SEXTO

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Jungkook corría a gran velocidad entre una carretera oscura, aún así, podía observar el torso y cuerpo de sus perseguidores. Altos, robustos, musculosos y al parecer, con mucha energía, la suficiente como para no cansarse ni mostrar el más mínimo cansancio.

La vía por la que corría no parecía tener un final. Había pensado en irse por los alrededores pero no había nada, ni bosque, ni casas, ni siquiera pasto. Absolutamente nada, solo había carretera recta infinita por la cual corría intentando no ser atrapado por quien fueran que fuesen esos hombres detrás suyo. Hasta que algo más le dificultó su inesperada maratón.

La torrencial lluvia que comenzó a caer sobre él.

Los mechones de su cabello azabache empezaron a caer sobre sus ojos marrones y su piel blanca. Tenía frío y las gotas de agua provenientes del cielo le impedían correr con eficacia. Aunque ahora que lo recordaba ¿Por qué estaba huyendo? Si ya no sentía los pasos de los hombres detrás suyo.

Frenó cortante y se giró. No había nadie detrás suyo, como si ellos hubieran huido de algo que él no podía ver. O eso creía. Hasta que volvió su vista al frente y vio aquella criatura monstruosa.

Un gran cinocéfalo estaba en frente suyo. Le doblaba la altura y tenía músculos en exceso. De su cabeza perruna brotaban hilos largos de sangre e incluso coágulos de esta misma provenientes de su boca abierta, con los mismos dientes filosos de un canino.

Jungkook recordó una lección de historia de hace unos meses cuando habían visto la edad medieval y sus mitos. Un escalofrío le subió por toda la espina dorsal terminando en erizar su piel.

Según Pablo el Diácono, monje benedictino e historiador de los lombardos, contaba que entre las características de los cinocéfalos estaba el beber sangre especialmente la humana.

La lluvia azotó con más fuerza y el humano comenzó su huida del lado contrario por el que había estado corriendo momentos atrás. El cinocéfalo corrió con toda agilidad en su persecución derramando sangre, aparentemente no propia, por toda la carretera.

Cada gota que caía sobre la piel del azabache, en un inicio había sido fría, como cualquiera, pero con el pasar del tiempo y que sus pies avanzaban. Está comenzó a quemarle la piel lietralmente, dejando en cada trozo de piel que tocaba, una roncha rojiza ardiendo. No sabía cuánto más podría aguantar así.

Metros más adelante, la situación continuó empeorando más y más para el pequeño humano. El ser con cabeza de perro creció en estatura y a la vez, cada paso que Jungkook daba, la carretera se hundía, como si esta se hubiera transformado en fango o en arena movediza que le impedía mover sus piernas con rapidez.

Poniendo toda su fuerza por delante, aquel tramo frondoso fue superado y la lluvia cesó, permitiéndole correr más libre por toda la carretera sin fin. Pero otro nuevo problema surgía.

La carretera comenzaba a incendiarse.

El cinocéfalo fue hecho trizas pero Jungkook no paraba de correr, ahora huyendo de las llamas, hasta que sintió cómo estas, mucho más rápidas que él, le lograron alcanzar comenzando por sus zapatos empezando a subir por su cuerpo hasta que no pudo ver más que oscuridad.

Cuando abrió los ojos, se encontró corriendo nuevamente. La carretera infinita había desaparecido al igual que el fuego y las rojeces en su piel producto de la lluvia infernal que le había rociado un buen rato. Ahora se encontraba en un bosque, pero no uno cualquiera, uno muy conocido.

El bosque Abrim.

Si está corriendo, significa que algo le persigue nuevamente por lo que se gira para observar a la criatura pero se arrepiente de haberlo hecho. Era monstruosa.

✟Dark Wings✟ ➼ vkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora