Abrió los ojos lentamente, la intensa luz del hospital lo cegó por unos segundos. Extrañamente el malestar era casi inexistente, ¿cómo salió de aquella terrible situación? ¿Fue acaso todo un sueño? Miró hacia el frente y Buccellati estaba allí con él, esto le hizo sonreír, ¿fue él quien lo rescató de Fugo?
Fugo.
¿Qué había pasado con él? Su cabeza dolía, pero recordaba sus palabras, recordaba su dolor. Su sonrisa fue reemplazada por una mueca, y las lágrimas y gemidos alertaron a Buccellati, quien se dio cuenta de que Narancia al fin había despertado.
-Narancia, estás bien, ya todo pasó, estás a salvo. – trató de calmarlo, poniendo con cuidado su mano en la pierna cubierta por las sábanas del contrario.
-F-Fugo, ¿dónde está Fugo? ¿qué le pasó? –
-Está bien Narancia, él jamás volverá a hacerte daño. –
-No, no, esto es mi culpa, Fugo... Fugo tenía razón, todo esto es mi culpa, por favor sálvalo Buccellati, ayúdalo. – pasó sus manos por su rostro, secando sus lágrimas producto del arrepentimiento que sentía al no haberse dado cuenta de lo dolido que Fugo estuvo por tantos años.
-¿De qué hablas, Narancia? Nada de esto fue tu culpa, Fugo estaba trastornado y obtuvo lo que merecía. –
Los ojos de Narancia se centraron en Buccellati.
-... ¿Qué le hicieron a Fugo? –
-Lo que tenía que ser hecho. – dijo sin vacilar. – Tal vez ahora no lo comprendas, pero tarde o temprano lo harás, Narancia. –
No comprendía como su vida se había destrozado tan rápido, y temía jamás comprenderlo.
[ ... ]
Habían pasado ya doce años desde aquellos acontecimientos y no había día que Narancia no recordara la horrible tortura a la que fue sometido, pero más que eso, se preguntaba quien tenía la razón, si Fugo o Buccellati.
-Hola, Pannacotta. – saludó a la tumba que él mismo había construido. – Ha pasado un tiempo desde que te vine a visitar. –
Dejó el ramo de flores en el pasto.
- Buccellati y yo hemos decidido tener un hijo, aún no tenemos nombre, pero, ¿sabes? – un par de lágrimas salieron de sus ojos, quebrando su voz. – Quiero llamarlo como tú, Pannacotta, siempre creí que era un hermoso nombre. –
Titubeó antes de continuar.
-Por favor, ¡te ruego reencarnes en él! ¡reencarna para que Buccellati te ame tanto como quisiste! ¡Si reencarnas yo mismo me aseguraré de quererte mucho! –
Narancia no pudo contener el llanto y estuvo unos segundos sollozando.
-Espero... espero que lo consideres, debo irme, te extraño mucho, volveré pronto, Pannacotta. -
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Where is Narancia? -FUGONARA- (EROGURO)
FanfictionLa vieja noche era calurosa, dando entrada al caliente verano que se aproximaba a paso veloz. El joven Narancia iba tarde a su clase nocturna, en un mundo donde los stands habían desaparecido sin dejar un solo rastro de magia que los caracterizaba...