One Shots T

¿Maestro sustituto? (No Lemmon)

Diana P.O.V

Esa profesora de filosofía, que cree que por ser alumnos y ella la maestra no podemos corregirla, si no sabe escribir ¿Por qué es maestra entonces? Disculpen, pero es que es una inepta, y desde que me armé de valor y le dije que escribía mal me tiene mal rollo y me ha puesto cincos en tres bimestres, no es justo.

Hoy he oído a mi orientador hablar por teléfono con alguien, pidiéndole que viniera, que está desesperado porque la misma maestra renunció, que aunque sea un novato es su única opción para no perder el tiempo. ¿A caso ha sido mi culpa? ¿Yo hice que renunciara? Porque si es así... me alegro profundamente. Ahora lo que me preocupa es... ¿Quién será esa persona? O sea... seguro que es mejor que la anciana esa... o eso espero, dijo que era joven y novato... Me preocupa que sea un creído y un bueno para nada, pero bueno, siempre hay que conocer a la gente antes de criticarla, no? A esperar a que ese maestro venga a presentarse.

El martes, planeaba faltar a la escuela, pero el señor Orientador nos dijo que por nada faltáramos, que nos tenía una "sorpresa", que era más que seguro que sería presentarnos a nuestro nuevo maestro, y la verdad no quería quedarme con la duda otro día más, me levanté temprano, cosa que no hago, ya que siempre se me hace tarde, me duché, me vestí y desayuné con mi padre, que siempre es el primero en irse, como coincidimos esta vez me dejó en en frente mi escuela, me despedí de él, y entré, habían varios de mis compañeros, que me hice amiga de cinco de ellos por enfrentar a la jodida maestra, nos saludamos y ahí estaba mi mejor amigo

-Mira, si es Diana...-dijo sonriendo-Y ahora? has llegado temprano-dijo tomando un sorbo de su café que compró en la cooperativa de la escuela

-Si, bueno, se me hizo temprano, pidan un deseo-rieron como si hubiera sido un gran chiste, yo sólo negué con la cabeza

-Toma, algo me decía que venías y te compré un chocolate, como los que sueles comprarte en cuánto llegas-dijo uno de mis amigos

-Mientes, seguro fue porque te equivocaste en la máquina y te daba horror tirarlo porque gastaste en él-dije sonriendo

-Vale, si, pero tómalo-rió, lo tomé, y aún siendo que no era para mí desde un principio le agradecí

-Vayamos al salón, hace frío-tenía unas jodidas ganas de contarles que la profesora pesada renunció y que tendríamos otro profesor, pero no me sabía los detalles, y no me gusta dar las noticias a medias, así que tuve que esperar a que el orientador llegara a decírnoslo todo. Platicamos un largo rato, para mi suerte, las primeras horas serían de filosofía, escuchamos que el orientador hablaba con alguien fuera del aula, y nadie se atrevía a fisgonear, yo me levanté a tirar el vaso de mi chocolate, y entre abrí la puerta, sólo un poco, cuándo vi que ambos señores se acercaban, o más bien, un joven y el orientador, estaban por abrir la puerta, corriendo me acerqué como pude a mi lugar, y mis amigos se reían de mí

-La señorita Diana, siempre de pie, ¿Qué tiene usted que siempre la veo en cualquier lado menos en su asiento?-dio el orientador

-Bueno, ya me conoce, suelo...tirar la basura de mi mochila aquí que no en mi casa-sonreí nerviosa y me senté bien en mi silla-él sólo me fulminó con la mirada

-Bueno chicos, les tengo que dar dos noticias, una buena y una mala... La profesora Martha no se presentará con ustedes por el resto de este ciclo...-antes de que terminara medio salón empezó a celebrar y reír, incluyéndome a mí-esperen, esperen, que aquí viene la...buena, mala para ustedes, claro está; ya tenemos un nuevo profesor, él es un buen maestro, por favor, no sean groseros con él, profesor Álvaro, por favor entre...-lo llamó, pero el nuevo no entraba-emmm... profesor Herreros, entre ya por favor-unos empezaron a murmurar, y yo sólo miraba la puerta, quería conocer ya a mi siguiente rival, el orientador abrió la puerta y salió, oímos un "entre ya, le estaba hablando" y entró nuevamente, un poco enfadado, y el nuevo profesor entró detrás de él, con una mochila colgada al hombro izquierdo, parecía más bien un hombre de 29 años, con barba bien cuidada, cabello un tanto rizado y despeinado, camisa de cuadros azul y unos jeans negros, que parecían formales, se estaba agarrando una oreja, parecía nervioso