El timbre suena chirriante marcando el final de las clases y aunque tengo los ojos abiertos, vuelvo a la realidad. <<Uff, estoy reventada>>.
Esta mañana me he levantado una hora antes para que me diese tiempo a coger el bus, pero me he equivocado y me he subido al que iba en dirección contraria. <<Qué raro Lu, tú equivocándote>>. Menos mal que solo hay dos líneas de bus en todo el pueblo; una que va por el centro y otra que recorre los alrededores, porque si no, la podría haber liado mucho más.
En cuanto me he percatado de mi error, me he bajado y he tenido que correr hasta la parada de enfrente para no perder el siguiente en la dirección correcta. Cuando he llegado por fin al instituto, ya estaban todos los asientos ocupados excepto uno marginado atrás del todo. Eso me ha dado la oportunidad de poder evadirme de todo y descansar un poco sin que la profesora se diera cuenta.
Me levanto y al acordarme de que he quedado con Emma y con Helen para comer en el instituto, meto las cosas en la mochila y me voy rápidamente hacia ellas que veo que me están esperando en la puerta de la clase sonrientes.
Al llegar al comedor cogemos una bandeja y la vamos pasando por una gran mesa alargada llena de comida. Como soy tan indecisa, me doy cuenta de que casi he llegado al final y no he elegido nada, así que cojo lo primero que pillo antes de que me tenga que volver a poner a la cola yo sola.
-¡Mirad¡ -dice Emma señalando-. Ahí hay una mesa vacía.
Vamos rápidamente antes de que nos cojan el sitio y nos sentamos. Aunque aún no han abierto la boca, tengo la sensación de que van a hacerme un cuestionario, así que antes de que puedan hablar, primero lo hago yo.
-Mmmm -digo llevándome a la boca un trozo de carne-, esta comida está espectacular para ser de un instituto.
-Lo sabemos -dice Helen-, pero esto solo ocurre los miércoles.
-Sí -la interrumpe Emma- es el día en el que la comida viene de un catering especial y además ponen buffet libre.
-Pero no hablemos de la comida -dice Helen.
<<Mierda, va a ser inevitable>>. Mi intento de empezar una conversación sobre la comida no ha servido de nada.
-¿Tenías algún novio al que has roto el corazón al mudarte? -me pregunta mientras las dos se me quedan mirando fijamente a los ojos con curiosidad.
<<¿Novio? ¿eso se come?>>, me digo a mí misma.
La verdad es que no he tenido un novio en mi vida y tampoco es que lo quisiera. La clase de chicos de mi anterior instituto me quitaban las ganas de tener cualquier contacto con ellos. Además, todos estaban loquitos por mi 'enemiga' y a ella le encantaba ser el centro de atención, así que tan pronto como hubiera intentando algo con alguno se me habría tirado encima como una bestia en celo. Tengo casi 17 años y nunca me han besado, esa es la triste realidad.
-No -respondo.
Y antes de que digan algo continúo.
-Pero he tenido dos y al final acabé harta, me agobiaban demasiado, así que corté con ellos -digo temiendo que se den cuenta de que las estoy mintiendo otra vez.
-Tíos -dice Emma suspirando-, siempre igual, convierten los primeros días de la relación en los mejores de tu vida y después se transforman en otra persona.
En ese momento un grupo de chicos entran armando un jaleo enorme en el comedor y puedo ver que uno de ellos es Harry. Las chicas se giran al percatarse del barullo que están montando.
-Emma pasa de él -le dice Helen-, no merece la pena.
Vuelvo a sentir que no me entero de nada y entonces me atrevo a preguntarlas.
-¿Qué es lo que pasa? -digo con voz temblorosa por miedo a que les parezca mal que me entrometa.
-Verás -dice Helen.
Entonces Emma levanta la mano para hacerla callar y continua ella.
-Uno de esos chicos es mi ex -dice-, lo dejamos hace un par de semanas. No se qué narices le picó que se volvió un gilipollas, así que no tuve más remedio que cortar con él.
No quiero entrar en detalles, porque es un tema delicado y no quiero meter el dedo en la llaga.
-Lo siento -digo delicadamente.
-Ese chico no la merecía -dice Helen cogiendo de la mano a Emma.
-Gracias chicas.
-¿Cómo...cómo se llama él? -digo tartamudeando.
-Harry, se llama Harry -dice.
En el momento en el que pronuncia ese nombre, mis ojos se abren como platos.
No puede ser. De todos los chicos que había en ese grupo, unos siete u ocho, tenía que ser él. El irresistible ojazos verdes que me paraliza cada vez que me mira, el que tiene esa voz grave penetrante que recorre todo mi cuerpo erizándome el bello, el...el...el exnovio de la que puede llegar a ser una de mis mejores amigas en mi nuevo instituto <<¡Mierda!>>
-¿Por? -me interrumpe los pensamientos Emma-. ¿Le conoces?
-No, qué va -digo nerviosa.
-Mejor -dice cogiendo su bandeja y levantándose.
Acto seguido nos levantamos con ella y vamos a dejar la bandeja y a tirar los restos de comida a la basura. En el camino me atrevo a levantar la mirada hacia el grupo de chicos y veo a Harry, que parece hablar con un amigo mientras nos mira de reojo. Probablemente a mí ni siquiera me esté mirando.
-Lu, el viernes hay una fiesta en casa de Rick -dice Helen al salir del comedor.
-Sí, uno de los chicos del grupo de antes -dice Emma-, sus padres son los jefes de una empresa muy importante de automóviles y casi nunca están en casa.
-¡Será genial, su mansión es enorme! -alza la voz Helen mientras da un saltito- ¿vendrás verdad?
-Mmm...sí por supuesto -digo un poco insegura.
Nunca he estado en una fiesta, porque nunca nadie me ha invitado a una. No me mola ese rollo de emborracharse hasta no recordar ni tu nombre. Entonces pienso en que debo ponerme algo chulo, pero todo lo que tengo es cutre y friki como mis camisetas grabadas sobre libros y series.
-¡Estupendo! -dice Emma-, además igual encuentras algún chico que te guste.
-Si no lo he encontrado ya...
-¿Qué? -dice Helen que me ha oído murmurar lo que creía que estaba pensando.
-¡Oh, nada! -digo-. Es que me he dado cuenta de que aún no han trasladado todo lo de mi anterior casa y mis mejores modelitos están allí.
-No te preocupes Lu -me dice Emma-. Vente a mi casa el viernes por la tarde y te presto alguno de mis conjuntos.
-Vale, gracias -digo con alegría.
-No hay que darlas -me dice mientras me coge por el hombro-. ¿Para eso están las amigas no?
Realmente no quiero responder a esa pregunta porque de alguna manera siento que estoy traicionándola con mis pensamientos. Pero son solo eso, pensamientos, ¿verdad?.
Salimos del instituto y me despido de ellas con dos besos. Después me dirijo hacia la parada donde esta vez espero no equivocarme y llegar directa a casa.
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Cuando escuché tu voz
RomanceLu, una chica apasionada por el mundo de los libros y con un pasado solitario, se muda a una nueva ciudad al oeste de Inglaterra. Allí empieza desde cero, junto a sus nuevas amigas Emma y Helen, convencida de que esta es su oportunidad para encajar...