NICOLETTE:
LA VIDA QUE NUNCA QUISE TENERCAPÍTULO 5
Al unirnos a las otras chicas nos subieron a una limusina, noté que no era la misma en la que usualmente íbamos al bar, aquella vez, no supe si se debía a la debilidad de que no había comido nada, el ardor que sentía en el cuerpo o si en efecto el viaje para llegar al bar había demorado más de lo acostumbrado, no podíamos ver absolutamente nada a través de las ventanas, siempre estaban completamente cerradas, por lo que el aire acondicionado del auto me produjo náuseas así que me vi obligada a pedir que me dejasen salir un momento del vehículo para vomitar y cómo era de esperarse, mi petición no fue aprobada. Yo aguante el vómito en mi garganta lo más que pude, incluso lo había regresado en varias ocasiones cuando llegaba a mi boca, pero llegó un momento en el que ya no pude controlarlo y debí vomitar ahí adentro. Vi cómo inmediatamente todas las chicas volvieron su mirada de desprecio hacia mi, ese día confirmé que no había un sólo rastro de solidaridad entre ellas, la única que se acercó a mi fue Eimy, a preguntarme cómo me sentía, y empecé a conversar con ella para no volver a perder el control de la situación pero el resto de chicas seguían mirándome con desprecio, incluso escuché en más de una ocasión a la chica más morenas de todas llamarme loca, no me quedó más remedio que ignorarla, pero lo que sí no pude ignorar fue la conversación que nació entre el conductor y su acompañante, veamos hasta donde aguanta, de lo contrario ya sabrás qué hacer con ella -dijo la mujer del busto enorme- para ese momento ya sabía que se llamaba Consuelo, o por lo menos así le decían todas, pero omitía su nombre, odiaba esa palabra así que Eimy y yo seguimos llamándola entre nosotras "la mujer del busto enorme" pero acaso se referían a mi? Entonces volví a cuestionarme lo que Eimy me aconsejaba acerca de evitar la única comida que recibíamos al día era la mejor opción. Aunque a ratos sólo quería morir; en ocasiones me entraba la duda por saber quién era yo antes de llegar a aquel lugar.
Finalmente llegamos al bar, estaba decorado de diferente manera, al parecer había un evento especial e importante aquella noche, a esas alturas Eimy y yo no nos separábamos por mucho tiempo, ella iba y volvía, y en una de esas ida fue por droga y me brindó, yo me negué a aceptarla, no comprendía, ella misma me había sugerido días antes que evitara drogarme y en aquel momento era ella misma la que me estaba pidiendo hacerlo
-lo vas a necesitar.
-pero no quiero drogarme. Quiero recordar lo antes posible cuál era mi vida, para ver si vale la pena luchar por salir de aquí.
-claro que vale la pena salir de éste infierno. Pero ahora te ruego que me hagas caso. Vas a necesitar estar drogada para ver lo que va a suceder
Uno de los vigilantes me llamó así que debí alejarme de Eimy, ella puso una pastilla en mi mano con la que quería que me drogara, de pronto las luces se apagaron y en una gran pantalla apareció la imagen de una chica completamente desnuda en un cuarto donde había más de 20 cuchillos, de diferente tamaño, me quedé atónita cuando en el video mostraron la cara de la chica que allí se encontraba, esa chica, era yo.
Al ver mi imagen allí perdí control total sobre mi y sobre mis pensamientos, ni siquiera recuerdo si pensé en ese momento, busqué en mis manos la pastilla que Eimy me había dado pero no la tenía ya, miré al piso, pensé que por la impresión la había tirado pero definitivamente no vi nada en el piso. Repartí la vista pero no vi a Eimy, el vídeo seguía en la pantalla, hombres con caretas se acercaba a mí en la pantalla, tomaron los cuchillos y a medida en que se turnaban para f0//arme se turnaban también para herirme, sólo en ese momento supe lo que verdaderamente me había sucedido, y nuevamente tuve que darle la razón a Eimy, debí estar drogada al momento de ver ese video, y si, Eimy tenía razón también en decir que valía toda la maldita pena luchar para salir de ahí. Preferí morir de hambre, luchando por salir de ahí a morir en manos de aquellas bestias.
Quise huir de ahí tan lejos donde no pudiera escuchar mis gritos de dolor, ni ver la cara de éxtasis de los hombres que salía en el vídeo ni la de los que lo veían.
Lo más que pude hacer por mi fue cerrar mis ojos y en ese momento llegó a mi mente lo que fue mi primer recuerdo, me vi en una calle sola, con un abrigo, iba caminando, no recordé en ese momento el porqué iba sola ni para donde iba, de repente sentí que alguien se acercó a mi, era Eimy, al estar ella a mi lado me sentí más tranquila, volví a cerrar mis ojos para seguir recordando pero no llegó nada más. Me separé de Eimy y fui al baño me vi en el espejo durante unos minutos, y dudé de que la mujer que vi en mis recuerdos hubiera sido yo. Aquella chica de cabello largo y bien vestida no se parecía en nada a lo que veía en el espejo, una mujer con escaso cabello corto, con el cuerpo cicatrizado y vestida como un desecho de humano, como una escoria, como aquello que nadie usa ni necesita y simplemente lo tiran a la basura. Y lloré. Lloré en aquellos baños malolientes y asquerosos, lloré y mi maquillaje negro se deshizo en mis ojos, bajando por mis mejillas para terminar de completar el cuadro del desecho humano que se creía merecedora de una vida mejor.
Lo primero que nos pasa a las mujeres cuando vivimos esa vida es que se nos acaba el autoestima y por alguna razón pensaba que yo lo merecía, pero me aliviaba un poco el alma saber que estaba ahí por obligación y no porque me gustara aquella vida de mierda.
-Nicolette. Ven. Te necesitan. Llegó Eimy sofocada buscándome. No hagas que Consuelo se enoje contigo
-añadió-
Me tomó del brazo con rapidez y a la vez con el cuidado suficiente para no lastimar mis heridas.
Ambas salimos del baño y Consuelo me llevó delante de un hombre que requería de mis servicios. No olvides cómo debes comportarte con los clientes, me advirtió la mujer del busto enorme y al mismo tiempo en que un par de lágrimas salían de mis ojos me fui con aquel hombre.CONTINUARÁ...
Lagajas
26-05-2020
Cartagena/Colombia
Todos los derechos reservados
ESTÁS LEYENDO
NICOLETTE: LA VIDA QUE NUNCA QUISE TENER
Short StoryUna chica universitaria se dirige una de las tantas noches como es común a su universidad y al cruzar la calle se acerca un auto. Después de eso todo se vuelve un mar de confusión. Descubre lo que sucede realmente con Nicolette.