Cuarta parte. Nadie se mete con su novia.

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Cuando regresaron a la habitación, Hinata le habló con timidez, solo se ponía así ante ciertas situaciones, en general con él había ganado mucha confianza.

- Naruto...

- Dime preciosa.

- Shikamaru... ¿se quedará aquí?

- Por supuesto que no, y no tienes que preocuparte por él, ya se ha instalado en otra habitación sin problemas – no tendría que decir los detalles, no era necesario.

- Bien – le dijo tímida.

- No te preocupes Hina, lo que tus amigas han dicho no es verdad – tenía que aclararlo, estaba seguro que ella confiaba en él, pero de igual modo no quería que ella tuviera ni la menor duda de que jamás haría algo para dañarla – yo no estoy planeando hacerte nada malo, de ninguna manera quiero que te sientas presionada a nada, ¿de acuerdo? – sostenía sus mejillas con sus manos mientras le hablaba.

- Yo confió en ti, siempre lo hago, mis amigas son un poco imprudentes, pero sé perfectamente cuando están hablando de más.

- Bien – le dijo sonriente – ¿entonces todo esta bien?

Ella pareció meditar su pregunta y él supo que algo había que no estaba bien, y por nada del mundo lo dejaría pasar, él siempre le daría prioridad a los sentimientos de su novia, no quería que se afligiera, mucho menos por tonterías.

- Suéltalo – le dijo – no quiero que haya malentendidos o dudas.

- Me he quedado pensando en lo que dijeron mis amigas sobre tu experiencia con otras mujeres – sabía que decirle aquello le había costado mucho, por lo que resignado acepto que había llegado el momento de hablar.

Con suma delicadeza la hizo sentarse sobre la cama y él lo hizo a su lado.

- Hina, yo no quiero ocultarte nada, si no he hablado de esto contigo es porque no es algo de lo que me sienta orgulloso o de lo que me guste hablar, pero contestaré todas las dudas que tengas. No tengas pena – le dijo cuándo la vio desviar su mirada – dime, ¿Qué dudas tienes preciosa?

Ella jugó un momento con sus dedos y luego le hablo muy quedito – ¿te molesta que yo no tenga experiencia? – no podía creer que Hinata tuviera ese tipo de inquietudes.

- Por supuesto que no – tomo su carita entre sus manos y le dio un beso corto – Hina, no hay razón para sentirse insegura, tu eres perfecta, quizá quien deba preocuparse soy yo.

- ¿Cuántas... – supo que al instante se arrepintió de lo que le preguntaría, pero él sabía exactamente a qué se refería.

- No lo sé con precisión porque nunca me importo llevar una cuenta – ella le observaba fijamente, y supo que tendría que darle una cifra – no más de 50 Hina – de inmediato desvió su mirada, y él se sintió mal, tuvo que tomar su rostro entre sus manos para seguir teniendo su atención – créeme que ninguna fue importante para mí, antes de ti no hubo una sola sola chica que me interesará sentimentalmente. Y si lo veo en retrospectiva, me arrepiento de no haber esperado por ti. Eres mi primera novia formal, lo que siento por ti es totalmente nuevo, y me hubiese gustado experimentar todo contigo por primera vez.

Ella parecía seguir entretenida con sus dedos, pero él quería terminar con esta platica de una vez por todas, no le gustaba hablar de ello – era un idiota cuando me inmiscuía en sexo sin amor, nunca sentí nada por ellas y al final te deja más un vacío que satisfacción – no sabía si estaba hablando de más, pero igual supuso que era mejor decirlo todo – también quiero que sepas que siempre fui muy cuidadoso, yo siempre me he protegido bien, pero si algún día tú quieres estar conmigo y deseas que me haga estudios lo haré sin problemas, ¿de acuerdo?, creo que estarías en todo tu derecho de pedírmelo.

Las amigas de mi noviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora