Durante varios minutos se besaron, y él no desaprovecho ni un segundo en tocarla y explorar su cuerpo. Algo en su interior le decía que jamás se cansaría de ella, no podría si Hinata le parecía la mujer más hermosa que en su vida había conocido y además se encontraba profundamente enamorado de ella.
Al tenerla sentada en sus piernas le daba una buena posición para seguirla acariciando con sus manos y mamando de sus pechos que ya se habían convertido en un vicio. Quería morderla y marcarla, pero no estaba seguro que estuviera preparada para ser tan rudo, tuvo que conformarse con hacerle un pequeño chupetón en un costado del pecho, ver su marca le hizo sentir un cosquilleo por todo su cuerpo, era suya, y haría todo lo posible porque lo fuera para siempre.
Cuando volvió a tomar su pezón en su boca, escucho un dulce gemido que lo hipnotizo e hizo que volteará a verla mientras tenía uno de sus pezones en su boca, ella también le observaba con sus ojitos entrecerrados mientras mordía su carnoso labio inferior. Aquella visión fue suficiente para calentarlo hasta las raíces de su cabello. Cargando a Hinata con sus brazos, la llevo hasta el centro de la cama, luego con sus dos manos recorrió sus piernas, comenzando desde sus tobillos hasta sus caderas, la escuchó suspirar.
En ese momento se planteó si no sería más sencillo que su Hinata no fuera virgen, así no tendría que contener sus impulsos y no tendría que preocuparse sí no era lo suficientemente cuidadoso. Al ver sus ojos, supo que no, que era un maldito afortunado. Volvió a besarla con esmero por unos segundos y luego volvió a su tarea de acariciar sus piernas hasta tomar el elástico de su braguita.
- ¿Puedo quitarla? – mientras con una mano jugueteaba con el elástico de la prenda, con la otra comenzó por acariciar sus muslos hasta llevar sus dedos a su centro. Sin dejar de verse a los ojos, comenzó a mover sus dedos por toda su vulva.
Le hizo sentir dichoso cuando la escucho gemir más fuerte que antes, perdió el contacto de su mirada cuando Hinata echo su cabeza para atrás, no podía creer que su novia fuera tan sensible a sus caricias, aquello sería una adicción si ella le regalaba tan hermoso espectáculo.
- Hina, ¿te gusta? – escucharla gemir en respuesta fue adorable – ¿puedo quitarte esta telita?, ¿puedo, preciosa?
A ella parecía costarle sacar el habla, por lo que le pregunto a la par que hacía más presión – responde preciosa, ¿puedo quitarte esto? – estiro el elástico lo suficiente y luego lo soltó para que el ruido al chocar con su piel fuera sonoro.
- Sí – respondió entre gemidos – hazlo – levantando sus caderas le demostró lo entregada que estaba a él. Sin dudarlo, saco la prenda con un rápido movimiento.
Ver aquella partecita que estaba oculta le hizo sentir dichoso, ¿acaso Hinata era perfecta por todos lados?, a pesar de las muchas ganas que tenía de abrirle las piernas para meterse entre ellas, había algo que se le antojaba más, probarla.
¿Sabría tan dulce como sus labios?
Decidido a chupar completamente la vulva de su novia, abrió sus piernas y luego se acercó lentamente a esa zona, dando besos por sus largas y torneadas piernas, cuando llegó a sus muslos observó las manos de su novia cubrir su centro.
- Hina, preciosa, quita tus manitas de ahí.
- ¿Qué pretendes hacer?
- Besarte, déjame besarte hermosa – le dio un beso sobre sus pequeñas manos que hacían una barrera en su centro.
- No Naruto, por favor no, me da mucha vergüenza, no estoy preparada para que pongas ahí tu cara. Solo hazme el amor, ¿sí?
- Pero será más satisfactorio para ti, si antes jugamos un momento con esa partecita tuya – la veía dudar – eres virgen preciosa, la experiencia será más bonita para ti si me dejas jugar antes aquí – le dio otro beso en sus manos.
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Las amigas de mi novia
Fanfiction¿Puede una relación salir adelante si el novio no se lleva bien con las mejores amigas de su novia?