Dos: Risas escondidas

741 88 7
                                    

Ciudad de México | ocho años atrás
ʚ Sofia's pov ɞ

Sentía que atravesaban mi craneo con un taladro.

Me revolví entre las sábanas mientras sentía picazón en el cuerpo. Al abrir los ojos con dificultad debido a la intensa luz del sol que se filtraba por las cortinas y cuando pude enfocar un poco, noté que a mi lado descansaba Sebastián quien me daba la espalda mientras se aferraba al cuerpo de la chica de cabello cobrizo. Me senté en la cama teniendo un panorama completo de mi habitación encontrando a los dos chicos faltantes dormidos en el suelo frente a mi escritorio, supuse que habían sacado la colchoneta de mi closet pues no noté incomodidad en ellos.

Suspiré sintiendo un vacío inexplicable en el pecho, como si algo me faltara, esa sensación de extrañar algo, pero no saber que era ese "algo" con exactitud.

Supuse que solo sería un efecto secundario de la resaca.

Bufé retirando las cobijas de mi cuerpo para levantarme de la cama, me tiré al suelo para buscar mis crocs, cuando las encontré decidí ir en busca de algo que me ayudar a ver con claridad, no tenía idea de cómo o dónde me quite los lentes de contacto por lo que tomé las gafas que guardaba en mi mesita de noche.

—¿Te sientes bien Sofi?—escuché la voz ronca y cautelosa de Sebastián a mis espaldas provocando que diera un brinquito del susto y girara a verlo.

—Si, todo bien—le susurré de vuelta—ustedes acomódense bien en la cama, voy por agua—le sonreí falsamente y el volvió a cerrar los ojos.

Salí con cuidado de mi habitación encontrándome con Nini apenas atravesé la puerta.

—Ahora si te la bañaste Sofía, el Aldo se vomitó en el patio—me dijo con desagrado apenas me vio y bufé comenzando a caminar a su lado.

—No me digas eso, ¿Se enojó mi mamá?—pregunté acomplejada y ella negó.

—No, solo le dio risa como llegaron todos borrachotes. Dijo que de todos modos iban a terminar lavándolo—se encogió de hombros, terminamos de bajar las escaleras y ella fue directamente hacia la gaveta de medicamentos—Se fue en la mañana pero dijo que tomarás una aspirina y una Loratadina por tu alergia—puso las pastillas frente a mi y rasque mi cabeza con necesidad.

Era bien sabido que el alcohol y yo teníamos una relación de amor-odio, pues al beber cantidades excesivas de él mi cuerpo no podía metabolizarlo de manera correcta provocando que apareciera un salpullido insoportable por todo mi cuerpo y terminara arrepintiéndome de haberlo ingerido.

Tomé ambas pastillas con un poco de agua y después le pedí a mi hermana una tira completa de aspirinas para los demás. Subí con pereza dejando un par de botellas de agua sobre mi escritorio junto a las pastillas. Saqué algo de ropa y decidí darme una ducha pues misteriosamente me sentía con un olor horriblemente penetrante a garnachas.

Deje que el agua de la ducha se entibiara un poco y pasados unos minutos, aquella lluvia artificial empapo mi cuerpo por completo permitiéndome cerrar los ojos a consecuencia de la relajación que me invadió por algunos minutos.

La noche había sido caótica, aún me sentía herida por la situación con Sebastián pero realmente no podía hacer mucho más que cerrar el ciclo, no podía darme el lujo de perder su amistad por una tontería. Suspiré tomando algo de shampoo, aplicándolo en mi cabello y masajeando hasta que comenzara a formarse un poco de espuma en el.

The first date;QuackityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora