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⋆ Ciudad de México | Presente ⋆
ʚ Sofia's pov ɞ

Amor.

Un sentimiento que toda persona debería sentir al menos una vez en su vida.

Es sorprendente cómo un único sentimiento puede alterar nuestra realidad en un instante. En un abrir y cerrar de ojos de la plenitud de la felicidad y la emoción, nos vemos sumidos en la ira o los celos.

Amar implicaba otorgar a otra persona un control sobre nuestras emociones, concediéndole el poder de herirnos cuando así lo desee y, en esencia, terminamos dedicando nuestra existencia a pensar en ella constantemente.

Cuando eres joven, suele ocurrir que el simple hecho de que la persona por la que estás flechado no te preste atención y te parece el fin del mundo convirtiendo una pequeña situación en una tormenta descomunal. Mi madre solía decirme que en la vida experimentaría miles de amores: algunos me enseñarían lecciones, otros me ayudarían a sanar, y la mayoría de ellos me lastimarían. Sin embargo, lo que aprendiera de cada experiencia amorosa dependería de cómo enfrentara los desafíos y de la madurez con la que interpretara las situaciones.

Entonces aprendí que amor no es necesariamente romántico, el amor podía ser fraternal, amistoso o paternal, únicamente nosotros nos cerramos a la idea de que el concepto que engloba la palabra "Amar" se reduce únicamente al romanticismo, pero estamos completamente equivocados. El concepto de "amar" es amplio y complejo, tanto que una vida entera no sería suficiente para desentrañarlo por completo.

—¡Max, baja a desayunar amor!—grité desde la cocina de mi departamento escuchando los pequeños pasos de mi hijo golpeteando en las escaleras.

—Aquí estoy mami—pronunció mi hijo al llegar a mi lado. Lo coloqué en la silla alta del desayunador, le serví un vaso de leche, le di un beso en la mejilla y él respondió con una sonrisa.

—¡Ay! Te amo tanto Maxi—expresé mientras lo abrazaba, y mi dulce bebé solo reía, a esto me refería cuando dije que el amor es primordial en la vida del ser humano. Con este pequeñito que era mi vida entera, mi familia y el amor de mi vida, por fin comprendí que había algo más allá del romanticismo—¿Qué tal dormiste patito?—le pregunté

—Bien mami, ¡soñé que manejaba el auto y luego volaba por el cielo!—exclamó emocionado manteniendo con sus ojitos bien abiertos y haciendo ademanes exagerados.

—¿Enserio bebé?—le pregunté con un tono de asombro bastante exagerado—¡Deberías contarme más de tu sueño!—le comenté emocionada.

El timbre de casa sonó haciendo que mi hijo me mirara curioso. Nadie solía visitarnos tan temprano.

—¿Quién es mami?—me preguntó y revolví su cabello.

—Ahorita vemos, tu desayuna para que podamos irnos a la escuela amor, ¿Estamos?—bese su cabeza cuando asintió y fui directamente a la puerta mientras frotaba mis manos con mi pantalón de vestir.

Pase un mechón de mi cabello húmedo detrás de mi oreja pues me estorbaba y abrí la puerta de forma distraída, sin mirar antes por el picaporte o manteniendo el rostro en alto.

—Buenos días Sofía—escuché aquella voz masculina que me hizo levantar el rostro de forma rápida, en unos segundos sentí mis piernas flaquear, la respiración irse de mis pulmones y toda la saliva de mi boca secarse.

A esto me refería con el poder que le dabas a una persona sobre tus emociones.

—Buenos días—respondí de forma neutral, sintiendo la habitual oleada de emociones que me dejaba con el ánimo por los suelos al verlo. Carraspeé antes de continuar—¿Qué haces aquí? hoy no es día de visita y estoy a punto de llevar a Max al kínder—pregunté, retrayendo mi brazo derecho en el marco de la puerta.