Alice Stevenson
En la habitación en la que me encontraba seguía todo como antes, las paredes blancas, la puerta de metal con una rejilla cerrada en medio de esta.
En este preciso momento, me encontraba viendo mi muñeca, donde ésta se hallaba vendada con gasas, y en un extremo de las vendas, había sangre, algo que me decía que eran recientes los cortes. Escuché a varias personas afuera de la habitación hablando y por la tranquilidad y el silencio de aquel lugar logre escuchar varios flashes de cámaras fotográficas, supongo yo. En determinado momento pensé que era algo normal, pero después mi mente hizo click y pensé: ¿Acaso este instituto no esta en la nada? Bueno no tanto pero no es que se vea a diario cuando alguien pasa en su coche, así tan normal que digan, "mira ahí esta aquel instituto, el más reconocido por mantener cautivos a los locos mentales."
Bien, realmente en este momento ya no sabía en que pensar, todo me daba más y más vueltas. De un momento a otro me encontré pensando en varias cosas, en mi antigua vida, en los errores que cometí, en las cosas que me faltaron por hacer, en mi familia, en absolutamente todo. Y en que gracias a una persona todo se fue al carajo.
Luke.Lo odio, tanto.
Matt Handford
-Muy bien, ¿señor?-me pregunto una enfermera para que pudiera decirle mi nombre.
-Handford, Matt Handford.- le contesté de una forma apagada.
-Bien señor Handford, le mostraré su habitación.
Asentí con la cabeza y me condujo escaleras arriba, caminamos por los pasillos durante unos 10 minutos, derecha, izquierda, izquierda, derecha. En ese orden nos movimos lentamente, ella frente a mi y yo tras de ella con dos enfermeros a cada lado mío.
-Oh se me ha olvidado informarle señor Handford.- ¿Y ahora que?, llegué a pensar-tendrá que compartir cuarto con una joven de 17 años, ya que no quedan más habitaciones y la de ella es mucho más grande por lo cual ambos podrían compartirla sin ningún problema.
-Está bien.-logré decirle, aunque no me agradara la idea del tener que compartir cuarto con una chica, pero sabía que tenia que acostumbrarme a esto, como ya lo había dicho, está sería mi vida de ahora en adelante y no me quedaba de otra.
+++
En unos cuantos minutos más después de seguir dando vueltas en el segundo piso, nos encontrábamos frente a mi "nueva habitación". Una puerta alta de metal se encontraba frente a mi.
-Señor Handford, me olvidé presentarme. Mi nombre es Sara, y seré su nueva enfermera.
No dije nada, mi ceño se frunció ante tales palabras y rodé los ojos.
Sara la enfermera no dijo nada y entonces solo se volteó. Comenzó a buscar algo en su overol, supongo que las llaves de aquel terrible lugar.
Pude percatarme que el número de la habitación era 057, donde Sara después de buscar en su bata sacó un llavero con miles de llaves, después de buscar encontró la correcta y me abrió la puerta y para mi sorpresa había una chica, recostada de lado tapando sus oídos, o eso lograba ver yo por detrás de mi enfermera, a demás de que la chica se encontraba dándonos la espalda a todos los recién llegados a su anterior habitación.
-Oh, Alice cariño, levántate ¿si?- le habló Sara a la chica con la que ahora compartiría habitación.
Alice destapó sus odios lentamente y volteó para mirarnos con temor a todos.
-Él es Matt Handford, será tu nuevo compañero de habitación. Espero que se puedan llevar bien.
Me miró directamente a los ojos y en ese momento, sentí que todo paraba, sentí que solo éramos ella y yo y nadie más.
Aquella chica había sido con la cual había soñado una noche atrás, no podía creer que ella estuviera aquí, a demás de que en persona era más preciosa de lo que imaginaba.Entonces fue cuando reaccioné y me encontré caminando unos cuantos pasos hacia ella, lentamente y logré quedar a unos centímetros de su frágil cuerpo de tez blanca, su mano se alzó y por un momento temí que me golpeara pero no lo hizo. Su mano reposó en mi mejilla y por un momento logré sentir dentro de mí que ella también me conocía, indirectamente ambos lo hacíamos. Y no sabía el por que.
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Psicópata
Fiksi IlmiahLas personas llegamos a creer y a convencernos de que estamos haciendo algo con el fin de tener una beneficencia hacia nosotros mismos e incluso para todo aquel que nos rodea. Confiamos en las personas, pero al final siempre todo termina hecho añico...