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Harry:

Cuando me despierto las enfermeras me comunican que ya puedo abandonar el hospital y me recomiendan que tome reposo.

En mi cabeza sigue presente la extraña mujer que por causas desconocidas había decidido salvarme.

Su rostro se había quedado grabado en mi mente a la perfección como si lo hubiera estudiado detenidamente.

No estaba acostumbrado a que la gente me ayudara y no solía hacer nada por nadie. Era por eso que deseaba encontrarla de nuevo, agradecerle sus acciones, quedar en paz con ella y olvidarla.

___

Había pasado una semana tranquila y como me recomendaran en el hospital, en reposo.
Me había ausentado en el gimnasio ya que, claramente no estaba en condiciones.

Estaba decepcionado y al mismo tiempo acostumbrado, nadie se preocupara por mí, nadie se preguntara por mi estado, pero no debían impedirme seguir a delante.La soledad era como de costumbre mi única compañía y estaba destinada a serlo por el resto de mi existencia.

Unos desesperados golpes procedentes de la puerta principal me distraen y me impulsan a la entrada de mi apartamento.
Cuando giro el pomo de mi puerta cada partícula viva de mi imponente embergadura se congela y me arrepiento de haberlo hecho. Mi cuerpo no reacciona y presiento que mis ojos se van a salir de mis órbitas. Mis labios están sellados formando una fina línea e impiden que prouncie una mísera palabra. Mi rostro pierde su expresión y la frialdad lo invade.

Todos los días de mi vida concieciándome a mí mismo de que este día llegaría, de que tal vez ella regresaría intentando convencerme de su arrepentimiento, haciéndome sentir vulnerable.

Tras varios años ella reaparece y mi pasado amenaza con reiniciarse.

El amor que algún día había sentido por aquella mujer se había desvanecido instantaneamente en el momento en el que la verdad me golpeó de lleno años atrás.
El cariño se había transformado en odio y el rencor guardado durante años se estaba precipitando.

Ella da la iniciativa de empezar una indeseada conversación por mi parte:

-Hola, puedo pasar?

Niego bruscamente con mi cabeza. Creo que es capaz de captar mi indirecta; no quiero saber nada de ella.

-Harry...-pronuncia intentando sonar indefensa.

La interrumpo. Impido que continúe hablando:

- Aléjate de mí Karl! Si no quieres que te eche a patadas, lárgate!- con violencia presente en mis palabras

Ella luce sorprendida, pero no muestra resentimiento.

Cierro la puerta brutalmente dejándola con la palabra en la boca.

Mi respiración es desesperada, mis pulsaciones aumentan y mi corazón bombea sangre descontroladamente.

Cuando consigo relajarme me maldigo a mí mismo por dejar que todo esto me afecte tanto. No consigo restarle importancia y acaba dañándome en contra de mi voluntad.

Cuando todo mi pasado acabe por derrumbarme y todas mis cicatrices se conviertan en incurables será cuando todo en mi interior finalice desvaneciéndose.

| Elizabeth Bones |

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