Parte 2: Eres lo más importante para mí

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Las horas corrían rápidamente. Eran las diez de la noche, Naruto y sus amigos estaban debajo del escenario en sus camerinos. Dando sus últimos toques, en sus ropas, y arreglo de cabello. Ese día, daría el más importante concierto de su vida, la razón era que el dinero que ganaran de la presencia de las plateas sería enviado a la gente necesitada de hospitales y personas que habitaban las calles. 

El ojiazul siempre fue bondadoso y agradecía la oportunidad de estar frente a un trabajo que le ofrecía todo. Pero muchas personas no corrían con su suerte, y es por eso que las ganancias de sus presentaciones. Mayormente iban dirigidas a lugares necesitados, Kakashi se ocupaba de todo, y cuando el rubio se desocupaba siempre visitaba los lugares en los que ayudaba. Encontrándose con millones de sonrisas, de niños quienes no solo adoraban su serie sino que lo apoyaban desde el televisor del hospital para que le fuera bien.

Sentado en su silla giratoria mirándose al espejo, su asistente rociaba sus cabellos rubios para acomodarlos. Tan solo un desodorante especial para que su cabellera no se desarmara durante la rutina musical y todos sus mechones en punta. Se miro al espejo con una sonrisa, "Parezco un rockero de heavy metal" pensó, aunque sus temas de rock eran ciertamente parecidos a ese género.

La joven asistente se retiro con un leve adiós, dejando al rubio quien se observaba al espejo.

—No puedo creer lo que estoy viendo a través de este reflejo...-dijo en un susurro-¿Soy yo?

Su vestimenta era muy diferente a lo que usualmente vestía. No solo él, sus compañeros también calzarían otros ropajes ese día. Naruto no podía creer como se veía en el espejo, era otro. Jamás en su vida pensó que se vería tan...SEXY.

—Realmente... esto me hace muy atractivo, puedo acostumbrarme-dijo con una leve sonrisa.

Y no era por nada pero tenía toda la razón. El rubio vestía unos pantalones de cuero negro bien apretados a su cuerpo. Lo que definía perfectamente la anatomía de este, botas bien altas con algo de taco. Las cuales tenían adornadas unas cadenas en vez de cordones. Arriba en su pecho, su abdomen completamente descubierto, solo le cubría una chaqueta negra también de cuero con un dibujo de una calavera al costado. En su cuello llevaba tres cadenas largas que pasaban casi su ombligo, resplandecientes. Un arete en una de sus orejas, un anillo de calavera en su dedo índice y una pulsera que se enrrollaba de su muñeca a todo su brazo (como si estuviera encadenado). Y por si fuera poco, su maquillista le había delineado los ojos de negro. Naruto no quería pero las insistencias le cansaron y se dejo.

Una sonrisa arrogante se poso en sus rosados labios. Estaba...sexy y arrebatador.

"Si me viera Sasuke" era el pensamiento que circulaba en su mente. De repente tras su puerta oyó el aviso de Kakashi, la hora había llegado...frente a miles de fans, el cantaría y daría todo de sí.

Y también cantaría aquella canción, que deseaba sacar de su alma.

Sasuke, mi Sasuke...

En las afueras millones de personas esperaban impacientes a sus cantantes favoritos. La multitud era increíble, y entre pisadas, atropellos, codazos y demás...un grupo se libraba de esa molestia por estar en primera fila sentados en las butacas y admirando el oscuro escenario.

Las primeras y segundas filas contaban con asientos, pero aquellos que pagaban tarifa más baja se quedaban de pie viendo el espectáculo. Aunque para la mayoría no suponía un problema, porque en un concierto de rock lo último que se haría era quedarse sentado. El plan era divertirse y moverse, dar saltos como loco y dejarse llevar por el ritmo y la letra del gran vocalista.

—Qué bueno que son primeras filas ¿No Sasuke?

—Sí, no me gusta atrás, es un desastre-exclamo serio sin despegar la mirada del escenario.

La serie en la que nos enamoramosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora