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Martes, 7:45 a.m., Adrienna despertó con un gran bostezo, para posteriormente levantarse por completo y abrir las grandes cortinas rojas de sus ventanas para permitir que el sol entrase. Después de un rato escuchó un ligero maullido de Rinna, su gata; tenía hambre y quería que su dueña sirviera su comida en bandeja de plata. La joven rió un poco y acarició suavemente la cabeza de su gatita; luego, sirvió su comida. Y decidió prepararse un desayuno también. Pasadas las ocho y media, Adrienna salió de su apartamento y se dirigió a un pequeño parque, donde hizo su rutina diaria de ejercicio. Terminando, se sentó con la espalda apoyada en un gran árbol, y se dispuso a terminar el libro con el que estaba tan enganchada: "Romeo y Julieta". Llevaba leyéndolo ya dos meses, y siempre se fascinaba con todos los aspectos del libro: su elenco de personajes, los giros de trama, lo bien llevado que era el drama de la historia... simplemente le encantaba ese libro; así que pasó alrededor de dos horas en ese árbol, admirando a la gran obra maestra frente a ella.

[...]

Bruno finalmente había llegado con todo su equipo, los cuales celebraron su regreso como si fuera el fin del mundo, habían pequeños retazos de papel de colores que las personas llaman "confeti" y otros nombres raros. Habían fuegos artificiales y bombas de humo; carteles por todos lados hechos por Narancia y Mista, en su mayoría. Era toda una celebración...
Bruno estaba sorprendido por el esfuerzo que los chicos habían hecho para todo: las decoraciones, la comida, todo. El chico solamente sonrió, y pequeñas lágrimas de felicidad amenazaban con salir de sus ojos.

- Chicos, no era necesario... uhmm... - un suspiro - No se qué decir... gracias - Narancia se acercó a su sentimental líder y lo envolvió en un fuerte abrazo, al que Mista y Giorno se unieron. Fugo le brindó una amplia sonrisa y Abacchio posó su mano en su hombro, brindando al joven otra sonrisa. Los sentimientos de Bruno estaban por sobre de él en ese momento, por lo que por un breve momento, el chico correspondió a los tres grandes abrazos que le esperaban con unos cuantos sollozos. La pequeña bala No.3 no hizo más que burlarse y decir repetidamente "Bucciarati está llorando". A lo que este solo respondió con una pequeña risa, y secándose las lágrimas, se unió a su equipo para la pequeña celebración que estaban llevando a cabo.

[...]

Gerardo despertó a las 6:00 a.m., como de costumbre. De dirigió al lavabo, cepillo sus dientes, se dio una ducha, y salió a tomar un poco de aire...

Alda tardó un poco más en despertar, 7:45 a.m., se dirigió a la cocina, preparó un excelente desayuno; salió y besó la mejilla de su esposo y lo llamó para comer, fue una mañana bastante tranquila...

[...]

Antonio despertó bastante tranquilo, con luces de neón decorando la habitación. Lucía, su novia, -si, él chico consiguió una novia- seguía dormida. Antonio acarició su rubio cabello y se dirigió al lavabo a darse una ducha después de la noche alocada que tuvo. Lucía despertó, ordenó la habitación de colores y se terminó de vestir.

[...]

Adrienna estaba más que emocionada, ya ese día era su primera cita con Bruno. Estaba preparándose desde muy temprano para esa cita...

Buscó en su armario un hermoso vestido beige de encaje, llegando a la altura por encima de la rodilla; y unas zapatillas elegantes de color negro. Mirándose luego en un espejo que tenía en su habitación.

- ¿Qué opinas? - le preguntó la chica a su gata Rinna. La cual solo dio un maullido en respuesta, para luego lamerse una pata y acostarse tranquilamente en la cama de Adrienna. La chica solo dio un pequeño suspiro y acarició la cabeza de la pequeña gatita, y luego la levantó en brazos y la abrazó. - ¿Puedes creerlo Rinna? ¡Voy a tener una cita con Bruno! - La chica soltó un pequeño grito para luego tirarse a su cama entre risas. Muy, pero muy, emocionada por ello.

[...]

Finalmente llegó la hora, las 6:00 p.m., la chica estaba más que lista para la cita, esperando a Bruno. Pasó un poco de tiempo, alrededor de diez minutos....

El timbre sonó, la chica rápidamente atendió a la puerta. Y, efectivamente, ahí estaba Bruno; que vestía su traje blanco habitual. El joven sonreía ampliamiamente.

- ¡Wow! ¡Te ves muy bien! - exclamó Bruno, todavía con su amplia sonrisa. Dio un pequeño abrazo a la chica y besó levemente su mejilla. Adrienna río un poco y correspondió el abrazo.
Ambos estaban listos para irse...

[...]

Encontraron un restaurante, que aunque no era la gran cosa, tenía un aire relajador, perfecto para reunirse con amigos y pasar el rato. O, en este caso, para una cita perfecta.

Bruno guió a su cita a la terraza del restaurante, donde había una mesa muy bien decorada, sin no mencionar elegante, ubicada justo en el centro del lugar. Tenía velas altas en el centro de la mesa, y dos copas, una frente a otra...

Adrienna estaba muy conmocionada por esa pequeña acción de Bruno. La chica lo envolvió en un fuerte abrazo mientras reía un poco. El joven correspondió el abrazo de la chica, y plantó un suave beso en su mejilla. La guió a la mesa y, como todo un caballero, desplegó la silla para que Adrienna se sentara; ella sonrió y se sentó.

Fue una noche perfecta, los dos chicos hablaban y hablaban; y por supuesto, también reían. Disfrutaban de su compañía más que nunca...

- Hablame sobre ti. ¿ Tienes algún trabajo? - dijo Bruno. Esa podía parecer una pregunta tonta, pero recordemos que ella es voluntaria en el hospital donde se encontraron, podría decirse que no trabaja ahí. Por lo que la curiosidad del joven lo condujo a esa pregunta.

- De hecho, soy una médica forense, aunque no creo que hablar de mi trabajo sea lo mejor justo ahora - los dos chicos rieron. Adrienna se perdía en los ojos de Bruno; y él se perdía en los ojos de Adrienna, los dos estaban más que felices por esa primera cita. - ¿Y tu tienes algún trabajo? - preguntó la joven.

- Preferiría escuchar más sobre ti... - dijo Bruno en respuesta. Esa respuesta confundió un poco a la joven, pero decidió hacer caso omiso a la situación.

Los dos pasaron horas y horas conversando: sobre su rutina diaria, su comida favorita, alguna película o libro... no hablaban de nada en particular. Solo se conocían un poco mejor, intrigados por los pequeños detalles.

Pasado un rato los dos salieron del pequeño restaurante; y se dirigieron a un parque. Para ser más precisos, el parque en el que Adrienna se encontraba en la mañana. Los dos jóvenes se dirigieron al mismo árbol en el que Adrienna se recostaba todo el tiempo. Y ahí ella decidió contarle sobre el libro que la tenía hechizada; que se diga de paso, trajo consigo.
Bruno se sentó en el suave césped, haciendole señas a Adrienna para sentarse a su lado. La chica sacó el gran libro que traía, y ambos comenzaron una pequeña sesión de lectura... ninguno de los dos jóvenes se había dado cuenta todavía, pero en ese momento Adrienna estaba recostada en el pecho de Bruno, y este la rodeaba con sus brazos. Pero, aunque se hubieran dado cuenta, no les importaría mucho; a fin de cuentas, eran solo ellos dos, y no desaprovecharían esa oportunidad.

Cerca de la medianoche, Bruno acompañó a Adrienna hasta la entrada de su apartamento. La chica agradeció a Bruno por una noche tan agradable como esa, hasta el momento, fue uno de los mejores días que había tenido...

- No hay necesidad de agradecerme. Quería hacer esto por tí - Dijo el chico en respuesta luego de soltar una pequeña risa. La joven frente a él solamente sonrió y le dio un fuerte abrazo, para despedirse. Bruno tomó la mano derecha de Adrienna y la besó suavemente, cosa que hizo sonrojar a la chica, sus mejillas ahora eran de un color rosa pastel; algo que causó cierta gracia en el joven.

Y así, el día Martes 15 de junio del año 2001 terminó. Con una cita perfecta, y un par de jóvenes con un pensamiento en común que cada vez fue apoderándose de sus mentes. "Supongo que, a fin de cuentas, lo que siento es amor"...

le ombre dell'amore (Bruno Bucciarati x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora