04. Si tan sólo...

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Las cejas de ambos alfas se mantenían fruncidas, sus ojos observándose con seriedad y sus bocas aplastadas en una linea tensa; Na paseaba su lengua por su mejilla interna sin apartar el contacto visual, mientras Jeno movía la cabeza en ángulos donde su rostro parecía transformarse todavía más retador. Los gruñidos bajos que soltaban ambos ponían a Renjun incluso más tenso de lo que ya estaba al presenciar otra pelea de ese par. Y entonces, en medio del pesado y potente aire lleno de aromas enojados mezclados comenzaron la batalla...

—¡Piedra, papel o tijeras! —Sus voces se mezclaron y sus manos se movieron al mismo tiempo, repitiéndolo cuando salían iguales.

Mientras tanto, Renjun se encontraba sentado en uno de los columpios rojos del parque meciéndose con tranquilidad a unos pasos alejados, sólo escuchando los gruñidos irritados al no poder dejar de sacar exactamente lo mismo Jeno incluso dio un par de saltitos ansiosos y Jaemin se haló del pelo con exasperación, pausando dramáticamente antes de volver a retomar el juego que definía quién de los dos llevaría la mochila del hyung. A pesar de que el omega les tenía dicho que no era necesario, ellos seguían con la idea de querer llevarla sólo para quitarle un peso de encima al día haber sido tan largo y cansado, Renjun no podía negar que de cierta forma era hasta lindo, pero era perfectamente capaz de soportar el peso de sus libros escolares

Ni siquiera entendía por qué tanto afán por una tonta mochila.

Escuchó la celebración de Jeno al haber sacado tijeras que cortaron el papel del pelirosa, comenzando a rodear al otro alfa en una canción infantil de victoria que buscaba burlarse del chico que se lamentaba sobre sus rodillas y manos en la arena del parque. Después, Renjun no pudo evitar sonreír enternecido por la manera en que el pelinegro parecia resplandecer de alegría pura acercándose a él, reverenciando con cortesía y extendiendo la mano como si estuviera invitándole a un baile real en un gran palacio y él fuese un príncipe. Riendo, el omega le tendió su mochila, mirando al alto alfa colocarla sobre sus hombros en la parte delantera, ya que llevaba la suya propia detrás.

—Que conste que sólo por hoy, ya que en verdad estoy cansado, ¿entienden?

Sin más, Renjun se levantó para comenzar a caminar de regreso a casa, con ambos cachorros a sus costados. Podía oler la felicidad del pelinegro en el aire, incluso llegó a contagiarlo, aunque se vio un tanto opacado por el aroma de tristeza a su lado izquierdo. Jaemin iba con la cabeza gacha y las manos sujetando las correas de su mochila, un pequeño puchero en su labio inferior y los ánimos al cero. Hacían un contraste increible, mientras Jeno parecía brillar en inocente alegría, Jaemin lucía como el aura de algún personaje de caricatura deprimente. Renjun sólo se encontraba en medio, con sentimientos chocando que claramente no eran los suyos pero que impactaban en él como si lo fueran.

Así que mordiéndose el labio inferior pensó qué podría hacer para contentar a ambos; Jeno estaba bien llevando su mochila, ¿pero qué hay de Jaemin? ¿Qué podría ponerle feliz? ¿Qué podría hacer...?

Sonrió con inocencia al mirarle, —Jaemin-ah, ¿te molesta si me llevas en tu espalda? Hyung se siente... muuuuuy... muy cansado...

Ya que fue de repente, obtuvo dos reacciones distintas: ambos abrieron los ojos igual de sorprendidos, pero el alfa pelirosa pronto sonrió en grande como un adorable chiquillo mientras se quitaba la mochila y la dejaba en el suelo para darle la espalda al omega aceptando sin palabras. El pelinegro por su parte, abrió boca y puchereó un poco celoso, aunque tampoco iba a quejarse por ello, no cuando tenía el perfume natural del omega acariciándole la nariz desde su mochila en el pecho, sólo manteniéndolo tranquilo. Asi que sólo observó al hyung dar un pequeño brinco para aferrarse a los hombros y caderas del otro alfa, en tanto Na lo sostenía con ambos brazos y se alzaba un poco inclinado por el peso extra.

—Hyung, ¿puedes llevar mi mochila? —Na miró a Jeno, todavía sonriente. El pelinegro asintió sin mucho entusiasmo, colgándola en su hombro desde una de sus correas.

Entonces se encaminaron hacia la casa del hyung en medio de una agradable charla amena.

[...]

Yangyang alzó una ceja en cuanto el aroma familiar se adentró a su hogar, saliendo de la habitación con una mueca de curiosidad. —¿Está dormido? —Le preguntó a los alfas de su hermano mayor, quienes asintieron al mismo tiempo.

EI pelirosa dejó al omega con cuidado sobre el sofá más largo del salon principal, mientras el pelinegro se encargaba de dejar la mochila cerca del pequeno librero. Yangyang sólo se quedó ahí en medio de la sala observando a su hermano dormir como un bebé siendo arropado por Jaemin, quien se había quitado la enorme sudadera para cubrirlo con ella. Renjun incluso se acurrucó bajo la tela oscura, olisqueando entre sueños antes de suspirar satisfecho, como si el perfume del alfa lograra tranquilizarlo hasta acunarlo. Y quizás no estaba tan lejos de la realidad; Renjun admitía abiertamente amar la fragancia de sus alfas, por lo que cualquier oportunidad de llenarse en ellos era totalmente tentadora y en definitiva, el no la desperdiciaría. Ni siquiera durmiendo, como en esos momentos donde lo único que hacía en medio de balbuceos sin sentido era seguir restregando su mejilla contra la sudadera.

Jaemin podría explotar de la ternura a causa de la imagen de su hyung disfrutando de su olor si pudiera. Incluso aunque quería sacar su móvil para inmortalizar el momento decidió no hacerlo, sólo porque sabía que Renjun se enojaría después...

—Gracias por traerlo, chicos —Yangyang les sonrió a ambos, quienes asintieron del mismo modo.

—Siempre velaremos por la seguridad de hyung

—Lo protegeremos.

Y sin quitar la sonrisa de su rostro, Yangyang pensó que su hermano tenía mucha suerte de contar con un par de alfas como lo eran ellos, quienes seguían a su lado a pesar del rechazo indirecto que recibían siempre.

Si tan sólo Renjun los aceptara por completo.

cappuccino candy | norenminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora