Un Mew Sin Poderes

Cap1 Atrapado?

Yo tengo una rutina, una rutina que repito todos los días, meses y años. La verdad es que, estar haciendo una y otra vez lo mismo, me ABURRE. Llegue a ese punto donde no pude aguantar más la presencia del aburrimiento en mi vida, estaba cansado, quería que se fuera.

Pero claro, no era tan fácil hacerlo. Es como si vivieras con tu suegra, estás cansado o cansada de verla todo el tiempo y hasta sueñas que se ganó un premio de $40000 dólares y se mandó a mudar a la otra punta del país, muy lejos de ti, pero eso era casi imposible!

Mi caso era algo parecido.

Me acuerdo que un día, mi queridísimo amigo el aburrimiento me dijo "¿Crees que más a botar? pues en tu vida yo me voy a quedar", yo inmediatamente me puse de rodillas y le pedí perdón, a lo que él me respondió "Así me gusta jejeje", quedamos en silencio por un momento hasta que el me advirtió "Yo que tú me alejaría de ahí", yo quede confundido. En aquel instante yo estaba flotando entre las nubes mirando a todos lados tratando de comprender, hasta que un rayo que venía directo hacía mí me quito la duda que tenía. NO sé lo que estuve haciendo que no me percaté de que una tormenta se acercaba, y por culpa de eso, mi pelaje blanco ahora era negro y con los pelos en punta.

Ya sé que el aburrimiento no es una persona, pero yo lo considero como uno. En ese tiempo yo era muy imperativo.

Cuando era verano a mí me gustaba dormir en las altas montañas que en la punta tenían nieve, claro que no todo el tiempo, o si no me daría una gripe de un MES!. ¡Gracias a eso no me afectaba mucho el invierno, y era mi estación favorita!, a mí me gustaba más el frío que el calor. Siempre que nevaba me ponía a jugar a la guerra de bolas de nieve con otros pokémon, y yo siempre ganaba. También hacíamos muñecos de nieve, castillos de nieve. o nos echábamos en el piso y agitábamos los brazos para hacer distintas figuras.

Y se dirán, ¿Que tiene esto de aburrido?

Pues para que sepan no todo el tiempo nevaba. Yo paro de un lugar a otro para que nadie descubra mi ubicación, o si no ya tendría a varios humanos persiguiéndome.

Cuando no nevaba, jugaba a las escondidas con los pokémon de mi alrededor, pero es que jugar el mismo juego una y otra vez ABURRE. Tanto jugar a las escondidas que me convertí en un "experto" en ese juego.

Lo que quiero en una aventura, ver lugares que nunca he visto, conocer personas fantásticas y cosas así. ¿Pero cómo puedo cumplir ese deseo? Al paso que voy no lo voy a lograr.

Por ahora estoy disfrutando del paisaje y sintiendo el aire fresco de una mañana. Se sentía bien estar allí arriba, con todas las nubes alrededor y un hermoso lago atrás mío.

Baje a la superficie para averiguar si había algún pokémon con quien jugar. Me acerqué al lago y pude ver mi reflejo en el agua, un poco deformado por el movimiento, pero luego mi reflejo fue interrumpido por un pequeño pokémon que salió del agua en un salto, empapándome por completo.

_Hola me llamo Poliwag - dijo el pokémon entre risitas al verme empapado

_Yo Staryu - dijo otro pokémon que había salido del agua haciendo varios giros

_Y yo Horsea - dijo otro sacando su cabeza del agua

_ ¿Y tú? - dijeron los tres a la vez

Me sacudí para poder quitarme el agua de encima salpicando unas cuantas gotas gotitas a los pokémon.

_Mi nombre es Mew - dije poniendo una sonrisa

_ ¿Quieres jugar? - preguntó el Poliwag dando saltitos

_ ¡Sí!¡Sí! - asistí dando varias vueltas a su alrededor, mientras estos soltaban unas cuantas risitas

Staryu se zambullo en el agua provocando una ola quien fue directo hacia Poliwag dejándolo bien mojado. Staryu se rió junto con Horsea, lo que provocó que Poliwag se molestara inflando los cachetes, y como respuesta a su enojo se tiró al agua provocando una ola el doble que hizo Staryu, los dos se quedaron con los ojos abiertos mientras Poliwag reía. Yo solo observé la situación mientras una gota corría por mi cabeza y como ya me estaba aburriendo decidí unírseles zambulléndome en el agua provocando una ola el triple que hicieron los pokémons. El lugar quedo en silencio, hasta que las carcajadas se hicieron presentes, al igual que las mías.