CAPITULO CINCO - FINAL

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Los chicos llegaron al Palazzo con aires renovados. Completamente felices. No había lugar a nada más que risas y cotilleos. Cara bajó de la camioneta y se dirigió rápidamente a su dormitorio para terminar de empacar las cosas que tenía que llevar. Por su parte Din Din hizo lo mismo y fue a su dormitorio.

- ¡Lucrezia, hija! – doña Ariana estaba en lo alto de la escalera que daba al patio principal del palazzo - ¡Cuando termines lo que sea que tengas que hacer, vienes a terminar de empacar y dile a Ville que suba a ayudarnos con estos paquetes!

- ¡Claro mamá! – le respondió sonriendo desde la camioneta – Ya la oíste – le dijo a Ville – tienes que ayudarle a bajar los paquetes.

- Por supuesto que lo haré, pero primero dame un beso – la chica le dio un beso demorándose más de la cuenta – Mmmmm a eso me refería – cerró los ojos con felicidad - ¿Llevarán todo? – preguntó.

- No, solo algunas cosas. Ya sabes, lo importante. El coronel dijo que ya no teníamos que usar nada de lo que tenemos aquí pero, siempre hay recuerdos que una quiere llevarse consigo – le regaló una sonrisa hermosa a Ville. Caminaban en dirección a la habitación de la madre de la chica, pero se detuvieron en un pasadizo solitario que tenía una banca de piedra y que daba a un patio más pequeño dónde se veía una fuente rodeada de flores.

- ¿Cómo llevarán las cosas? – Ville preguntó.

- Bueno primero pondremos todo en la camioneta de allá – señaló una 4 x 4 que se encontraba aparcada junto a la que ellos habían usado – luego se supone que los empleados del coronel la llevarán al aeropuerto para enviarlo todo como equipaje.

- ¿Ustedes irán en esta? – señaló la que estaba frente a ellos.

- Iremos Ville.

- ¿Qué quieres decir? – levantó una ceja.

- Que el coronel compró tu pasaje para Helsinki – la chica soltó una risita ante la sorpresa del chico – yo no quería que te quedaras solo hasta que consiguieras pasaje. Tu vuelo sale un par de horas después del nuestro – empezó a reír con ganas.

- ¿Y cuándo pensabas decírmelo, mocosa malcriada? – le dijo apretándola contra su pecho mientras la sostenía por la cintura, riendo.

- Disculpa... ¡Ay Ville! – reía ante las cosquillas que Ville había empezado a hacerle – Perdona en serio... ¡No, basta! ¡ah! – no paraba de hacerle cosquillas – Es que no quería decírtelo hasta estar con ellos arriba pero ya no quedaba de otra. ¡Ville para! ¡Suéltame! – reía a pierna suelta – Pero no te preocupes... – tomó aire y suspiró, Ville ya la había soltado – Nos veremos muy pronto. Le dije a mi madre que iría a verte el otro mes a Helsinki y estuvo de acuerdo. Tengo algunos ahorros y puedo comprarme el pasaje.

- Lucrezia... – eso lo tomó por sorpresa – yo... - la chica puso los dedos sobre los labios de Ville.

- No digas nada. Antes de empezar a estudiar quiero ir a verte. Quiero conocer tu casa... A tus padres – sus mejillas se pusieron rojas y se puso nerviosa – Bueno... si tú quieres... tú conoces a mi madre y... - Ville la besó, callándola.

- Claro que quiero que conozcas a mis padres – le dijo cuando logró separar sus labios de los de ella – También tengo un hermano menor ¿Recuerdas? – la chica asintió contenta - Quiero que conozcas a los chicos de mi banda. Quiero mostrarte mi lugar favorito en Helsinki. Es una torre que antes era un fuerte de vigilancia para situaciones de guerra. Sabes, algún día voy a comprar ese lugar y voy a remodelarlo para que sea mi casa.

Gone with the SinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora