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Dos semanas que habían pasado con una velocidad extrema o al menos eso le parecía a Emma, quién había pasado estas dos semanas con Conway. Según Gustabo y Horacio desde fuera se les veía como una pareja que ya llevaba años juntos pero lo cierto era que aún ni se habían besado. Gustabo y Horacio por fin podían volver a su apartamento y salir de la casa de Conway quien los había cuidado como mejor había podido a pesar de querer matarlos en algunos momentos.

Emma se inclinó hacía delante en su mesa y cogió su té de máquina, el cual estaba posado sobre su mesa de trabajo. Le dio un sorbo al té y suspiró, hoy había sido un día intenso de pacientes. No había tenido tiempo ni para comer pues tuvo una emergencia con un preso en la federal que amenazaba con suicidarse, eso era sin duda lo que mas la cansaba. Sentía una presión enorme en su pecho cuando trataba de lidiar con gente así. Miro la ventana de su despacho para ver que ya atardecía, después observo las flores que se encontraban en una mesa de cristal, habían muerto. Suspiró y se levantó para tirarlas a la basura.

Se asomó a la puerta y ni rastro de nadie, era como si la comisaría fuese solo para ella. Abrió la puerta de Conway la cual se encontraba a medio cerrar estando esta vacía. Se encogió de hombros y volvió a su despacho para asomarse a la ventana, dónde vio algunas personas hablar tranquilamente. Hacía tiempo que no veía Los Santos tan tranquilos. Se sintió observada por alguien y miró hacia la puerta encontrándose con Marc.

Hola Marc— respondió Emma separándose de la ventana— ¿Que te trae por aquí? ¿Necesitas terapia?

No— respondió Marc con media sonrisa— Venía a saber por que no me has llamado

Emma ligeramente abrió sus labios para después morderse el labio sin saber que palabras decir exactamente.

Marc...— Emma intentó comenzar hablar

¿Que pasa? ¿No te gusto?— preguntó Marc acercándose a Emma 

Marc yo estoy con otra persona— respondió Emma, era mentira, a ella le gustaba el superintendente pero no eran nada

¿Con quien?— preguntó Marc acercándose más aún a Emma— Yo te puedo hacer más feliz

Las manos de Marc se posicionaron sobre los brazos de Emma quién empezó a tener miedo. Emma intentó separarse pero Marc apretó sus manos haciendo que ella no pudiese moverse del sitio.

Suéltame Marc por favor — la voz temblorosa de Emma fue lo único que se escucho en aquella habitación

Dime quien es tu novio— preguntó Marc haciendo que Emma girara los ojos intentando que no se le escapasen las lagrimas

Estamos en comisaría Marc— pidió Emma— Solo tengo que gritar y te meterán a la cárcel

¿Eso vas a hacerme?— preguntó haciéndose la víctima— si yo solo quiero hablar

Suéltame por favor y hablamos otro día— pidió Emma aguantando las lágrimas

Marc se lo pensó unos segundos para después soltarla y salir por el despacho. A Emma se le cayó una lágrima y suspiró cogiendo su bolso y saliendo de su despacho tras cerrar la puerta con llave. Comenzó a bajar las escaleras temblorosa y en silencio. Cuando llegó a la parte de abajo, se encontró con Volkov , Greco y algunos policías alumnos que estaban tramitando denuncias. Volkov y Greco sé miraron extrañados al ver que Emma no se había despedido, era algo no habitual en ella. Siempre salía con una sonrisa y se despedía de hasta los civiles que se encontraban tramitando denuncias. En la ciudad, Emma era muy conocida, no pasaba desapercibida, además de su extravagante belleza era una persona que ayudaba a todo el mundo y no tenía maldad. Por eso mismo, la comisaría se congeló cuando Emma salió con la mirada avergonzada y casi corriendo.

¡Emma!— Emma se asustó al notar la mano de Greco en el hombro en su intento de frenarla— Tranquila, soy yo ¿que ha pasado?

Nada — Emma intentó recomponerse e hizo un intento de sonrisa que mas que sonrisa fue una mueca — Esta todo bien Greco, no te preocupes

¿Segura?— preguntó Greco y Emma asintió con una sonrisa para después darle un beso en la mejilla.

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¿Donde has estado hoy? Emma le envió el mensaje a Conway y dejó su movil en la isla de la cocina, pensó en si cenar o no pero después de los acontecimientos sucedidos anteriormente prefirió no cenar porque se le había cerrado el estómago. Si dirigió al mueble de salón para coger el papel de reproducción asistida. Suspiró volviéndolo a leer ¿a quien le pediría el favor?

Emma tenía muchas ganas de ser madre, solo tenía 28 años, pero ella quería ser madre ya. Al no tener pareja estable pidió información a la clínica de reproducción asistida de Los Santos, pero necesitaba un donante. Volvió a dejar el papel en el mueble y se fue a la cama, donde no pudo dormir en toda la noche.

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Emma se despertó repentinamente a causa de una pesadilla, se sentó en la cama aún con la respiración agitada y cogió su movil para ver la hora. Ya eran las siete de la mañana por lo que se iba a quedar levantada. No había pegado ojo en toda la noche, se sintió a alerta todo el tiempo. Se levantó para dirigirse a la cocina y hacerse un café mientras la luz ya entraba por la ventana. Se puso la tele para escuchar a gente de fondo pues sintió que ese silencio la abrumaba y le causaba miedo. Se sentó con su café en el sofá y se puso a ver la tele. Cogió su móvil para ver una respuesta de Conway al mensaje de anoche: 'Estuve ocupado con temas importantes, hoy te veo en comisaría nena' . Emma sonrió al leer el mensaje y se levantó hacia la cocina para dejar la taza de café en su sitio.

Se metió a la ducha, para después arreglarse de manera sencilla pero elegante. Hoy era viernes y a Emma le encantaban los viernes pues había establecido una rutina con Conway, con quien se iba a comer todos los viernes. Sonrió al verse en el espejo y salió hacia el salón-cocina para meter su móvil en su bolso. Cuando bajó al portal se encontró con sus dos amigos esperándola.

Buenos días chicos— saludó Emma feliz

Serán para ti— respondió Horacio de mala gana haciendo que Emma frunciera el ceño mientras se subía al Audi amarillo de sus amigos— No me acordaba como roncaba Gustabo, en casa del abuelo ni lo escuchaba

¿Pero que estas hablando?— pregunto Gustabo mientras arrancaba el coche. Emma observaba a sus dos amigos desde el asiento trasero con una sonrisa — Si el único que ronca eres tu

Olor a vainilla [Jack Conway]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora