Capítulo siete

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I'm going home

Diciembre, 2018

Camille está radiante.

Harry siempre la ha mirado con buenos ojos, eso es algo que no va a negar, pero esta tarde en especial, la ve más guapa que nunca.

Quizás parte de la culpa la tenga el hecho de que han pasado cinco meses desde la última vez que la vio en persona.

Y que es la primera vez que se quedan a solas en toda la tarde, también.

Llevan diez minutos sentados frente a frente. Diez minutos en los que Harry ha estado intentando evitar -en vano- el dejarse deslumbrar por cada uno de sus gestos, cada una de sus pecas, y cada uno de los reflejos rubios en las ondas de su pelo.

Mientras ella habla con el camarero que les atiende, Harry mantiene su mejilla contra la palma de su mano. La escucha pedir por él, un americano con dos de azúcar y un pastelito de crema. Una sonrisa se eleva en sus labios al darse cuenta de que Camille sigue recordando su postre favorito y las cucharadas de azúcar que le gusta poner en su café.

Cuando el camarero se dispone a marcharse con la orden apuntada en su libreta, a Harry ni siquiera le da tiempo a salir del trance para alcanzar a darle las gracias, así que es probable que ahora parezca un estúpido famoso maleducado con tendencia a quedarse hipnotizado en las pecas de su acompañante.

Camille se da cuenta al momento en el que pone sus ojos sobre él, y se lo hace saber a través de una sonrisa que consigue sacar a Harry de su trance.

—Lo siento, te estoy mirando mucho —Harry se disculpa, acompañándolo con una leve risita que comparte con ella—. Pero es que estás muy guapa.

—Tú también lo estás —responde Camille, manteniendo esa sonrisa afectuosa dirigida a él—. La felicidad te sienta bien.

Las cejas de Harry se alzan con suavidad. Interiormente se pregunta a sí mismo qué será lo que hace que Camille piense que la felicidad es el concepto protagonista de su vida en estos momentos.

No es que esté diciendo que no sea feliz, es solo que hay otras palabras que definirían mucho mejor su situación actual. Monotonía, por ejemplo. Una vida social prácticamente nula. Noches en vela, mañanas de gimnasio y tardes de escritura. De Los Ángeles a Londres, de Londres a Los Ángeles, y alguna que otra escapada a Japón en solitario.

Le gustaría poder decir que ha estado un poco aislado del mundo porque el trabajo no le ha dejado otra opción, pero si tiene que ser honesto, todos estos meses de retiro espiritual han sido por voluntad propia.

Necesitaba tiempo para sí mismo, y la verdad es que le ha sentado bien. Así que puede que sea ese el tipo de "felicidad" que Camille está percibiendo en él. También conocida como paz mental.

—No soy el único —es lo que termina respondiendo Harry—. Supongo que a ti tampoco te están yendo mal las cosas.

—Me están yendo bien, sí.

Eso es todo. Camille no entra en detalles porque sabe que Harry no los quiere. De la misma manera en la que ella tampoco se los pide a él.

Hay temas que simplemente no se pueden tocar con otras personas. Harry sabe que a Camille le está funcionando con otra persona lo que a ellos no les funcionó; Camille sabe que Harry sigue manteniendo el contacto con el motivo de que no funcionara. Y de una manera u otra, ambos están bien, eso es todo lo que realmente necesitan saber.

we'll be alright · h & lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora