13. Mil sensaciones.

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MI CHICO MALO.

Capítulo 13.

—Abby Jones—

Rio a carcajadas viendo a Ades hacerme un baile sexy, no lo hace mal, pero no es su estilo, él es más agresivo y, sinceramente, bailar tan suave no es lo suyo, aunque se ve tan atractivo solo con ese bóxer, creo que hoy me he sonrojado más de lo habitual. Ades se me acerca y me da un beso, intenta apartarse, pero lo rodeo con mis brazos, lo atraigo hacia mí haciendo que mi cuerpo quede sobre los cojines y Ades quede encima de mí, solo traigo la ropa interior porque me quite mi pijama hace segundos a pesar de hacer frío.

Dejo que Ades me siga besando y cuando besa mi cuello se detiene y me mira como si quisiera que le dijera algo, sé que este es el momento, y sé que en el pasado tuve que sufrir por hacer cosas que no quería, pero con Ades me siento segura y quiero estar con él, lo deseo, mi cuerpo lo desea. Le doy una sonrisa como respuesta y él sabe lo que tiene que hacer porque vuelve a mis labios, sus manos acarician mis piernas mientras su boca hace contacto con mi cuello y comienza a besarlo, chuparlo y morderlo, su lengua hace cosquillas, pero me gusta lo que le hace sentir a mi cuerpo.

Vuelve a besarme, esta vez suelta el broche de mi sostén que está en la parte de adelante, lo saca con rapidez dejando mis senos descubiertos. Los mira por un par de segundos y coloco mi cabeza sobre el cojín, los toca mientras besa mi cuello, y gimo suave porque comienzo a sentir sensaciones extrañas en mi sexo.

Como si Ades conociera lo que quiero, adentra su mano en mis panties y comienza a manipular mi clítoris tan lento que siento que voy a estallar por lo que me hace sentir, acelera los movimientos y el placer sigue aumentando. Con sus dedos roza mis labios íntimos, es como si el roce de sus dedos en mi sexo hiciera que corrientes de placer y deseo aumentaran cada vez más. Comienza a sacar mis panties por mis piernas hasta dejarme completamente desnuda ante sus ojos. Con uno de sus dedos acaricia el tatuaje que tengo en la parte baja de mi abdomen y sonríe dejando ver el placer que le causo.

—Este es mi preferido —dice. Sigue acariciando el tatuaje, pero termina por bajar su mano y me hace gemir con más fuerza—. Así te quería ver, y me encanta la manera que tienes de gemir —me susurra.

—Eres un… —introduce su dedo en mi sexo cortando mis palabras—. ¡Ades! ¡Ah!

No puedo decir más nada porque los movimientos en mi sexo hacen que mi mente se nuble a tal punto de pensar perversidades. Empieza a besar mi cuerpo sin dejar un solo centímetro de el, su boca se adueña de mis senos y gime sobre ellos haciendo que me descontrole. Comienza a dejar besos sobre mi abdomen y va bajando hasta meter su lengua en mi ombligo, sigue dejando besos hasta llegar a mi entrepierna.

Separo un poco mis piernas y muerdo mi labio al sentir su lengua en mi sexo, separa mis labios para jugar con mi clítoris que palpita de manera desesperada. Hunde su lengua y la mueve con rapidez, mi respiración comienza acelerarse a medida que Ades sigue tocándome. Me inclino un poco al sentir cómo mi cuerpo tiembla y mi pulso se acelera, Ades me ha causado un orgasmo.

—¡Ah...! —gimo al sentir mil sensaciones dentro de mí, Ades se sube encima de mí para besarme y le correspondo con desesperación. Siento lo duro que está sobre mi entrepierna y siento un poco de nervios, pero es normal sentirse de esta manera. Con su rodilla separa mis piernas, coloca su miembro en posición de entrada, coloca mis manos sobre mi cabeza y las entrelaza con las suyas, empieza a entrar en mí. Siento un dolor terrible a medida que va entrando, muerdo mi labio para no gritar y cuando hace un esfuerzo para terminar de entrar siento como si algo dentro de mí se rompiera por el pequeño esfuerzo que hizo—. Duele…

—Es normal que duela —veo a Ades sonreír mientras que mi mirada está perdida—. ¿Quieres que me mueva?

Quiero hablar, pero las palabras no salen, asiento con mi cabeza. Ades comienza a moverse un poco y el dolor sigue hasta que va pasando y solo siento ardor mezclado con placer, le pido que siga moviéndose más y lo hace mientras lo escucho gemir cada vez que sus embestidas se hacen presente, siento cómo entra y sale de mí sin lastimarme.

MI CHICO MALO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora