Florez conservadas

334 52 10
                                    

Han pasado algunos días desde aquel incidente, Joel sigue con su rutina de regalar flores a las personas que son importantes para él.

Pero ahora siempre le sobra una.

Y es que por inercia siempre arranca cinco flores de su jardín como lo ha hecho desde hace un año, pero ya no quiere darle la suya a Erick.

Aunque en un extraño giro, el acosador se volvió acosado.

Erick sigue insistiendo en sentarse con él en el almuerzo, al notar que el más alto ya no quiere sentarse con él en el autobús y prefiere ir de pie él ojiverde lo imita parándose y haciéndole compañía.

Y es que no pensó que fuera tan molesto tener a alguien detrás de ti todo el tiempo, aunque él siempre lo hacía después de todo.

Quería perdonarlo, de verdad que sí, sólo había probado sus besos un par de veces aunque fueron suficientes para enloquecerlo como una droga. Pero siempre había algo que lo molestaba.

Él menor le rogaba por su atención y por su perdón, pero eso solo era cuando estaban solos, notaba como es que volteaba a los lados asegurándose de que nadie los vea.

Y eso lo hacía enojar porque a Joel jamás le importó ser llamado raro por darle su regalo diario, no le importaban las miradas ni las burlas, es algo que su amado chico no estaba dispuesto a hacer por él.

Él rizado sube al autobús igual que todos los días, le da su respectiva flor blanca a la conductora y luego va a su asiento pero algo extraño sucedió.

Erick no está ahí.

Se sienta e intenta ocultar su preocupación, él ojiverde lo usó, solo fue por subir las notas, no merece su pensamiento.

Pero lo sigue pensando.

Le preocupa porque lo quiere, lo sigue queriendo a pesar de todo. Lo ama.

Estaba tan concentrado que ni siquiera notó cuando el transporte se detuvo llegando a la escuela, al darse cuenta bajó rápidamente con su mochila además de su característico ramo de flores, fue a humedecerlas un poco como lo hacía en las mañanas cuando se topó con dos personas que no había visto desde que se peleó con Erick, aunque ellos no han notado su presencia.

-¿Estás seguro?- le preguntó Richard a Chris.

-Su mamá me lo dijo, por eso hoy no vino, me siento mal por él, tengo que quedarme hasta tarde para ensayar la obra de teatro.

-Y yo tengo práctica- contestó el moreno- supongo que iremos mañana.

-¡Ah! Es el rizos- dijo Christopher refiriéndose a Joel cuando lo notó- no te había visto hace días, ya eras parte del grupo y desapareciste ¿Todo bien?

-Sí- contestó serio, ahora se da cuenta que ni siquiera le dijo a sus amigos lo que pasó, eso lo hizo sentir peor pero no puedo evitar preguntar- ¿Y Erick? No lo vi en el autobús.

-¿No lo sabes?- preguntó Richard sorprendido- bueno, igual eres su amigo así que deberías estar al tanto, resulta que el mareo de Erick, no fue algo tan casual.

-¿Qué?

-Tiene anemia, no es tan grave, parece que lo pudieron detectar a tiempo- respondió el castaño- pero hoy se sintió muy débil como para venir, Richard y yo tenemos pendientes hoy y no podemos ir a verlo.

-Pero ¿Tú podrías ir, no?- le pregunta Richard-por favor, queremos asegurarnos que esté bien.

-No lo sé...

-¡Anda! Por favor- pidió el mayor.

Al verse acorralado, Joel aceptó, o intenta convencerse de que fue por eso, porque la verdad es que vaya que le preocupa ese chico.

Al terminar las clases, él ojinegro va a casa de Erick recordando cómo llegar, sabe dónde baja exactamente.

Al estar frente a la puerta libera un suspiro porque está nervioso y enojado consigo por no poder resistir la preocupación.

Toca el timbre y espera nervioso después de escuchar un "voy", abre la puerta un hombre que recuerda, es el padre del ojiverde.

-¡Ah! Joel- nombra sorprendido el hombre.

-Buenas tardes señor, vine a ver a Erick, supe que está enfermo y quisiera saber si está bien- dice él rizado nervioso, el padre del menor le causa un conflicto interno y es que aunque nunca se ha portado mal con él, piensa que ha hecho comparaciones económicas entre su hijo y él.

-Claro, adelante- invita amablemente y el menor obedece nervioso- mi hijo está arriba, no es gran cosa pero es normal alarmarse, es la tercera puerta del pasillo, anda a verlo, estás en tu casa.

-Gracias, señor- agradece sincero y va a donde lo mandaron.

Fue una grata sorpresa notar que el padre de Erick no hace distinción alguna por su situación financiera, aunque eso no debería importarle ahora que no le interesa el chico.

O eso intenta, al menos.

Al llegar a la puerta, la golpea suavemente y entra al escuchar un "pase"

-Joel- nombra Erick sorprendido, está recostado aún en pijama pues está más cómodo así.

-Hola- saluda secamente y cierra la puerta tras de él- supe que estás enfermo, ¿Te sientes mejor?

-Me mareé en el desayuno, papá es un exagerado- informa avergonzado, no sabía que tendría visitas- no es que no me guste verte, porque me encanta pero ¿Por qué estás aquí? Creí que ya no me querías.

-No puedo olvidar al chico que tanto me gustaba desde que lo vi tan rápido- confiesa el mirando el suelo- pero, comprenderás que lo que pasó...

-Fui un idiota, Joel, pero jamás me acerqué a ti solo por la calificación- lo interrumpe- no dije eso porque seas "el raro" pero, eres hombre, yo también.

-No pareció importarte cuando me besaste.

-Cómo te dije, no me arrepiento de ese beso, fue el primero que he dado y sé que se lo di a la persona indicada- afirma muy seguro y al escuchar eso Joel levanta la vista del piso y lo mira sorprendido.

Fue su primer beso.

-Me gustas, Joel, pero tengo miedo, por eso dije eso.

-Por eso no quieres que te vean conmigo, solo tus amigos pero ni ellos sabían lo que sucedió entre nosotros ¿No?- preguntó molesto y él menor se quedó callado dándole la razón- yo estoy dispuesto a ofrecerte lo que tengo y solo esperaba lo mismo de tu parte.

-Es muy difícil para mí.

-Entiendo, mi intención no es hacerte sentir mal, pero me preocupaste, a pesar de todo.

Erick asiente, no piensa darse por vencido con el mayor pero no puede presionarlo, si él fue capaz de esperarlo por tanto, Erick hará lo mismo.

Joel voltea a un lado de la cama porque algo le llamó la atención, es un portarretratos que tiene una rosa seca dentro.

Pero ve que no es la única, hay un libro que parece un álbum de fotos sobre su escritorio que tiene una también, hay un recuadro detrás de la cama de Erick que tiene más flores enmarcadas.

El menor notó que Joel se dio cuenta y se siente muy avergonzado por el detalle que le presta.

-Son las flores que me has regalado- confiesa inseguro- no son solo las recientes, tengo la mayoría de las que me has dado desde que empezaste a hacerlo, por eso no quería que vieras mi habitación la primera vez que viniste.

-Creí, creí que las tiraste- dice sorprendido.

-Jamás lo haría- dice enojado- Joel, sé que me portaba distante contigo, pero jamás tiraría algo que me regalaras, las mantenía frescas lo más que podía, y luego las pongo a secar en libros para poder conservarlas, algunas las ocupo como separadores.

Él rizado sonríe al escuchar eso, Erick conserva todo lo que le ha dado, incluso antes de que se llevaran bien.

Joerick: El raro de las flores (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora