9. el papelito.

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MI CHICO MALO

Capítulo 9.

—Abby Jones—

Llegar a la escuela y que todos estén hablando de la princesa luna no es nada fácil, desde que llegué he escuchado por los pasillos cómo todos quieren saber quién es la chica del antifaz. Ades ha comentado que no dejará de buscarla, la verdad no sé quién fue el curioso que tomó fotos el día de la fiesta cuando estaba con Ades y ahora esas fotos están pegadas en los casilleros y pasillos de la escuela, agradezco que no sepa que soy yo, sería cavar mi propia tumba y no quiero eso, no quiero que mi último año en la preparatoria sea un total desastre como desde que llegué.

«Esto parece una estúpida comedia romántica, y sabemos que no todo sale bien».

Estoy en la biblioteca leyendo uno de mis libros favoritos; El amor en los tiempos del cólera. Aparece Liam con dos bebidas en sus manos y me pasa una.

—Sabía que ibas a estar aquí —me quita el libro—. El amor en los tiempos del cólera —dice tocando las letras del libro—, lo has leído muchas veces.

—Tú también, así que cállate —tomo de la bebida que es un batido—. ¿Para qué me buscabas?

—No sé vivir sin ti —pone los codos en la mesa y me da un beso en la nariz—. Sabes que mi vida sin ti no es nada.

—No seas payaso, Liam —lo empujo, la poca gente que hay en la biblioteca nos está mirando—. Cualquiera pensaría que somos novios.

—¿Ya olvidaste aquel beso que nos dimos? —se ríe—. Me besaste aquella vez jugando.

Estoy por hablar, pero veo a Yuris, a mi amigo le gusta; juguemos un rato. Me acerco más sin borrar mi sonrisa. Le doy un pequeño beso que no tarda en corresponder, y cuando nos separamos ambos sonreímos.

—Allá está Yuris —le susurro para que mire y cuando lo hace ella nos está mirando, parece enfadada y no me queda de otra que sonreír.

—Me las pagarás —voltea a verme—. Por eso fue que me besaste.

—Nada más te seguí la corriente —le guiño un ojo y le quito mi libro—. Yuris no te va a prestar atención nunca, está detrás de Ades, aparte, ella solo es una ilusión para ti, te mereces algo mejor que una chica linda y con poco cerebro.

—Ya fue mía —se acomoda en la silla—. Olvidemos ese tema, ¿quieres venir a mi casa hoy? Debemos ver los capítulos de nuestra serie.

—Claro que iré, ya quiero verme RBD, pero me guardas comida.

—Puedes comerme a mí.

Estamos hablando hasta que veo a Ades entrar, se dirige a los libros de ficción y toma uno, veo que varias chicas se le sientan en la mesa y a él parece no incomodarle. Mis amigas llegan segundos después y se nos sientan al lado, todavía siguen hablando de la chica del antifaz y creo que debo decirles que soy yo.

—Yo los vi juntos, quería saber quién era esa chica —Liam toma un pedazo de piña que ha traído Dayana en su ensalada y se lo come—. Ahora todos estamos con la duda.

—Sí, pero ya sabremos quién es la chica del antifaz —Celeste habla mientras mueve sus manos.

—Seguro es de otra preparatoria —Dayana se acomoda el cabello—. O vino con alguna de nuestro salón, no sé.

—Yo sé quién es esa chica —hablo y mis amigos ponen su mirada en mí.

—¿Cómo, si ese día no fuiste a la fiesta? —me interroga Dayana.

—Sí fui a esa fiesta, y si conozco a la princesa luna es porque soy yo —automáticamente, sus bocas se abren—. Yo soy esa chica del antifaz que estuvo con Ades.

—¡¿Qué?! —el grito de mis amigos hace que nos miren, incluyendo a Ades.

—No griten, todos nos miran.

—Tú eres esa chica y no nos habías dicho nada —Liam se pone rojo.

—Es por eso que él dijo que tiene una cadena con la inicial «A» —recuerda Celeste.

—¡Joder! Esto me encanta, tú eres su princesa luna y él no lo sabe —Dayana reprime un grito—. Pero debemos recuperar tu cadena, si no estoy mal es la que te dio tu mamá.

—Sí, y por eso debo recuperarla y no sé cómo.

—Liam, tú estás guapo, así que quítale de encima a esas chicas a Ades, Abby, tú distráelo con cualquier pendejada y Celeste conmigo buscamos la cadena en su bolso.

Todos asentimos a lo que dice mi amiga, Liam le coquetea a las chicas que no tardan en hacerle ojitos, yo les paso un papelito a las chicas para que lo dejen en el bolso de Ades y yo voy a donde él está. Me siento frente a él que me mira sin decir nada y no sé cómo no se me ocurre una idea para estar aquí con él.

«Maldición, qué le digo».

—¿Qué quieres? —de mala gana pone sus codos en la mesa, en serio que un día me trata bien y al otro mal.

—El chico malo buscando a su princesa —trato de sonar normal—. Qué estúpido, eso es para niños.

—Claro, estás celosa porque no te busco a ti —lo dice con tanta frialdad que me pone nerviosa—. Tengo para las dos.

—¿Celosa yo? Jamás —suelto una risita seca—. Tampoco besas tan bien para que yo te ande celando.

—Eso no me decías cuando te causé un orgasmo en la cocina, cuando mis manos te acariciaban y cuando gemías mi nombre —fija su mirada en mí—. ¿Quieres que siga hablando?

—En serio que cada vez sales con unas estupideces más grandes —me levanto, mis amigas ya han logrado lo que hablamos—. Te dejo para que sigas leyendo y pensando en aquella chica.

Doy unos pasos para irme, me detengo cuando dice:

—Abby, te tragarás tus palabras cuando te esté follando tan fuerte que me pedirás que me detenga —me tira un beso con sus manos y se pierde de mi vista.

No puede ser que eso haya hecho que mi sexo palpitara, Ades me va a volver loca con sus cosas. Mis amigos se me acercan con una gran sonrisa.

—¿Lograron sacar la cadena y dejar el papelito en su bolso? —pregunto con una gran sonrisa que se me borra cuando ellos sueltan una risita—. ¿Ahora qué hicieron?

—Dejamos el papelito, pero no sacamos la cadena, leímos lo que decía en el, y es mejor que cuando se vean te la entregue. Solo cambiamos unas cositas.

—¿Que ustedes hicieron qué? Se trataba de acabar con esto de la princesa luna, no de seguirlo.

—Abby, es la primera vez que te vemos sonreír por algún chico, y justo por eso preferimos dejar la cadena —Dayana se me acerca—. Desde que pasó todo con tu papá cambiaste mucho, y desde que llegó Ades te hemos visto sonreírle como a nadie.

—Ese chico te gusta, aunque trates de mantenerlo alejado con tu actitud —Liam suelta mi trenza que va tapando mi tatuaje de la estrella—. No eres una niña y debes saber que los chicos ya se fijan en ti, Ades siempre está donde estás tú y a pesar de su pinta de chico malo le gustas.

—Los tres deberían ir al psiquiatra —me hago un moño alto y tomo mi libro—. Gracias por hacer nada.

—Abby, espera —Celeste trata de detenerme. Los ignoro y sigo mi camino.

Solo a ellos se les ocurre hacer semejante estupidez, debían sacar mi cadena y no lo hicieron. Camino con rapidez por los pasillos de la escuela para irme al salón, termino por tropezar con alguien haciendo que mi libro caiga al suelo y el moño que llevaba se me suelte dejando mi cabello a los lados de mi cara.

—Disculpa no… —Fabián queda con las palabras a medias cuando se levanta de tomar mi libro y me mira como si fuera la primera vez que me viera—. Vaya, sin lentes y con el cabello suelto eres muy hermosa, deberías de usar tu cabello suelto más a menudo.

—¿Me devuelves el libro? —me lo pasa, antes roza mi mano con sus dedos.

—¿No te caigo bien?

—¿Por qué no me caerías bien? —me cruzo de brazos y él baja la mirada por mi cuerpo.

—Olvídalo —sonríe de medio lado— ¿Tienes algo con Ades? —inquiere sin pensarlo.

—No, no tenemos nada.

—No debo decir esto, pero cuídate de él, Ades no suele ser nada bueno para las chicas, siempre termina por hacerlas sufrir o por apostarlas.

—Gracias por el dato, pero no pasa nada entre Ades y yo —su mirada en mi rostro es incómoda—. Ah, no es necesario que me digas la clase de amigo que tienes —le doy la espalda para irme y él ya no dice nada. Son amigos y me sale con esto, de verdad que no sé qué pensar, pero debo admitir que tiene razón, Ades no es bueno para ninguna chica por el hecho que es la clase de chico que no sabe estar con una sola y que tampoco cambiaría por una chica, prefiere llevar una vida de fiesta, tragos y muchas chicas que le digan lo guapo y sexy que es, a tener amor verdadero.

—Ades Cooper—

Camino por los pasillos de la escuela con mis audífonos puestos y las manos en los bolsillos de mis jeans, camino hasta la biblioteca y cuando estoy por entrar veo cuando Abby le da un beso a su amigo Liam y él le corresponde. Fijo mi mirada en ellos, pero Abby parece tan centrada en lo que hace que no se da cuenta de que aparte de mí la está viendo Yuris, ella parece gustarle ese chico, cuando estábamos juntos lo mencionó en algunas ocasiones y ahora parece furiosa. Se da cuenta de que la estoy mirando y me da una sonrisa más falsa que las sonrisas que le da a todos los de la escuela.

—Ades Cooper, andas muy perdido —me da un beso—. ¿Cuándo me invitas a tu casa?

—Yuris, por ahora no puedo, ando ocupado —aparto sus manos de mi cuello—. Parecías muy concentrada en el beso que se daba Liam con Abby, ¿te gusta ese chico?

—Claro que no me gusta —arrugo mi entrecejo y ella hace lo mismo—. Me gustó desde que lo vi en mi casa, hace mucho cuando fue a llevar unas cosas para mi padre, pero él nunca se ha fijado en mí, y no sé qué tengo, soy hermosa y él parece no darse cuenta de eso. ¿Acaso tengo algo malo?

—Te crees el centro del universo y a los chicos no nos gustan las chicas que se sienten por encima de todos, bueno, tampoco tan tontas.

—Pero a ti te gusta Abby y ella es tonta —levanta su ceja—. No me lo vayas a negar, yo me he dado cuenta cómo la miras cuando ella ni siquiera te presta atención.

—No me gusta, me divierte molestarla.

—Y yo soy boba y te creo. Abby no es para nada fea, solo no se arregla, y te aseguro que si ella se arregla así sea un poco tú la perderás porque la van a buscar y ella tendrá experiencias que no ha vivido antes. Yo sé todo lo que pasa aquí, a Fabián le gusta Abby hace mucho, pero ella no lo nota, el chico que vino aquella vez parecía interesado en Abby —habla sin detenerse—. Y a ti te gusta y lo niegas, la voy a ayudar a verse más sexy para que veas lo que te estás perdiendo.

—No te le acerques, no quiero que la conviertas en una persona como tú, su inocencia me gusta —me doy cuenta de lo que he dicho—. Para divertirme, claro está.

—Ades, eres un imbécil, Abby no es tan inocente, nada más no saca la chica que lleva dentro —me guiñe un ojo y se va meneando sus caderas mientras algunos chicos la miran y ella les sonríe.

Me voy para la biblioteca y tomo un libro de ficción, son uno de mis favoritos, uno puede olvidar la realidad de mierda donde vivimos. Me siento a leer y algunas chicas se me sientan al lado, hablo con ellas un poco hasta que se van y aparece Abby, parece nerviosa, pero de igual manera se sienta. Le doy una mirada sin expresión alguna, sé que se pone nerviosa cuando la miro y me causa gracia ver cómo se pone.

Formamos una pequeña discusión y me gusta ver las expresiones que hace, se queda por unos minutos y cuando se va la detengo diciéndole—; Abby, te tragarás tus palabras cuando te esté follando tan fuerte que me pedirás que me detenga—. Me voy dejándola ahí, de verdad que me gusta molestarla, es tan inocente que podría hacer con ella lo que quisiera. Llego al salón y me doy cuenta de que mi bolso está abierto, miro para ver qué me falta y me fijo que hay un papelito en uno de mis cuadernos, lo saco para leerlo.

Estarás pensando que soy una loca por dejar este papel en tu bolso, pero creo que tienes algo que me pertenece, por favor tenemos que vernos, te espero después de clases en el parque que está cerca de la escuela. No me falles… La princesa luna.

Dejo de leer el papel y por lo que veo esta chica estudia en esta escuela, ¿pero quién será? Hay miles de chicas y no puedo ponerme averiguar cuál de todas es, pero no me voy a quedar con las ganas de saber quién es la chica del antifaz, pienso ir a esa cita, no estaré con la duda.

«Por fin sabré quién eres, princesa luna».

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