya le crecieron los pechos, y tiene más curvas... En cambio yo parezco una tabla con todo y astillas.

Hoy nos dirigíamos al parque de nuevo, como cada día de la última semana, Dylan y Ariana iban unos pasos por delante de mí, y yo detrás de ellos, como un perrito que no hace más que seguirlos.

La verdad es que los tres nos llevamos bastante bien, pero Ariana lo tiene todo el tiempo para él... Incluyendo en el salón de clases.

De vez en cuando Dylan volteaba a verme sólo para asegurarse que no me había perdido o me habían robado.

¡Ja!
Como si fuera a voltear a verme para algo más.

Hoy especialmente me había esforzado en mi vestimenta para verme más linda, me había puesto mi vestido blanco favorito con unos pequeños zapatos de piso, me sentía la niña más hermosa...

Hasta que salió Ariana con su shorts y sus zapatillas deportivas haciendo que pareciera que yo iba vestida para mi primera comunión.

Yo no podía ponerme ese tipo de shorts debido a las marcas de sarampión en mis piernas que aún no desaparecían del todo.

Nunca había odiado tanto una prenda de vestir.

Cuando llegamos al parque, nos dirigimos a la banca donde siempre nos sentábamos, bueno, donde ellos se sentaban para yo irme a los columpios y mecerme mientras fantaseaba con casarme y tener muchos gatitos con Dylan.

Pero hoy no.

Hoy Dylan se fijaría en mi de la manera que sea.

De la manera más tierna y femenina me senté al lado de Dylan para escuchar su plática.
—...y entonces Marco quiso que yo lo acompañara hasta su casa por las llaves. -Dijo Ariana.
-Pero no lo hiciste, ¿Verdad? -Contestó Dylan con su hermosa y perfecta voz.
-¡Claro que no! Ese imbécil se quería aprovechar de mí.

Me sentía un poco incómoda porque no sabía que decir, yo no tenía nada en común con Ariana, así que no sabía de qué "Marco" se trataba.
Así que dije algo que sabía que no sería equivocado.

-Oigan, ¿Quieren ir un rato a columpiarse?

Ariana y Dylan me miraron como si no entendieran lo que acababa de decir. Vaya mierda que se me fue a ocurrir.
¡Va a pensar que soy una ñoña!

Comenzaba a sentirme incómoda hasta que Ariana dijo:

-Sabes que yo me mareo con facilidad en esas cosas, Ara, ¿Por qué no vas tu?
-Ehh, yo sí quiero -dijo él- siempre te ves muy divertida ahí, pero no queríamos interrumpir tu relajación.

El comentario de Dylan hizo que mi corazón diera un pequeño salto.

¡Toma esa, Ariana!

Al llegar a los columpios de madera, Dylan tomó el que estaba a mi lado, mientras que Ari se sentó en una banca a nuestro lado.
Al voltear a ver a Dylan note que no paraba de verme el pelo, mi pelo era un castaño oscuro lacio, pero hoy lo había dejado en ondas. Al fin estaba notando mi belleza, en seguida dirá lo hermosa que soy y me pedirá que salga con él...
-¿Arantza? -Dijo él.
-¿Sí?
Por fin iba a pedirme que fuéramos más que amigos...
-Tienes una araña en el pelo.
Su comentario me heló la sangre, una araña, una peligrosa y gigante araña estaba sobre mí.

En el momento en que se asentaron sus palabras salté gritando como una desquiciada.

-¡Quitamela! ¡Quitamela! ¡Quitamela!

¡Iba a morir!

Estaba golpeando mi cabello como una loca intentando matarla mientras Dylan se reía en el columpio.
No entendía de que se reía, ¡Mi vida estaba en peligro!
Sentí como unas manos me tomaron de los hombros y me sacudieron salvajemente.
- ¡Cálmate! ¡Te está jugando una broma!
Las carcajadas de Dylan resonaban por todo el parque. ¡Maldito desgraciado!
- ¡Eres un estúpido! -Grite volviendo a sentarme en el columpio.
-¡Lo siento! Creí que era una araña ¡Me equivoqué! -Dijo sin parar de reírse. -No sabía que le tuvieras tanto miedo a las arañas.
-Ara le tiene fobia a las arañas, me sorprende que no le haya dado un ataque de pánico.
- Sí, yo les tengo fobia y en cambio Ari hasta las tiene de mascotas. -Contesté.
-Ustedes son muy diferentes siendo tan parecidas -Dijo Dylan mirando entre una y otra. -Físicamente se parecen un montón, pero son tan diferentes, mientras Ari odia a los gatos, tú los amas y mientras Ara se va más por lo artístico tú eres más matemática. -Nos dijo entre una y otra. -Las voy a extrañar mucho chicas.
- ¿Qué? -Dije mirando a Ariana.
-Dylan se irá en unos días - Contestó ella.

Me tomó un par de segundos procesar la información.

- Pe... ¿Pero como? ¿Cuándo? ¿A dónde?
¿Se iba? ¿Qué? Eso no puede ser, mi niño no se puede ir. ¡No, no, no!
- Mi padre consiguió un ascenso en México, y nos iremos para allá el fin de semana.
- ¡Y porque yo no lo sabía! -Grité.
- Arantza cálmate, cuando veníamos caminando me lo contó -Dijo Ariana.
- ¿Volverás?
- No lo sé, lo más probable es que no.

Sentía la bilis subiendo por mi garganta, el amor de mi vida de iría a otro país, se iría lejos y no volvería a verlo, tenía ganas de gritar, de llorar, de maldecir al universo por mi suerte, esto no podía estar pasándome a mi, ni siquiera tuve la oportunidad de enamorarlo, y ya lo había perdido.
Menuda mierda.

Dylan se fue tres días después. Me mantuve intacta sin soltar una lágrima hasta la noche de ese día, ese día lloré la perdida de una ilusión, de un amor no realizado, pero más que nada, lloré la perdida de un amigo que no volvería a ver, de un amigo que no tendría la oportunidad de enamorar, de un amigo que no me haría más bromas. Lloré la pérdida de nuestro mejor amigo, un mejor amigo al que no volveríamos a ver.

O eso creí.