Pulso: acelerado... Temperatura: alta

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-Muy gracioso, señor...- dijo la chica de largo vestido color azul celeste, al tiempo que extendía la mano, con el fin de que él le devolviera su libro.

-¡Oye, no me llames "señor", soy más joven que tú!

-De ser ese el caso, entonces debería respetarme, obedecerme y devolverme eso.

-Tsk, tsk, tsk... Mire... ¿señorita? Aunque por lo que sé, usted podría tener la edad de una abuela...

La joven dejó de extender la mano y lo miró con frialdad.

El chico se sintió un poco intimidado. No quería admitirlo, pero la joven tenía algo muy... atrayente.

Quizás era su forma de ser; irradiaba la compuesta seguridad que sólo brinda una gran cantidad de conocimientos adquiridos a base de mucho estudio.

Y quizás, por el hecho de saber demasiado, era que sus ojos eran melancólicos. Pero también eran profundos e hipnotizantes.

El chico titubeó un poco, pero tras componerse, replicó:
-Y yo... yo... ¡sólo obedezco al futuro rey! Digo, por algo soy uno de sus caballeros.

Tras decir ésto, el chico se dió la media vuelta y abrió el libro.

-¡Oh, vaya! De modo que así escriben allá! No entiendo nada de nada, pero sus letras son muy bonitas; algunas parecen encajes...

-Así que nuestras escrituras milenarias, sólo son encajes para ustedes,- dijo ella frunciendo el entrecejo.

El chico cerró el libro y le sonrió.
-¿Qué tal si me enseñas un poco?

La joven lo miró, inquisitiva.

-De todas formas, tu "protegida" no volverá hasta dentro de un par de horas. Y el príncipe me suplicó que hiciéramos todo lo posible por mantenerlas alejadas a ustedes.

La chica abrió sus ojos azules de par en par, un tanto confundida.
Las "escapadas" de su princesa se volvían cada vez más temerarias e incluso... metódicas.
¿Qué tenía de especial pasar tanto tiempo con el príncipe Endymion?

Por alguna razón, el caballero de pelo largo sintió una punzada en el corazón al verla así.
-Acaso... ¿alguna vez ella ha hecho algo malo?

La joven lo miró seria, negando con la cabeza.
-La Princesa Serenity es el ser más noble que conozco.

Zoicite sonrió tiernamente. Al verlo, la guerrera de Mercurio, se sonrojó un poco.
¿Porqué se sentía así de repente?

Pero por desgracia, Zoisite no la vió.
Él miró hacia el horizonte y continuó:
-Él tampoco... nunca ha hecho algo malo en toda su vida. Lo sé porque lo conozco desde que aprendí a caminar.

Una débil sonrisa se dibujó en los labios de ella.

-Tengámosles fe; confiemos en ellos,- finalizó Zoisite, al tiempo que le devolvía el libro.

Pero Ami se lo devolvió.
-No; ahora será tu material de estudio.

Y se sentaron en una banca debajo de un frondoso árbol...

(...)

Zoiren abrió los ojos.
Aunque débil, sentía una extraña alegría, muy propia de cuando se tiene un sueño hermoso.

El problema, era que no conseguía recordarlo.

(...)

Mamoru se pasó la mano por la frente.
-El pobre ha de haber estado yendo de un hospital a otro, buscándolo. No ha de haber comido casi nada en todo ese tiempo.

Un Amor de Fuego Y Hielo (Rei & Jadeite 4EVER)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora