19.

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19.🔮

Isabella.🌪️

— ¿segura que no quieres ir? —pregunta Pablo mientras yo estoy comiendo cereal— bueno, si necesitas algo llámame. —deja un beso en mi frente y sale del departamento.

mi amigo iba a buscar un departamento más grande, era un poco extraño estar durmiendo juntos todos los días, aunque Pablo jamás intentaría faltarme el respeto, aún así se me hacía extraño, tal vez porque durante dos años dormí con el mismo chico. Estar pensando en eso me orillaba a sentirme mal.

pero igual pasó, es que no podía no extrañarlo, si estaba acostumbrada a estar todo el día y todos los días con él, Alfonso era mi sombra, es difícil el hecho de que ya no esté a mi lado, de alguna forma me hace sentir sola, no sabía como llevar este dolor, y este vacío, me sentía inútil. Mi mente no dejaba de tirarme recuerdos junto a él.

flashback.

"—¿ya me vas a decir qué tienes? —le pregunté al pelirrojo que llevaba una hora callado, raro en él.

—me da miedo decirte. —respondió.

—¿está todo bien Alfon? somos mejores amigos, no debes porqué tener miedo. —dije mientras ponía su mano sobre la suya.

—justo por eso me da miedo decirte Isa, es que, agh —dijo echando su cabeza hacia atrás, pero rápidamente retomó su postura, puso sus manos a los lados de mi rostro y me besó, sin avisar, sin algún aviso, simplemente lo hizo.

yo estaba flechada por el pelirrojo así que obviamente cedí, movía sus labios de una forma tan delicada, suaves y lentos, así eran sus besos, podría decir que cargados de amor, cuando nos separamos pegó nuestras frentes y dejó un besito en mi nariz.

—eso tenía —habló— ganas de besarte, ganas de estar contigo, y no solamente en un ámbito sexual, ganas de tomar tu mano siempre y acompañarte en cada momento de tu vida, ganas de que seas mi novia. 

—yo también tengo ganas de todo eso y más —respondí— tengo ganas de que seas tú quién siempre esté a mi lado, de ser yo quien te haga sonreír, porque luces muy tierno cuando lo haces, y sí, también tengo ganas de ser tu novia."

no quería seguir pensando más, tomé mis cosas y salí del departamento, sin conocer la ciudad tomé un taxi y pedí que me llevara al bar más cercano, el chófer me dejó justo enfrente, pagué la ruta y entré al lugar, fui directamente hasta la barra y empecé con la terrible costumbre que había tomado, beber hasta quedar inconsciente.

encontré un par de porros en mi cartera, pedí fuego a un chaval y le di mecha a ambos, dejando que los químicos entren en mí y me hagan pensar un poco menos, me parecía ver la silueta de Alfonso en medio de la gente, pero creía que era paranoia mía.

bebía un trago tras otro, escuchaba una voz en mi cabeza que decía "dale fuma más, inhala, recuerda que esas drogas te hacen olvidar más rápido, son tus amigas" y tal vez sí, eran las únicas que realmente me ayudaban a dejar de pensar en el dolor que estaba teniendo, y que nadie podría comprender jamás.

como si de una señal de la vida se tratara, en una esquina del antro vi a un chaval vendiéndole a otro, me acerqué para poder comprar algo que me saque de todo este dolor, al menos por un rato. Cuando caminaba tenía que tratar de no caer, me sentía mal, pero seguía pensando y eso era lo que menos necesitaba ahora mismo.

—necesito una bolista de esas —dije señalando la bolsa que sostenía el chaval.

—bueno preciosa, esto te podría salir de gratis, solo tienes que venir conmigo.—dijo, me hice un paso atrás, esto podría salir mal. Por un momento mis ojos vieron Alfonso detrás de este chaval.

—¿Alfonso? —dije, la verdad es que mi vista estaba borrosa, pero la silueta de Alfonso siempre la iba a distinguir.

—¿perdona? —exclamó el chaval.

—Alfonso, ¿estás con Alfonso? —pregunté señalando detrás de él. El chico me miró extrañado, se giró para ver si había alguien detrás de él.

—sí, sí,—dijo y se quedó pensando— ven vamos afuera para que se puedan ver, Alfonso es amigo mío. —tomó mi mano y me arrastró hasta las afueras del antro, podía ver la silueta de Alfonso caminando delante de nosotros, mientras yo solo esperaba poder llegar afuera y abrazarlo.

cuando salimos del antro, y logramos llegar a una esquina, en la que perfectamente podía verle, el chaval puso un paño en mi nariz, y sin mucho preámbulo mis luces se apagaron.










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perenne ; AlfonBTA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora