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El viento se colaba por la ventana de mi habitación, mis cabellos se mecían al compás de éste. Estaba en shock; mi móvil cayó al suelo.

—Hey, _____, he hecho macarrones para comer, sé que te—se paró en seco al ver que estaba mirando a un punto fijo.—¿qué te ha pasado?—Al ver que. o respondía, cogió mi móvil. Alcé la vista y hablé.

—É-él viene a por mí.—Vi como leía los mensajes que había puesto.

—¿Estás segura de qué es él?—Preguntó, aunque por su mirada pude ver que ya sabía la respuesta.

—Cuándo íbamos al instituto y me enviaba notas, él firmaba con ese nombre. Ha escapado y viene a por mí, Saeyoung. ¡Viene a por mí!—Grité.

—Tranquilízate.—Colocó sus manos sobre mis hombros y me miró fijamente, con una sonrisa.—Estoy aquí, ¿recuerdas? No estás sola.—Lo abracé mientras las lágrimas recorrían mis mejillas.

—Quiere matarme, Saeyoung...—Susurré.—Me quiere muerta, me odia.

—Es un imbécil que está mal de la cabeza, pero conmigo aquí no te hará nada.—Me acariciaba el pelo para calmarme.

—Creía que me quería, creía que me amaba... Estaba completamente ciega.—Me separé un poco de él y le miré fijamente a los ojos.—Estaba muy sola, todos me miraban raro y hablaban; todos y cada uno de ellos. Pero él, él me iluminó. Me hizo quererme a mí misma, pero sobretodo me hizo amarlo a él. ¡Mató a gente por mí! Y-y-y—tuve que pausar un momento, ya que comencé a hiperventilar a causa de que estaba llorando.—Y yo... Yo lo vi bonito. Tuve que denunciarlo, tuve que... No sé, me siento tan culpable... Me merezco esto, Saeyoung.—Un silencio se hizo presente en la habitación, hasta que un gran estruendo y unas ruidosas gotas de lluvia lo rompieron. Saeyoung se levantó para cerrar la ventana y luego volvió conmigo.

—No.—Dijo de brazos cruzados.—No te mereces esto y no, no es tu culpa. Tu situación era difícil, él cuidaba de ti cuando nadie más lo hacía. Puedo llegar a entender que te pareciera bonito el hecho de que mató a gente por ti, pero ahora lo ves todo con más claridad.—Se sentó a mi lado y pasó su mano por mi espalda, con una sonrisa.—Vamos a comer, ¿vale? Se te pasará, además, no te puedes saltar las comidas.—Sonreí y ambos nos levantamos para ir al comedor.

Aunque Saeyoung me había animado un poco y sabía que gracias a él mi estado mental y emocional estaban mejorando, sentía que algo malo iba a suceder.

Tenía un mal presentimiento.

H o p e l e s s »sevenxreaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora