La desesperación inicial por su estado actual había menguado al saber que no sería algo permanente. Luego de que Havoc recuperar la movilidad de sus piernas, él podría usar la piedra para recuperar la vista, solo serían unas semanas. Pero, aun así, había momentos en que esa nada que cubría sus ojos lo desesperaba un poco.
Como ahora.
Riza lo había llevado a casa, dada la cantidad de heridos graves que dejó el Día Prometido, en cuanto recuperaron algo de fuerza ambos fueron dados de alta. Hawkeye aún estaba algo débil, pero nada que descansar no solucionara, y lo suyo no tenía ninguna solución que la medicina convencional pueda aportar.
Usando uso de todos los encantos de los que era capaz en su estado, logró convencerla de que se quede con él hasta que su vista fuera restaurada. Después de todo, realmente necesitaba su ayuda para desenvolverse.
Esa parte lo hacía sentir un poco patético. Pero de nada servía el auto desprecio ahora.
Estaba muy ocupado notando como, sin nada para ver, sus otros sentidos parecían más afinados. Uno de sus primeros lamentos al saberse ciego, además de no poder ayudar activamente en el primer momento de la batalla, fue no poder ver la cara de Riza Hawkeye. Ante la imposibilidad de demostraciones más intimas, su manera de saber cómo se sentía o si algo le sucedía era leer las sutiles expresiones de su rostro; como se fruncían sus cejas, como se abrían sus ojos. Pero se había dado cuenta mientras se recuperaban en el hospital de que ahora podía detectar los pequeños cambios en su voz, que servían para notar cuando el agotamiento propio de su estado la alcanzaba.
-Hace algo de frío.-
Hablando de la voz de Riza, esta lo sacó de sus pensamientos. Y tenía razón, su casa era un poco fría cuando caía el sol.
-Podríamos prender la chimenea. Hay fósforos en la cocina.-
-¿Tiene fósforos en su casa? No lo habría esperado Coronel.- Podía oír la sonrisa jocosa en el rostro de su Teniente.
-Por supuesto. ¿Por qué cree que nunca recibió un llamado diciendo que incendié la cocina intentando preparar un té?-
Riza se rio mientras escuchaba que venía con la caja de fósforos hacia la sala donde estaba él. Por suerte, no había olvidado conseguir leñas antes de que todo esto empezara. Escucho los sonidos de como Riza acomodaba las maderas y como encendía un fósforo, y de repente, la sensación del calor del fuego.
Y el crepitar de la madera.
De pronto no estaba en la comodidad de su sala junto a su Teniente.
Estaba en una fría noche del desierto tratando de buscar algo de calor de una fogata que logró encender de la misma manera que arrasaba con distrito tras distrito de gente ishvalana.
Y estaba solo.
Porque aún creía que Riza estaba segura en su casa de un pueblo alejado y que Hughes se habría salvado de venir al frente por sus tareas en la Corte Militar.
De pronto parecía que sus pulmones habían cuadriplicado su capacidad porque no lograba llenarnos sin importar que tan profundo respirara. Las paredes parecían cerrarse sobre él, y lo peor de todo es que no podía ver nada.
- ¿Coronel? -
Tragó saliva para poder responderle a Riza, pero no logró encontrar su voz.
Sintió unas manos haciendo presión en sus hombros y por un momento sintió terror. En la noche del desierto de Ishval se escondían muchos peligros, incluso para el infame alquimista de Fuego.
-Roy, soy yo, sigue mi voz. -
Trató de llevar sus ojos a donde suponía que estaban los de Riza, pero el no poder ver esos orbes chocolate lo hundía más en la desesperación.
-Riza, ¿dónde estás? - Si no hubiese estado tan aterrado se habría avergonzado de como sonaba su propia voz.
-Estoy aquí, tranquilízate. -
Riza guio su cabeza con sus manos hasta que sus frentes se tocaron. Intentó concentrarse en su respiración, la cual ahora podía oír con mucha mayor claridad, sospechaba que ella estaba exagerando su respiración a propósito para que pudiera seguirla.
Lo logró.
Cuando ella notó que su respiración estaba más calmada, llevó su frente a su hombro y acarició su cabello. Él rodeó la cintura femenina con sus brazos para acercarse más ella. Cuanto la había extrañado. Estuvo tantos meses tan cerca pero tan lejos a la vez que creía que se volvería loco.
- ¿Mejor? -
-Mejor. Muchas gracias. -
Se atrevió a darle un suave beso en el cuello, donde las vendas cubrían esa herida que casi se le arrebata para siempre.
- ¿Ishval? -
-Ishval. -
Definitivamente, volver a ese lugar cuando comenzara la reconstrucción iba a ser difícil para su salud mental, pero sentía que no había nada que no pudiera enfrentar si tenía a Riza Hawkeye a su lado.
-Y siempre estaré a tu lado, no lo olvides. -
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Perdón, sé que me atrasé! Pero estuve haciendo unas cosas de la universidad y no pude sentarme a escribir. Sé que ya terminó la semana pero igual voy a subir el que falta porque soy así de cabeza dura.

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Royai Week 2020
RomanceOne shots con los prompts elegidos para este año. Puede haber contenido clasificación T.