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Había veces en las que Rubius y Willy iban a la casa de Vegetta al mismo tiempo armando una pelea de nunca acabar haciendo molestar mucho al oji-violeta por lo que en situaciones como esta mandaban a los dos a una mina que tenía guardada pues ahí había muchos materiales como hierro, oro, lapislázuli y un poco de diamante.

Rubius y Willy caminaban a una distancia considerable ya que no querían estar cerca uno del otro pues ¿quién le gustaría estar cerca de su rival de amor? Pues estos chicos no.

—No se porque tenías que llegar Rubius, tenía planeado todo para hoy.

—¿Qué me estas contando? ¡Yo tenía planeado todo para Vegetta!

Sin pensarlo ya estaban demasiado cerca uno del otro, casi dispuestos a darse un beso pero eso no pasará, por ahora.

Cuando menos se lo esperaban ya estaban en aquella cueva llena de antorchas si que estaba demasiado lejos de la casa de Vegetta. Al parecer si se quería librar de ellos por unas buenas horas ya que los había mandado por mucha piedra al igual que otros minerales entre ellos el famoso diamante. Pero si Vegetta ya tenía mazo de eso ¿por qué más?

Bueno la respuesta es simple y es porque así ese par estaría bastante ocupados y nuestro Vegetta podría terminar de construir su casa.

—Baja tu primero.

—¡Coño, no! ¿Por qué no bajas tu Willy?

—¡¿Por qué no-—no pudo terminar su frase ya que al voltear a ver a Rubius noto como las orejas de este se movían de una forma bastante adorable—.

Estaba bastante hipnotizado por el movimiento de las orejas de su compañero de minería que sin persalo movió su mano para así tocar con bastante delicadeza aquella linda oreja de oso. Mientras tanto Rubén sentía como acariciaba su oreja de una forma amable por lo que sus mejillas se pusieron de color carmesí al igual que cerraba sus ojos.

—Wi-willy no hagas eso.

—¿Por qué no? Son adorables.

—S-si pero si lo haces, Ahg~—el gemido que salió de su boca hizo que Willy detuviera lo que estaba haciendo quedando los dos impactados por lo que acababa de pasar—Nunca hablaremos de esto.

—Jamás—los dos asintieron con la cabeza sonrojados para entrar a la mina bajando las escaleras—.

Ahora el ambiente se puso bastante incómodo para los dos pero lo que no sabían era que ambos tenían los mismos pensamientos por suerte dejaron eso de lado al ver que por fin habían llegado al final de las escaleras para ahora si comenzar a minar un poco.

—Yo por la izquierda y tu por la derecha—declaró Willy antes de irse lo más rápido posible hacía la izquierda—.

—De acuerdo—apenas lo dijo cuando se escontraba sólo, sin darle más vueltas al asunto se fue por su lado comenzando a picar la piedra—.

Rubén ya había olvidado lo que pasó hace unas cuantas horas pero en cambio Guillermo no podía sacarse esa linda cara y dulce gemido de su cabeza, le pareció excitante ¡¿Como podia pensar así de su rival de amor?!

Dejo de picar para mirar discretamente a donde se encontraba el oso quien también había parado quitándose el sudor de la frente con la manga de su sudadera, Willy vio las orejas del contrario viendo como aún se movían haciendo que quiera tocarlas otra vez, volver a escuchar una vez más ese gemido causado por él.

Rubius sintió la mirada de Willy por lo que volteo a verlo pero antes de que pudieran chocar miradas el de gorra verde ya había vuelto a picar con la cara bastante roja por sus pensamientos.

¡¿En qué estoy pensando?! Esto no debería ser así, se supone que yo lo odio—un fuerte latido lo hizo volver a detenerse pensado bien en sus palabras—¿De verdad odio a Rubius?

—Willy mira, ¡Encontre diamantes!—se acercó con las manos llenas de unos cuantos diamantes—Podemos decirle a Vegetta que no encontramos nada y quedarnos con estos, aún somos compañeros de la hermandad oscura.

Willy miró los diamantes, era tan sólo cuatro pero se podía ver felicidad e ilusión en la cara de su hermano oscuro ya que también Fargan les hizo firmar un juramento y se trataba de no traicionarse entre ellos por la aprobación de Vegetta y hasta ahora ambos lo estaban cumpliendo. Volviendo con los diamante Guillermo sonrió de manera tierna a Rubius.

—Si, podemos quedarnos con los diamantes.

—600 IQ tio—le entregó dos de sus diamantes—.

Willy aprovecho para poder sentir las manos de Doblas pero ¿por qué lo hacía? Su corazón late fuerte al igual que lo hace con Vegetta, no, incluso más fuerte haciendo que ahora si le doliera el pecho. Un nuevo sentimiento que jamás pensó que llegaría a sentir por Rubén estaba floreciendo en su interior.

—Gracias Rubius—guardo los diamantes en su mochila que tenía en el inventario, al ver que Rubius hizo lo mismo se acercó a él—Rubén.

El mencionado sintió cómo un escalofrío recorrió toda su espalda al escuchar como Willy le decía su nombre con un tono de voz bastante erotico.

—¿Qué pasa hombre?

Sin recibir respuesta Willy se lanzó contra Rubius arriconandolo a una pared para que con una de sus manos tocara las suaves orejas de oso que tenía su compañero escuchando como Doblas intentaba callar sus gemidos mordiéndose el labio inferior.

—No te calles, vamos dejame oírte—algo no estaba bien, iba muy rápido demasiado para ser exactos pero eso mismo no importa pues acercó sus labios al blanco cuello de Rubius comenzando a besarlo—.

¿Qué le pasaba a Guillermo? ¿Por qué de repente está actuando de esa forma? Si hace unas horas se venían peleando sobre quién le daría más material a Vegetta. A fallos intentos Rubén no pudo callar más abriendo la boca y así soltar todo lo que estaba callando.

—Ahg~ Wi-willy ahg~—sintió como la rodilla de Guillermo se puso en su entrepierna comenzado a frotarla sacándole más gemidos a Rubius—.

Esto hubiera pasado a mayores si una tercera vos a las afueras de la cueva no hubiera interrumpido.

—¡¿Por qué tardais tanto cabezones?!—un enojado Vegetta aparece—.

Willy rápidamente se separó de Rubén viendo como se encontraba tan sumiso ¿él lo había provocado? ¿Por qué le gusta tanto verlo así? Muchas preguntas rondaban por su cabeza ¿tan tarde era para que Vegetta viniera por ellos?

—Bueno ¿me vais a contestar o no?—la paciencia del oji-violeta estaba por agotarse—.

Guillermo fue el primero en salir de la cueva, Rubén aún tenía que calmarse de todo lo que había pasado sin darse cuenta de que ahora tenía una marca en su cuello y no hecha por Vegetta. Se dispuso a salir de la cueva ya con la mente en blanco.

Pero Samuel noto el cuello rojo de Doblas por lo que varias teorías le llegaron a la cabeza ¿Acaso ellos dos tuvieron algo? Negó varias veces con la cabeza para ponser a caminar en medio de Willy y Rubius.

Nah, ellos se odian jamás podían sentir algo el uno por el otro.

💚 Rubirex 💚 ~Dos es mejor que tres~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora