Jeno escuchó las quejas de los miembros del equipo de béisbol cuando el entrenamiento terminó, observándolos caminar por la gigantesca cancha para dirigirse a las duchas. Buscó la cabellera rosa de Jaemin, encontrándolo en las bancas acomodando su bolso deportivo, por lo que se acercó a pasos calmados. Na pareció notarlo, pues levantó su cabeza en cuanto el fuerte aroma de la cafeína tostada inundó sus fosas nasales, su alfa interior de pronto animado siendo que hasta hace unos segundos estaba agotado por todo el ejercicio.
El pelinegro le quitó la gorra azul marino del cabello para ponérsela, después pasando sus largos dedos por el cabello del alfa menor para peinar el desastre que creó. Jaemin sintió un vuelco en su corazón, junto a su alfa mover la cola como un cachorrito contento.
—¿Para qué querías que viniera? —Jeno escondió sus manos en los bolsillos de su chaqueta de mezclilla después de peinarlo, mirándolo atento.
Y Jaemin tragó saliva nervioso, sentándose en las bancas para palmear a su lado invitándolo a acompañarlo. Lee se sentó con las piernas ligeramente abiertas, teniendo que acomodar la gorra del uniforme deportivo para observarle mejor, esos ojos castaños brillando en verdadera curiosidad. Después del mensaje de Jaemin, Jeno había estado el resto de la jornada escolar pensando sobre ello, con un presentimiento extraño que no podía explicar, pero que hacía a su lobo retorcerse de anticipación. El pelirosa parecía ansioso, jugando con sus manos y mirando hacia diferentes direcciones con tal de no verlo a la cara, y eso únicamente ponía al alfa mayor confundido.
—¿Está todo bien? Te ves... Intranquilo.
Suspirando, Na se atrevió a verlo un segundo antes de desviar sus ojos y enfocarlos en las grandes manos del pelinegro. —Estuve hablando con mis amigos, ellos dijeron que... éramos rivales.
—Oh...
—Y bueno, ellos en realidad tienen razón —finalmente se enfocó en su rostro, observando en Jeno una expresión tensa que endurecía sus facciones y lo hacía ver más dominante de lo que ya era— es verdad porque...
—Porque ambos vamos tras el mismo omega.
Asintió, suspirando profundo. —Pero yo no te veo como un rival, ¿sabes? Mi alfa incluso está bien con tenerte cerca del omega a quien quiere cortejar.
Y es que mentira no era, Jaemin tuvo que indagar en sus recuerdos para tratar de buscar un solo momento en que se sintiera verdaderamente amenazado de Jeno, incluso tuvo que concentrarse en ponerse en contacto con su alfa interior para así llegar a la conclusión de que ambos no veían a Jeno como un rival. Lee era amigable, simpático y elocuente, era un alfa tan amable y educado que era imposible no encariñarse. Al principio, cuando comenzaban a lidiar con ese lío amoroso, tal vez si lo odio un poquito producto de los celos, pero eventualmente terminaron encantados. Su alfa y él, a ambos les agradaba Jeno.
Quizá demasiado
—Y eso es extraño, porque quizá nos agradas más de lo que deberías hacerlo siendo que también vas tras hyung.
El pelinegro ladeó la cabeza, sus cejas frunciéndose. —¿Estás tratando de decir lo que creo que tratas de decir?
Jaemin asintió, poniéndose tímido, encogiéndose de hombros. De pronto inseguro por lo siguiente que estaba por decir—: ¿Es... es muy extraño que a mi alfa le gustes?
Jeno sintió su rostro arder, su frente se arrugó cuando sus cejas se fruncieron un poquito más y sus labios temblaron en muecas entre asombradas y avergonzadas. Se quedó callado, solo mirando Ios ojos oscuros del alfa menor, su cabeza procesando la inesperada información. ¿Honestamente? No estaba disgustado, ni siquiera su lobo interior, en realidad se sorprendió al reconocer que estaba incluso aliviado. Su corazón había estado tan alterado desde ese presentimiento extraño cuando leyó el mensaje, que había pensado que sería algo malo.
—¿Esto es una declaración? —Se rió nervioso, volviendo a acomodar la gorra sobre su cabeza sólo para disimular el temblor de sus manos—. ¿Qué se supone que debería hacer?
—¿No... no estás molesto? ¿Ni disgustado?
Y Jeno volvió a reírse, pero esa vez por la manera tierna en que la pequeña nariz y la boca pelirosa se arrugaron en una mueca desconcertada. —No lo estoy... pero sí estoy sorprendido, es decir... nunca he recibido confesiones de alfas, solo omegas y betas.
—Y yo nunca lo he hecho con un alfa.
Un suspiro largo escapó de los labios del pelinegro, su cuerpo recargándose en la pared tras las bancas. Sus ojos castaños escanearon el verde pasto que rodeaba el campo exceptuando el área del cuadrangular donde jugaban, su mente pensando con seriedad sobre la situación en la que se encontraba. Porque, Ie gustaba Renjun en serio le gustaba el omega, pero también era cierto que se sentía a gusto con Jaemin; su alfa no sintió rencor hacia él después de los primeros días donde se sintió celoso cuando le miraba muy confiado junto a hyung, después aprendió a querer y valorar la amistad que se había forjado desde circunstancias extrañas. ¿Y luego? Su lobo y él simplemente terminaron encariñados con Jaemin, a gusto con su aroma y la manera en que el perfume natural de Renjun se mezclaba junto al suyo propio también en un combo tranquilizador para los tres.
—Jaemin-ah... ¿qué podría ser más extraño que confesarte a otro alfa siendo alfa?
El aludido lo pensó, aplanando los labios todavía nervioso. —¿Ser correspondido?
—¿Sabes qué podría ser incluso más extraño?
La expresión relajada del pelinegro alteraban los nervios de Jaemin, quien solo se encogió tragando saliva ansioso, su lobo inquieto. —¿Qué?
Sin responder, Jeno le sostuvo del cuello del uniforme blanco a rayas delgadas horizontales, apretando el agarre de sus dedos para acercarlo bruscamente a él, ladeando el rostro y así uniendo sus bocas. Jaemin se quejó porque la gorra sobre la cabeza de Jeno le pegó en la frente, provocando que se alejara tan pronto como el toque de labios se sintió, y ambos sintieran sus caras colorearse de la vergüenza.
—Diablos, eso fue patético —el pelinegro se rió, quitándose la gorra para pasar las manos por su cabello logrando despeinarlos—. ¿Dolió mucho?
Jaemin asintió, con su mano izquierda sobando el golpe, antes de que los largos dedos de Jeno decidieran atenderlo. Su rostro fue alzado por un par de dedos que le sostuvieron del mentón, con el cuerpo ajeno inclinándose para ver más de cerca, la gran mano masajeando la zona herida y sus ojos castaños enfocados en los suyos. Fue silencioso, la manera en que Jeno acortó la distancia fue tan suave que Jaemin ni siquiera lo notó, no hasta que sintió después la cálida boca que se amoldó con la suya; fue lento, una agradable caricia de labios que hizo estragos su corazón y alteró a su lobo.
Ambos alfas internos, que parecían contentos, retorciéndose extasiados en la cálida sensación de estar juntos. Aunque se sintió incompleto.
Y cuando se separaron, el sonido húmedo se escuchó como un leve susurro, sus respiraciones mezclándose, Jeno dijo—: Debemos hablar con hyung.
—Los tres juntos —Jaemin añadió y el pelinegro estuvo de acuerdo.
¿Qué podría ser más extraño que dos alfas corresponiéndose? Quizá dos alfas dispuestos a compartir al mismo omega.
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cappuccino candy | norenmin
Hayran KurguLos ve como un par de cachorritos, no puede tomarles del todo en serio, y no quiere hacerles daño poniendo a uno sobre otro. Pero los alfas bebés ya están ilusionados y esperan pacientes una decisión. ¿Dos alfas y un omega? ¿No es eso peligroso? Pe...