Álvaro P.O.V
Como orientador de está escuela preparatoria tengo que darme mis paseos por todas las unidades de la institución, y como es de costumbre abro las puertas de cada aula para ver que todo está en orden, muchas veces me he encontrado con cada escena que hace que me decepcione de la juventud de estos tiempos.
Voy por el último piso, y no me he encontrado con nada raro, está siendo un buen día de trabajo, muy tranquilo todo. Abro la puerta del último salón de clases, y veo a una señorita sentada hasta al fondo con la cabeza recargada en su pupitre
-¿Castigo?-Pregunto entrando al salón; al verla un poco más de cerca me doy cuenta que es la misma joven que siempre me ha llamado la atención por su forma tan viva de llegar a clases y su bonita manera de caminar, ignorando la parte dónde pienso que está bastante buena como para la edad que tiene, ella se exalta un poco, por la sorpresiva manera que entré al aula
-S...Sí-me contesta nerviosa-pero fue sólo esta vez, casi nunca me meto en problemas, fue que estaba un poco de malas-dijo suspirando, mirándome fijamente
-Lo sé, casi nunca te veo después de clases, eres una buena alumna-le sonrío-¿Por qué te han castigado?-al preguntarle, cierro la puerta y me acerco a dónde ella está sentándome a un lado
-Pues... le contesté mal al profesor que me dio la última hora de clases, y me dio detención, por unas cuatro horas, ya después podré irme a casa-sonrió desanimada
-No te preocupes, la detención no pasa a mayores, tampoco pienso ponerte ningún reporte, esta detención no existirá en tu historial académico, lo prometo-dije animándola, eso es lo contrario que debería decir por mi trabajo pero está muchacha tiene algo que me cuesta descifrar, pero me gusta-Y dime Diana... ¿No te han castigado por no respetar tu uniforme?-le cuestioné mientras la miraba de abajo hacia arriba, y es que es de las pocas estudiantes que se ven tan ardientes con un uniforme escolar
-¿Perdón? ¿Cómo es que sabe tan bien mi nombre?-dijo muy sorprendida
-Es mi trabajo conocer a cada uno de los alumnos, ¿Qué clase de orientador sería si no?-respondí, aunque sé cosas de ella más que sólo por mi profesión-Ahora contéstame a lo que te he preguntado antes-me crucé de brazos a esperar su respuesta
-Pero no lo hago, míreme, está bien y está impecable-dijo levantándose de golpe y mirándose a sí misma-Bueno, es un poco corta la falda y estos zapatos no son tan escolares, tampoco estas medias cortas, pero sigo siendo una chica, me gusta gustarme con todo lo que use-al terminar de dar su explicación suspiró y se volvió a sentar, yo no supe que contestar, es muy coqueta y como usa su uniforme me gusta, no podía regañarle
-Bien, si nadie te ha dicho que está mal, entonces yo tampoco lo haré...-le sonreí amablemente, no quería irme, pero no encontraba otro pretexto para estar más tiempo allí-Bueno señorita Diana, es hora de volver a dar mi paseo por la escuela, no hagas travesuras aquí, no quiero verte metida en otro lío-le di una palmada en el hombro, le sonreí y me giré para irme
-Profe, es que tengo una duda, no sé si usted pueda aclarármela-regresé a donde ella sin pensármelo dos veces
-¿Qué ocurre?-Diana empezó a hablar pero me perdí entre sus labios que no dejaba de admirarlos, se veían muy tiernos, y empecé a imaginar cosas, parecía un adolescente deseoso de puro placer, me da hasta vergüenza recordarlo, pero es que Diana pone a cualquier hombre indirectamente, y yo era uno de ellos, recuerdo que le contesté una tontería, algo que al parecer ni siquiera iba a tema, incluso ella se burló
-Bueno, como orientador, necesito platicar un buen rato con mis alumnos, y tú eres la afortunada esta tarde, verás que esta vez se te pasa el tiempo volando-comencé a hacerle preguntas centradas a la escuela, sus materias, sus compañías en la institución, si tenía algún mal rollo con algún maestro y Diana poco a poco se abría conmigo, hablaba de todo lo que le hacía preguntas, no sé como fue pero terminamos hablando de cosas personales de ella, que hicieron que se pusiera un poco sentimental y yo muy listo aproveché el momento, dándole un mimo, le acaricié la rodilla que sobresalía de su falda, ella no lo vio mal, de hecho me tomó de la mano haciendo que la dejara allí mismo, empezamos a hacernos indirectas, y risitas tímidas, y es que con casi 30 años todavía tengo el encanto necesario, y sabía que podría conquistar a una chiquilla como ella, la razón me decía que lo dejara pasar, que no era ético en ningún sentido, pero mi calentura y mi interés me decían que aprovechara el momento y que si la tenía allí para mí era para llegar a más, y la razón esta vez perdió la batalla, comencé a decirle halagos y ganándomela, a ella le costó seguir el juego, pero luego vio que era divertido y me siguió el juego, incluso se la pasaba acariciando mi barba y mis oídos, Diana se veía muy callada, pero es muy coqueta cuándo se lo propone, pasaron como dos horas, y ya sentí que el tiempo se me acababa, tomé valentía, y me arriesgué a tener un rechazo de su parte, me levanté, y la tomé de las manos para que hiciera lo mismo, y le planté un beso en los labios, ella se resistió al principio, pero luego se fue soltando conmigo, terminó agarrándome del cuello para no alejarnos, le mordí el labio inferior y de a poco la acosté en la mesa de trabajo del aula, era un poco difícil porque Diana se resistía y luego no
-¿Estás segura de esto? Tampoco es que esté muy bien-dije mirándola fijamente
-Quiero portarme mal-fue lo único que contestó para poco a poco desabrochar su suéter, yo le ayudé a quitárselo del todo, pero antes me aseguré de que la puerta del salón estaba bien cerrada, volví con Diana y se adelantó, quitándose y aventando a un lado la camisa blanca que va con el uniforme, la tomé de la cintura y la pegué a mí, sintiendo su piel tibia en mis manos, me acerqué a su cuello, sintiendo su aroma dulce entrar en mis fosas nasales, mordí su piel suavemente, escuchando como respiraba nerviosa, la senté en la mesa, y acariciando su cabello la seguía besando, Diana me miraba de una forma que nadie más pudo haber hecho, era una mirada lujuriosa, pero con el brillo de una chica inocente, era lo que más me gustaba, me acerqué y la besé de nuevo, marcando el camino de su labio inferior con mi lengua, me gustaba saborearla, ella se dejaba llevar por mis besos, de poquito a poco iba perdiendo la vergüenza, y empezaba a sorprenderme, me saqué el saco y la corbata, ella se acercó a desabrocharme el cinturón, para luego bajar la cremallera del pantalón, y al mirarme sólo en calzoncillos se mojó los labios, y supongo que los otros también, por su rostro, me indicó sentarme en una silla, y la obedecí, los papeles habían cambiado, ella se agachó, quedando arrodillada en frente mío me miró a los ojos, y con esa mirada me dijo lo que estaba por venir, mi miembro ya estaba lo suficientemente erecto, me bajé los bóxers, y salió como si ya estuviera esperando libertad desde hace bastante rato, Diana se fue acercando poco a poco a él, aún teniendo conectada su mirada a la mía, cogió con fuerza mi miembro con su mano derecha, estimulándolo, se sentía bien, no podía contener mis gemidos, y tragaba saliva, a ella le encantaba mirarme así, por eso lo hacía lento, al verme tan fogoso se rió, y se mordió el labio, dirigiendo su mirada a mi pene, fue abriendo su boca de a poquito, ella estaba saboreando desde antes de metérselo a la boca, y eso me excitaba demasiado, lamió la punta, como si fuera una paleta, jugueteando, le quería pedir que se la metiera toda, pero mis gemidos y mi falta de aire no me dejaban hablar, lo que hacía era muy excitante, se aburrió de hacer lo mismo después de un rato y con la ayuda de su mano metía mi erección a su boca, lentamente y muy suave, yo sentía como entraba y se mojaba por su saliva, no logró meter todo, se quedaba a mitad, su boca era pequeña, pero se sentía muy bien, como con su lengua masajeaba y sus labios daban cortos besos, y como se movía para que se sintiera mejor y la forma en que se tragó todo, saboreando del líquido que salió por culpa de lo que ella me estaba haciendo, al terminar de todo eso, se limpió la boca y se levantó del suelo, mirándome sonrojada, yo me levanté con un poco de dificultad, estaba todavía excitado por lo que había ocurrido
-Bien, creo que ahora es mejor hacer esto...-la miré y la agarré fuerte de la cintura subiéndola a la mesa dándole besos en el cuello, mientras desabrochaba la falda, quitándosela completamente con todo y bragas, empecé a masajear su clítoris, para estimularla, dejando besos húmedos en su cuello y pechos, ella sólo me miraba y lo que le hacía, daba gemidos cortos, pero me arañaba de una forma que dolía, pero que a la vez me ponía cada vez más cachondo, queriendo metérsela de una vez, comprobé que estuviera lista para poder hacerlo sin hacerle daño, la miré y puse mi punta en la entrada sin moverme, sólo para que me sintiera
-Hazlo...ya... por favor-me pidió con dificultad, estaba nerviosa pero también estaba muy excitada, yo asentí y la empecé a besar acariciándole la espalda, mientras le metía mi miembro muy suavemente y lento, para que pidiera más-Más rápido, anda-suplicó, mirándome con cara de niña buena, sonreí y le besé las mejillas entrando completamente en ella, moviéndome de adelante hacia atrás, en medio del solitario y silencioso salón se oían nuestros gemidos convirtiéndose en gritos bajitos, y el sonido que provocaba el choque de mis testículos contra sus paredes, era un sonido que a ambos nos gustaba oír, mientras nos besábamos y la acariciaba, después de un rato haciéndolo con mimos, la cosa se puso más intensa y mis movimientos iban rápido, los hacía con gran intensidad, sentía como iba a llegar, la tomé fuerte de la cadera y la movía a mi ritmo, con más fuerza, logrando lo que estaba esperando, correrme dentro de ella, sintiendo como ella también llegaba conmigo, se sentía muy bien como salía cada chorro y se quedaban en ella, salí despacio, mirando como su intimidad se quedaba con algo mío, me miró con una sonrisa muy traviesa, y sin decir nada comenzó a vestirse, yo seguía mirándola mientras también me ponía la ropa, al terminar de arreglarse y acomodar las mesas, se acercó a mí y me plantó un beso, pero esta vez más tierno
-Espero volver a hacerlo...-sonrió, tomó su mochila y se fue, como si no hubiera pasado nada, yo me quedé ahí, recapitulando todo en mi mente, se me erizó la piel, y esa frase... ¿Volver a hacerlo? Pues si no me corren, seguro que lo vuelvo a hacer.
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One Shots T
FanfictionPrimeras historias con un ship Youtuber-Fan y no de _____. Ya no seguiré haciendo estas historias, pero todas las ideas publicadas siguen siendo de mi propiedad... :3