TWENTY SIX

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El entierro fué de lo más doloroso, su padre mostró una faceta muy distinta a la que solía mostrar todos los días, se quebró por completo al ver a su esposa dentro de un ataúd, su alma gemela ya no estaba y se reprochó tanto por no aver demostrado todo el amor que quiso demostrarle cuando estuvo viva. Lloró cuando el ataúd comenzó a descender hacía la tierra, no la quería soltar ¿Cómo podría vivir sin ella? No podría, sin su esposa a su lado no sabría ser felíz, no le encontraría sentido... pero luego vió a sus hijos, quienes igual lloraban la muerte de su madre, su pequeño Jimin con una rosa blanca abrazando a su hermano Jiwon, ambos llorando.

Entonces lo pensó, sí tenía porque vivir, sus hijos aún estaban ahí, ellos estaban resistiendo como unos campeones, debía vivir por ellos y demostrarle al mundo que sí saldría adelante a lado de su esposa, aún cuando ella no estuviera presente físicamente, tendría el apoyo de su esposa, él lo sabía.

Con el tiempo toda la familia comenzó a tener una vida normal o eso tratarón de aparentar, su padre cada día se daba fuerzas para continuar y no caer frente a sus hijos, sus hijos tratarón igual de que todo volviera a la normalidad, Jiwon continuó con su carrera de arquitectura, al igual que Jimin, quien no paraba de tener pedidos en la pastelería, Jimin agradecía tener esas distracciones porque le impedían pensar en su madre.

Por otro lado su amigos siempre trataba de animarlo sacandole sonrisas en el trabajo, siempre haciendo chistes o imitando a algún cliente, no soportaba ver triste a su pequeño jefe. Aún en los peores momentos Jooheon estaba para él, algo que agradecía un montón porque no mucha gente podía soportar sus cambios de humor por todo lo que estaba pasando.

Entonces una noche Jooheon invitó a una reunión a Jimin, le dejó en claro que no habría bebidas de por medio, era una reunión de viejos amigos para ponerse al corriente de sus vidas, al inicio Jimin se negó argumentando que prefería quedarse en casa a leer algún libro o ver alguna serie, al final accedió en ir a la reunión con la condición de regresar temprano a casa.

....

Muchos de los amigos y compañeros de Jooheon eran unos patanes, al entrar a la reunión Jimin pudo sentir como todos los idiotas clavaban sus ojos en ciertas partes de su cuerpo, por supuesto no se sintió para nada cómodo, quiso salir en ese instante del lugar, pero prefirió callar cuando vió a su amigo charlando muy animado con algún conocido. Tomó asiento frente a un tipo que no dejaba de escanearlo de pies a cabeza y luego vió como se dirigía a su asiento sentandosé a lado.

- Ese pantalón te queda de maravilla... - Habló el tipo, fumando un cigarro - pero opino que te vería mejor sin ella.

- No estoy interesado, así que largo.

- Puedo hacer que cambies de opinión dulzura - el tipo se acercó, tan cerca del rostro de Jimin.

- No me jodas, no estoy de humor para soportar a un idiota como tú - Dispuesto a levantarse finalizó su charla - con permiso.

Ni bien abandonó el asiento el idiota lo tomó muy fuerte del brazo lastimandolo con el agarre.

- Nadie me rechaza pequeña mierda - con la mano libre lo tomó de la nuca - Esto va a gustarte...

Sintió un terrible asco cuando ese tipo besó sus labios, el sabor del alcohol y el cigarro no eran una buena conbinación, sintió un mordisco en su labio y rapidamente apartó al tipo de una patada en la entrepierna.

Todos estaban observandolo, incluso Jooheon que lo miraba entre asustado y enojado, no tuvo ni tiempo de disculparse con los demás y salió del lugar rumbo a su hogar.

Caminó lo más rápido que pudo saliendo del lugar, escuchando murmullos entre los invitados y cuando ya estuvo fuera buscó una parada de autobuses para llegar lo más pronto a casa.

- ¡Jimin! - Sabía quien era, no quería discutir con nadie y siguió avanzando - ¡Espera!

- ¡No quiero hablar contigo! - volteó por fin al darse cuenta que estaba en frente de él.

- Lo siento... me contarón que sucedió con el idiota que trató de propasarse contigo - tomó las manos de Jimin - Juro que le dí unos buenos golpes apenas me enteré, creo que lo dejé inconciente.

- Siento arruinar tu reunión - lo miró a los ojos - dijiste que no habría alcohol... ese tipo olía a licor barato.

- Nose como entró, me dijerón que no estaba invitado... y yo lo siento, no debí dejarte solo.

- Tranquilo, ya pasó.

- Pero sigo enojado ¿Quién se cree para propasarse de esa forma? Además te dejó el labio partido - hizo un lindo puchero.

- Ok Ok, si quieres hacer algo bueno llevame a casa, quiero parar este sangrado.

- Entonces en marcha.

Ambos se dirigierón a casa de Jooheon para desinfectar y curar el labio de Jimin.

Tomarón asiento en el sofá de la sala, uno a lado del otro, con el botiquin de primeros auxilios sobre las piernas de Jimin para empezar con el algodón y con agua oxigenada, Jooheon era tan cuidadoso con cada movimiento, cuidando de no lastimar a Jimin, siendo tan precavido y amable.

- Desde mi ángulo te vez muy bien - Jimin lo dijo sin pensar.

- ¿Qué?

- Que cuidando de mí te ves lindo.

- No lo creo - soltó una risa, apartando el algodon del labio de Jimin desviando su mirada a otro lado de la habitación.

- Lo digo enserio, sino fueras mi amigo podría besarte - sonrió por su propio comentario.

- ¿Enserio podrias... - Jooheon acercó su rostro, mirandose fijamente con ambos corazones latiendo por mil - Besarme?


NL

UNHAPPY ◾YM◾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora