Todas las mañanas, su rutina es la misma.
El despertador suena, escandaloso, trayéndola de nuevo al mundo real, alejándola de las pesadillas y los pocos sueños dulces que tiene cada noche.
Se levanta para prepararse para un nuevo día de trabajo, un día más cerca de la meta, se repite los días en los que regresar a la cama es muy tentador. Porque esta vida cansa, agota. Las cargas sobre sus hombros se vuelven demasiado pesadas, pero se repite que es un día menos para que él llegue a donde debe llegar.
Un día menos para que reciban su castigo merecido.
Acomoda la pistolera en sus hombros y coloca sus dos armas en las dos fundas a los lados de su tórax. Antes de cubrirse con la chaqueta del uniforme, se detiene sintiendo el metal que asoma del cuero, frío y lustroso.
Si lo permite, la familiaridad que siente ante esa sensación la asusta, pero a la vez siente una seguridad que la hace sentir poco orgullosa de sí misma.
Porque antes que su comodidad y su tranquilidad, está su miedo. No el suyo propio, sino el de él. Porque por eso sale de casa cargando dos armas bien mantenidas y cargadas. Porque sabe que él tiene miedos, aunque no los ponga sobre la mesa. Sabe que teme dar un paso en falso, cada día que recorren este camino tortuoso y largo que eligieron.
Lo ve en sus ojos, esos pozos oscuros en los que se pierde si no es suficientemente cuidadosa. Ve la disputa interna.
Las ganas de abandonar este camino y fingir que el ejército nunca existió.
Las ganas de tomar la justicia en sus propias manos y borrar al alquimista de Fuego de la existencia.
Porque él no confía en sí mismo como ella lo hace. Por eso ese día que se presentó en su oficina luego de la guerra, lista para seguir adelante, él le pidió ser su espada de Damocles, la que pende sobre su cabeza obligándolo a mantenerse en el camino correcto.
Trata de no pensar en lo qué sucedería si se desvía. A veces la carga de esa promesa pesa tanto como los pecados de la guerra, pero trata de alivianarla repitiéndose que él es más firme de lo que se da crédito. Se repite que él nunca haría nunca algo que la obligue a usar las pistolas que lo protegen para sacarlo de este mundo, ella sabe que le importa lo suficiente como para no obligarla a hacer eso.
Se coloca la chaqueta del uniforme para cubrir la pistolera cargada y sale, porque este es un nuevo día. Un día menos para llegar a donde deben llegar.
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Perdón si este es muy cortito, es que realmente no me inspiraba demasiado este prompt, escuché la canción y todo pero sinceramente no me gustó jaja, así que tomé algunas libertades creativas(?
Espero que les guste, lo subí ahora porque en Argentina ya son las 2 am del 9 de junio.
Nos leemos!
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Royai Week 2020
RomanceOne shots con los prompts elegidos para este año. Puede haber contenido clasificación T.