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Emma abría los ojos a la par que su despertador sonaba con la poca luz que entraba a su habitación. Amanecía un día nuevo en Los Santos, Emma miro su movil viendo un par de mensajes de su madre y de su amiga. Bostezó mientras se levantaba de la cama, subió la persiana de su habitación dejando la habitación iluminada por completo de luz natural. Volvió a bostezar y salió hacia afuera. Su pequeño apartamento aun estaba a oscuras, así que se dirigió a las ventanas para dejar que la luz entrará por toda la casa. Se dirigió a la parte de la cocina donde empezó a hacerse dos tostadas y puso a calentar café. Mientras tanto su siguiente trayecto fue la ducha.

Emma se enrolló una toalla por su cuerpo cuando terminó de ducharse y se dirigió hacia la cocina nuevamente. Saco sus tostadas y terminó con el café, se sentó en la isla que separaba el salón de la cocina. Su casa era pequeña pero solo vivía ella, le resultaba tremendamente acogedora, blanca con tonos rosas. Cogió su movil y mientras desayunaba ojeó Twitter por encima. Se vio interrumpida cuando el timbre de su casa sonó, no se acordó de que iba envuelta en una toalla y sé dispuso a abrir la puerta.

¿Que queréis?— sonrió brevemente y preguntó cuando vio a sus dos mejores amigos en la puerta.

Pues nada, que hemos venido a por ti para llevarte a comisaría— Horacio respondió echándola hacia un lado suavemente y pasando a la casa seguido por Gustabo

Si es que nos da miedo que vayas sola— dijo Gustabo sentándose en un taburete y mordiendo la tostada que le quedaba a Emma

Esa tostada me la pensaba comer yo— dijo Emma con una ceja arqueada

Pues ya no— río Horacio y choco su mano con Gustabo

¿A que hora entráis en servicio?— preguntó Emma dirigiéndose a su habitación, su apartamento era tan pequeño que todo se escuchaba en todos lados

Enseguida—respondió Gustabo, se le escuchaba masticar la tostada— y como tu entras a las ocho y media a trabajar

Mientras Emma se vestía, escuchaba como sus amigos hacían tonterías y se reían sin parar

Oye Emma— dijo Horacio captando la atención de Emma, quien desde la habitación soltó un 'dime' dando paso a la pregunta de Horacio— ¿Alguna vez el superintendente ha ido a tu consulta?

Nunca ¿porque?— pregunto Emma mientras se miraba al espejo y abrochaba su falda, se miró al espejo y vio como iba de sencilla

Hombre no se— dijo Gustabo— eres la psicóloga de comisaría, estas ahí para todos los agentes y los presos que lo necesiten

Aunque hubiese ido no podría deciros nada— Emma casi que gritó pues ahora se encontraba en el baño maquillándose levemente— Pero no ha ido— concluyo Emma

Y tu así, a voz de pronto, ¿porque crees que tiene tanta mala leche?— pregunto Horacio

Emma se quedo callada viendo como su maquillaje estaba mas que acabado. Salió hacia su habitación y se miro por última vez al espejo, miro como su falda vaquera resaltaba sus curvas y un jersey de cuello vuelto negro se ajustaba a su cintura. Se paso un mechón de pelo moreno hacía delante, y se ajusto la botas altas negras hasta la rodilla. Se perfumó y salió hacia la cocina donde sus amigos aún seguían esperando una respuesta, ella al ver sus caras suspiró y sonrió de medio lado.

No lo se — respondió Emma recogiendo la taza de café y el plato de las tostadas, realmente no lo sabía pues Conway nunca había pasado por consulta a pesar de que estuvieran juntos los despachos. Ella apenas había dirigido 10 palabras con el.

Hombre eres psicóloga, ¿no sabes hacer estudio de mente con tan solo mirarlo a los ojos? — pregunto Horacio haciendo que Emma se girara a mirarlo apuntó de estallar a carcajadas

Olor a vainilla [Jack Conway]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora