Capítulo 10

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Estaba volviéndome loco no terminaba de procesar la noticia que Alessa me había dado. Esperaba todo absolutamente todo de ella, menos el quedar embarazada y casarse conmigo. No tenía muchos amigos cuerdos acá en Londres y la verdad en ninguno confiaba, así que el único que podría ayudarme en estos momentos era mi padre, él era sabio y supo lidiar todo este tiempo conmigo.

Basto con tres minutos e conversación para que mi padre tomara el primer vuelo y luego de unas horas estar en el apartamento.

— ¿No sé qué pensar Lucas, creí que eras un poco responsable en ese ámbito de tu vida?— hablaba mi padre sentado frente a mí.

—Yo también— susurre.

—Ahora lo importante es que piensas hacer con el bebé y con Alessa.

—Ese es el problema, yo me haré responsable de todo lo que tenga que ver con el bebé, pero ni loco me casaría con ella.

— Es la madre de tu hijo.

—Lo sé pero está loca. No sé en qué estaba pensando cuando me metí con ella.

—Es muy tarde para lamentarse, ahora solo te queda hacerte cargo.

—Lo haré, solo espero que ella lo entienda.

—Lo que sea que decidas, sabes que siempre te apoyaré.— Fue imposible no darle un abrazo a ese hombre, literalmente la había cagado embarazando a una loca y el no me juzgaba al contrario me apoyaba. Disfrute mucho el abrazo ya que hacia bastante tiempo no lo veía y aún menos lo abrazaba desde el día que descubrí la horrible verdad.

— ¿Qué tal si cenamos en tu restaurante favorito, así me cuentas sobre cómo vas en tus clases?— esta vez fue papá quien hablo. La verdad el ir a comer me parecía genial ya que hacía casi doce horas que no comía debido a la noticia de la querida Alessa, además creo continuaría decepcionándolo más.

— Te acepto la comida, pero evitaremos tocar el tema de las clases, al menos luego del postre.

— ¿Tan mal están las cosas?

— Papá, por favor...

— Solo porque me has llamado papá, dejaremos de ultimo el tema. — una sensación de felicidad me recorrió el cuerpo y sin rechistar fui por un abrigo y nos dirigimos al restaurante de siempre. Tomamos asiento en la mesa que la anfitriona nos indicó y de inmediato ordenamos nuestra cena. Mientras papá hablaba por teléfono con mi madre, me detuve unos instantes para verlo. Lo notaba más cansado que otras veces, su cabello tenía más canas y cuando sonreía por alguna tontería que mamá seguramente le decía por teléfono se le marcaban sus arrugas, además del peso que obviamente había perdido. Estar con papá me hacía sentir seguro y protegido, era como si el tiempo no hubiera pasado jamás y logre sentirme como aquel niño feliz que fui.

— Tu madre te envía abrazos, deberías llamar más seguido.

— No creo que me extrañen tanto.

—Más delo que te puedas imaginar.

—¿Hay problemas en las empresas?

—No que yo sepa— espeto sonriendo.

—Te veo de muy mal semblante por eso preguntaba.

—Perdona galán— continuo riendo— no todos tenemos veinte años como tú, además estas canas que tengo no son gratis, tus hermanos y tu han hecho un buen trabajo.

— No me des todo el crédito, apuesto que Meghan te dará muchas canas más al igual que Josh cuando entre a la preparatoria.

—Ya lo veremos. ¿Te gustaría saber de Anielka?

—No— fue una tajante respuesta, no me apetecía hablar de ella y ahora menos. Confirmaría lo que siempre dijo "eres un imbécil irresponsable" ¡Demonios! Hasta podía escucharla, para dar por cerrado el tema y que papá no siguiera decidí atacarlo— además aun respondes mi pregunta.

—Solo son achaques de la edad, pero estoy bien. Ahora ya deja de hablar y comamos— No quedo convencido del todo pues sabía que me estaba ocultando algo, que no hablaba con la verdad por no preocuparme. Cuan pronto terminamos la cena, nos levantamos y dimos un paseo por la ciudad ya que de noche era más llamativa, viva y a papá le encantaba. Sin embargo esta vez la caminata duro poco, se excusó diciendo que estaba muy cansado debido al vuelo y al cambio de horario. Esa era otra señal que mi padre no se sentía del todo bien. Nos despedimos y antes de marcharse al apartamento dijo:

— Lucas, debes mejorar las notas o perderás este semestre otra vez— sus palabras me dejaron atónito sin duda papá siempre estaba al pendiente de mí. Hice caso omiso a lo que dijo y me marché al bar de siempre para beber y olvidar un poco.

¿Poco?

Bueno algunas veces bebía demás, pero trataría de no hacerlo ya que papá se encontraba en la ciudad.

Una melena cobriza se extendía por todo mi torso, lo peor no recordaba quién demonios era. Un insoportable dolor de cabeza amenazaba con enloquecerme y la chica cuyo nombre obviamente no recordaba, comenzaba a despertase. ¡Que estúpido!

Traté de zafarme de su agarre como pude pero no funciono, al contrario ella despertó, creí que iba a hacer la típica escena de la chica queme abraza al despertar y luego quiere que desayunemos juntos, pero para mi sorpresa no fue así. Se sentó en la cama, y debo decir que estaba preciosa. Su melena cobriza brillaba, tenía pecas en sus hombros y un tatuaje en la parte baja de la espalda, por unos instantes me sentí tentado a tocar tan tentador tatuaje pero ella fue más rápida levantándose de la cama pero lo que me dejó pasmado fue lo siguiente:

— Debes de preguntarte ¿Qué hago en tu cama? Bien, nos conocimos en el bar que está cerca de la universidad, bebimos muchísimo y me invitaste a tu cama. No te preocupes por tu padre, nos vio llegar juntos.— ¡Dios! Mi padre me va a matar.

—¿Bromas verdad?— cuestione rogándole al cielo fuera una mentira.

— Samuel Vandergirl, cincuenta años aproximadamente, atractivo y con pijama azul.

—¡No!

— ¡Sí! cariño, por si no lo recordabas soy Idania. — dijo saliendo de mi habitación.

¿En qué momento se cambió? Mi mañana no podría empeorar o ¿si?

—Lucas— dijo mi padre del otro lado de la puerta— Alessa te esta esperando.

Me enamoré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora