MI CHICO MALO.
Capítulo 8: La feria.
—Abby Jones—
¿Es normal dejarte causar el mejor orgasmo de tu vida por un «bad boy»? Pues claro que no. Todavía no sé cómo dejé que Ades me tocara hasta el punto de hacer que mi cuerpo estallara, no puedo decir que me arrepiento, no es así. Me gustó cómo movía sus dedos dentro de mi sexo, cómo me besaba y cómo sus manos se deslizaban por mis senos. Desde que mi papá abusó de mí nunca había dejado que un chico me tocara, y justo por eso mis novios anteriores me dejaron, ni siquiera dejaba que me colocaran una mano encima por el asco que me causaba.
Quedé de ir a la feria con Ades, esta vez no iremos solos, nuestros amigos vienen también. No me llevo tanto con sus amigos, pero parecen ser chicos muy tranquilos, en especial, Owen. Parece divertido y nada hostil como Ades y el resto de chicos de la escuela.
Mis amigas ya han venido tan arregladas como de costumbre y al verlas a ellas me siento extraña, yo no soy así. Mientras ellas van muy arregladas yo llevo un short de mezclilla acompañado de un suéter liso de color blanco, zapatillas tipo tenis y mi cabello en una coleta, no llevo lentes, ya no los pienso usar más. No llevo nada de maquillaje, no pienso durar horas dejándome como una princesita. Me miro en el espejo y me doy cuenta de que algo me falta. «No puede ser, la cadena. Debí perderla ayer cuando salí de prisa de la fiesta, todo por estar con el cuento de la princesa luna, pero amé ser yo por unas horas, aunque Ades no supiera que la chica del antifaz era yo».
—¿Por qué debemos salir con Ades y sus amigos? —Celeste se aplica un poco de labial—. Pensé que no te llevabas con ellos, trabajo aquí y cuando los veo están discutiendo.
—¿Se te olvida que se besaron? —Dayana suelta una risita y empuja a Celeste—. Obvio que se la pasan discutiendo por las ganas que se traen.
—No digas disparates —me rio—. Entre Ades y yo no pasa nada, solo fue el beso de aquella vez y ya, ahora dejémonos de pendejadas y bajemos, los chicos están esperando hace rato.
Me hacen mala cara y las ignoro, guardo mi celular en el bolsillo de mi short y salimos de mi habitación. Mis amigas siguen sacando sus propias conclusiones sobre lo que pasa con Ades y conmigo. No les he contado lo que pasó entre nosotros y menos lo de la princesa luna, aunque ellas han dicho que todos en la fiesta se dieron cuenta cómo él la buscó por todos lados, pero no logró encontrarla.
«Claro que no me iba a encontrar porque tomé un taxi para poder llegar antes que él y por eso tuve tiempo de guardar el antifaz y el vestido para que no se diera cuenta de que era yo».
Llegamos a la sala y está Owen, Fabián y Ades sentados en uno de los muebles, levantan la mirada y veo cómo los chicos miran a Celeste y a Dayana, pero es obvio, ellas son hermosas y yo a su lado solo soy yo, la chica nerd a la que todos conocen.
—Por fin las princesas están listas, llevamos mucho tiempo esperando —Ades pone los ojos en blanco, parece hastiado—. En serio que tenían que ser mujeres para demorar tanto tiempo.
—Ya Ades, es normal que demoren —Owen nos regala una cálida sonrisa—. Quedaron muy guapas.
—Nosotras somos guapas —responde Dayana con altivez.
—No pues, doña arrogancia —se ríe Celeste—. Deberíamos irnos, es tarde.
—Claro, si las señoritas se tardaron un montón —habla por primera vez Fabián y deja su mirada fija en mí—. Hola, Abby.
Me da un beso en la mejilla y quedo un poco perdida por la manera en la que me saluda, ni siquiera somos amigos.
—Hola, Fabián —musito—. Owen.
—Hola, castaña —sonrío por cómo me ha llamado—. Me gusta cuando no traes lentes, te ves…
—Te ves menos fea —lo interrumpe Ades y todos lo miramos—. Solo bromeaba, no aguantan nada.
Decido no decir nada y todos salimos de la casa, se ha vuelto un ambiente muy tenso por los comentarios de Ades. Dayana y Celeste se van con Owen en su auto, quise irme con ellos, pero Ades casi me obligó a irme con él y con Fabián en el mismo auto, es incómodo porque nadie habla. Fabián va metido en su celular desde que Ades empezó a conducir y yo solo miro mi celular intentando parecer tranquila cuando en realidad no es cómodo ir con dos chicos que tienen aspectos de chicos malos y que actúan como si yo no estuviera con ellos. Después de veinte minutos llegamos a la feria y agradezco que sea así. Fabián se baja dejándome a solas con Ades, me bajo sin decir nada, necesito aire, esto de estar callados no me agrada.
La feria está bastante llena y era de esperarse, es fin de semana. Ubicamos a las chicas y así por lo menos no estoy sola, los chicos deciden subirse a la rueda y no pongo peros, me gusta. Compramos los boletos y esperamos nuestro turno, Owen no ha dejado de hablar con nosotras y Fabián una que otra vez dice cosas sin sentido, pero que son graciosas, tiene el humor muy negro y creo que es peor que Ades.
Nos subimos en la rueda y comienza a rodar dejando nuestro mundo al revés, los gritos se hacen presente igual que las risas, el momento incómodo de hace segundos ha sido reemplazado por diversión. Esperamos que la rueda se detenga y vamos a los carritos chocones, las bromas de Owen cada vez son más divertidas, Ades como siempre no pierde el tiempo para molestar y Fabián parece más relajado, no ha dejado de hacerme bromas, se siente tan bien estar con ellos, hace tanto tiempo no reía de esta manera.
Pasamos horas en todos los juegos y también nos metemos en el bosque del miedo, no puedo negar que terminé encima de mis amigas cada vez que nos salía algo para asustarnos y los chicos no pararon de reír por mis cosas. Como siempre el hambre se hizo presente y decidimos comer comida chatarra, y justo por eso estoy con Owen en una fila esperando nuestro turno para comprar. Me cae bien este chico y creo que yo a él también.
—¿Crees que me veo bien así? —Owen me hace mirarlo y está haciendo una cara graciosa, no evito reír—. ¡Lo logré! Me gusta cuando sonríes, castaña.
—Eres muy gracioso —hablo sin dejar de reír.
—Ya me lo han dicho, por eso conquisto a las chicas —se me acerca—. Y ahora quiero conquistarte a ti —quedo perpleja y suelta una carcajada haciendo que nuestros amigos que están en la mesa nos miren y todos los demás—. Mentiras, hubieras visto tu cara.
—Te pasas —lo empujo, achicando mis ojos y riendo—. Yo sé que no te fijarías en mí, tú eres guapo, divertido y yo soy todo lo contrario.
—¡Por favor, Abby! Estás más buena que un tamal y sales con eso, solo debes ser tú siempre para ser más perfecta.
Estoy por responderle cuando aparece Ades en medio de nosotros, me rodea con su brazo y planta un beso en mis labios, lo miro sin entender por qué lo hace y me da una sonrisa. Le pide a Owen que nos deje solos, él se quedará conmigo, Owen nos da una sonrisa y se va a donde los chicos.
—¿No te parece que te ríes mucho cuando estás con Owen? Desde que llegamos no has dejado de coquetearle —Ades habla entre dientes—. Se supone que vienes conmigo y aun así estás con él.
—No le estaba coqueteando, tú no me has prestado atención desde que llegamos y él ha sido amable —trato de sonar calmada—. Me invitas a salir y me dejas tirada.
—Claro que no es amable, le da lástima verte sola —avanzamos en la fila—. Abby, no me gusta que estés tan cerca de Owen, estás conmigo.
—Ya deja de decir babosadas, no estamos juntos, ni siquiera te gusto como dices.
—¿Quieres ver que sí? —hago silencio—. Tú lo has pedido —comienza a llamar a todos para que se acerquen o nos miren hasta que logra tener la atención de las personas—. Ahora que tengo la atención de todos ustedes, quiero decirles que esta chica que ven aquí— me señala—, se llama Abby y me trae loco, me encanta desde que la vi, sé que soy un imbécil, pero me gustas, mi Abbychuela —me mira y veo cómo la gente se ríe por lo que ha dicho Ades, pero de manera linda—. Gracias a todos por su atención, pueden dejarnos solos ya.
—Eres un desquiciado, me has dejado en ridículo —se me escapa una risita.
—Solo quería que vieras que me gustas —trato de buscar respuestas en su rostro, y no las hay.
—No me interesa si te gusto —le doy la espalda para ignorarlo.
Ades no me dice más nada y se lo agradezco, solo a él se le ocurre decirme que le gusto en una feria donde hay un montón de gente, de verdad está loco. Llega nuestro turno de tomar la orden y nos vamos a la mesa donde están todos riendo, nos sentamos y clavan su mirada en nosotros.
—¿Entonces, te traen loco? —el primero en hablar es Fabián y todos ríen.
—Tan original la manera en la que te le declaraste —le sigue Dayana—. Me traes loco, ¿cómo fue que te llamó? ¡Claro! Abbychuela.
—Qué original ese sobrenombre —se ríe Celeste.
—Ya chicos, dejen de reírse —habla Owen—. Es normal que un chico le declare su amor a una chica.
—Sí, pero no en una feria —Celeste y Dayana hablan en unísono.
—Quiero que vea que me gusta —Ades lo dice con tanta tranquilidad que me hace sentir más nerviosa.
Decido ignorar los comentarios de los chicos y me concentro en comer, de verdad que todos están locos, incluso Fabián que es el que más bromas pesadas hace mientras que Owen trata de hacer que se calme.
—¿Qué pasó con la chica que estabas ayer? —todos miramos a Owen para saber a qué se refiere—. La princesa luna.
—¿Así se llama la chica con la que estabas ayer? —inquiere Fabián con cierta duda—. Es fuera de lo común ese nombre.
—Es extraño que alguien se pueda llamar así —le sigue Dayana—. Yo los vi juntos y la chica parecía muy hermosa, a pesar del antifaz.
—Muy hermosa y todo, pero ahora estamos con la duda de quién era o si va en nuestra escuela —Celeste mira a Ades—. ¿Tú sabes algo de ella?
Lo miro atenta por lo que va a decir, me da pánico que sepa que soy yo.
—No, nada más que su nombre es con «A», dejó caer su cadena, no me quiso decir cómo se llamaba.
—En el mundo hay millones de chicas que su nombre empiezan con «A» —musito en voz baja y me miran.
—Por ejemplo, tú —Fabián sonríe—. Tu nombre es Abby, qué casualidad, ¿cierto?
—Las casualidades existen, pero yo no soy esa chica porque no fui a la fiesta, ¿verdad, Ades?
—Sí, cuando llegué la vi en la casa y… — se queda callado y me sonríe con malicia—. Estaba dormida.
Los chicos siguen hablando sobre la princesa luna, según Ades la va a buscar, pero yo no puedo decir nada, ya sé que me ha dicho que le gusto, pero la princesa luna causó más intriga en él. Debo recuperar la cadena porque mamá me la dio cuando vivía con ella y es un recuerdo que jamás perdería. ¿Cómo la pienso recuperar? No sé, pero haré lo que sea posible para recuperar mi cadena y así acabar con toda esta pendejada de la princesa luna antes que sea demasiado tarde y una mentira me lleve a otra.—Nota—
Veamos que tal le va a nuestra Abby recuperando esa cadena.
¿Podrá hacerlo? Veamos a ver si puede acabar con esta farsa de la princesa luna.
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MI CHICO MALO.
Teen FictionAbby Jones es una chica tímida por un pasado oscuro, con miedo que el mundo se entere de lo que tuvo que pasar hace mucho tiempo. Se pasa la vida entera escondiendose detrás de libros, y está acostumbrada a ser ignorada a donde llega. Su aspecto no...