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Harry:

Un simple agujero oscuro en el que no encuentras la salida.
Tu gran pesadilla es el pasado y tu mayor miedo es retroceder en el tiempo.
Dicen que una persona es como es a base de su infancia. Es en la niñez en la etapa en la que uno se forma y adquiere su propia perspectiva de la vida, los sentimientos florece por sí solos en el interior.
Era un ser frío, sin sentimientos, con comportamientos bruscos y violentos. Nadie me había enseñado a ser de otra forma y no había forma alguna de despertar algo en mi interior que ya se había apagado.

Pierdo la noción del tiempo y me encuentro a mí mismo sumerjido en mis propios pensamientos.
Cuando mi mente me trae a diario fuertes doleres de cabeza, me refujio en el tabaco y en mi moto, y simplemente desaparezco.

Salgo apresuradamente de mi casa, dando profundas caladas a mi pitillo dejando que la nicotina evada mi cuerpo. Me subo a mi moto y pongo el motor en marcha.

Algo llama mi atención, dos hombres me persiguen en sus motos. Los cascos me impiden ver los desconocidos rostros. Acelero y para mi suerte consigo despistarlos. Entro en una alejada cafetería, compro tabaco y sin intercambiar palabras con nadie me marcho.

El día transcurre envuelto en una usual rutina y ya es de noche cuando salgo del gimnasio.

Me encuentro caminando solo de vuelta a casa e instantaneamente me arrepiento de no haber traido mi moto.

El fuerte sonido de unas motos acercándose llama mi atención.
Dos hombres se estacionan a mi lado, intentan provocarme, pero no les presto ningún tipo de atención.
Uno de ellos se acerca a mí y recibo un fuerte golpe de su parte. Me caigo bruscamente al suelo y lleno de rabia me levanto para deferndeme.
A pesar de proporcionarles numerosos golpes, son ellos los que me superan y recibo yo la mayor parte del daño.
Golpe tras golpe mis fuerzas se van consumiendo, mi cuerpo no resiste y las piernas comienzan a fallarme.

Justo cuando creo que todo ha acabado uno de los hombres saca una nabaja y proporcionando profundos cortes a lo largo de mi cuerpo se marchan dejándome tirado en pleno anochecer.

Unas casi inaudibles voces manifestándose a base de susurros me sorprenden. Mis párpados adquieren vida propia y lentamente se abren.
Una desconocida mujer con una notable preocupación proyectada en su cara me sorprende.
Apresuradamente, sin decir nada sale de la habitación y momentos seguidos unas enfermeras entran en la estancia.

Intento hablar, pero una de ellas se adelanta:

-Se encuentra bien?

Dudoso asiento.
A continuación pregunto:

-Cómo he acabado aquí?

La joven muejer con la que me encontraba solo al principio sale rapidamente sin decir nada.

Ignorando los actos, una enfermera responde:

-Esa mujer lo ha encontrado a altas horas de la madrugado inconsciente en la calle. Si no fuera por ella se habría desangrado. Está vivo, literalmente, gracias a ella.

Inseguro de lo que responder decido guardar silencio.

En contra de mi voluntad vuelvo a caer en un profundo sueño.

| Elizabeth Bones |

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