Querido Aiden:
Ya pasaron tres semanas desde que dejé de asistir a clases. Me vino a visitar mi amiga la primera semana. Ayer viniste tú. Fui muy fría contigo, solo te daba respuestas vagas. Me abrazaste, muy fuerte, dijiste que me extrañabas y que me querías mucho. Depositaste un beso en mi frente y te marchaste. Tenía, tengo el corazón malditamente roto y es tu culpa, por eso te odio. Te odio y te amo tanto, Aiden.