Capítulo 4: Taetae#1

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A lo largo de los años, Taehyung había cambiado en algunas cosas. Unas pequeñas, como su gusto hacia la ropa holgada y en tonos terrosos. Otras más grandes, como pasar de jamás beber ni un sorbo de alcohol, ni por compromiso, y en cambio, ahora disfrutar de una copa de vino, el olor y sabor que quedaba en su paladar. Algunas cosas habían cambiado, otras seguían intactas. Jimin y él eran los mejores amigos de toda la vida, almas gemelas, como les encantaba afirmar. Nada más, nada menos. Nunca traspasarían la barrera impuesta donde su amistad primaba sobre cualquier otro sentimiento; en ocasiones, las emociones y los sentimientos eran avasalladores, pero se cuidaba mucho de marcar una pequeña distancia emocional con Jimin para volver a reconstruirse.

—¿Tiene cara de estar pensando en Jimin o soy yo? —señaló Bogum sin apartar la mirada de su teléfono.

—La tiene —confirmó Seojoon, que se dio la molestia de apartar los mechones de cabello que le caían a Taehyung en la frente.

—¿Y qué cara es esa?

—De enamoradito, pues —respondió Minho, que regresaba de los aseos y había escuchado la última parte del intercambio. Taehyung rodó los ojos.

Si no fuera por ellos, que le servían como una especie de red de seguridad, no se imaginaba cómo habría podido sobrevivir el tema KookMin. Y es que la aparición de Jungkook como "novio de Jimin", lo estaba dañando en mil niveles, lo admitía. Ya antes Jimin había tenido relaciones, pero los meses seguían transcurriendo y no encontraba lo que siempre aparecía eventualmente en su amigo, cierto tedio y deseo de volver a su libertad. Era tal vez todo lo contrario, para su consternación y, al mismo tiempo, alegría. Porque quería que Jimin fuera feliz, que viviera un lindo noviazgo que le diese felicidad y plenitud.

No interesaba que doliera, ya que estaba enamorado de su mejor amigo desde que tenía memoria.

Su teléfono sonó y al leer el mensaje, una sonrisa curvó su boca.

—Apuesto lo que quieras a que es Jimin —rio Seojoon, moviendo sus palillos en el aire. Bogum, que también había empezado a comer de nuevo, negó con la cabeza.

—No apuesto contra lo evidente. Esa es su sonrisa "Jimin, marca registrada".

—Por eso nunca invito a Jimin cuando voy a encontrarme con ustedes —señaló Taehyung con el ceño fruncido—. No conocen el significado de "discreción".

—Bah, aquí no hay secretos.

—Así nos quieres —completó Bogum con una sonrisa.

—Aunque más quiere a Jimin —remarcó Minho, moviendo las cejas.

—Exacto, así que con su permiso, me retiro.

Hubo un par de abucheos, que cuando dijo que se encargaría de la cuenta, cambiaron a vítores. Se despidió de sus tres amigos con una sonrisa, pagó antes de salir del restaurante, y pronto estaba en el segundo sótano, en dirección a su recién adquirido Mercedes. Jimin le estaba "exigiendo" una noche de películas, clamando que se lo debía luego de no asistir a su apertura de temporada gracias a un viaje a Italia para una sesión de fotos. Podía justificarse, ya que el viaje había sido programado mucho antes que la presentación de Jimin, sin embargo, ¿con quién quejarse? Una "noche de películas" equivalía acomodarse en una amplia cama, con mantas y cobertores, varios almohadones, muy juntos, y comiendo snacks.

Cuando estacionó su auto al lado de la camioneta de Jungkook, esa pesadez sorda que tenía instalada en el pecho permanente, incrementó un poco. Exhaló hondo, debatiendo si marcharse o enfrentar que su noche con Jimin tendría un invitado. Apoyó su frente en el volante y quedó ahí hasta que dos golpes en el vidrio le hicieron levantar la vista.

Llamas gemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora