O1. Inicio de los problemas

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Secret love | 01
“inicio de los problemas ”

Catra suspira pesadamente mientras estira sus brazos en un intento de ahuyentar el cansancio que habitaba en su cuerpo, y al mismo tiempo, siente como los huesos de su espalda y brazos truenan luego de poder moverse al cabo de una hora quieta. Agotada. Esa es la palabra que podría describirla al 100%, pero no tenía otra opción que tan sólo esperar a que marquen las 3 de la tarde y así poder irse.

Cuando estuvo a punto de levantarse, pudo sentir a la lejanía risas familiares, risas familiares que se acercaban en su dirección. De reojo pudo ver una melena larga y violeta, y a su lado, otra más corta y blanca. Eran sus amigas.

—¡hey, Catra! —saludó animandante Scorpia, mientras dejaba una gran y fuerte palmada en su espalda. Sintió como la chica al instante apartó su mano y la miró con preocupación al saber que se excedió de fuerza, pero Catra sólo le sonrió—. ¿Cómo te fue hoy, Gatita?

Ella rodó los ojos juguetonamente al oír aquél tonto apodo, y lo tonto también era su origen.

—me fue b... - fue inmediatamente interrumpida por Entrapta, quien se le acercó peligrosamente a su rostro y la examinó.

—Tienes los ojos rojos y un poco de obscuridad bajo ellos, ¿has estado descansando bien? —la más pequeña hizo que Catra abriera la boca no dándole oportunidad a que ella protestara, y echó un vistazo rápido —. ¡Tampoco te lavaste los dientes!

Catra se sonrojó fuertemente al saber que todos en ese salón habían escuchado lo que la baja gritó, así mismo dándole un zape para que cerrara la boca.

—¡Entrapta! —la regañó Scorpia mientras colocaba sus manos en su cintura, ella siempre adaptaba ese estilo materno cuando se trataba de Catra. La grandota sentía la gran necesidad de cuidarla, lo cual en ocasiones Catra encontraba raro. Pero le gustaba.

—¡Lo siento!

Catra suspiró pesadamente, ganando nuevamente la atención de sus amigas, las cuales la miraron esperando a que dijera algo. Como siempre lo hacían.

—No he estado descansanso bien, ¿sí? La escuela me agobia y estoy teniendo un par de problemas en casa. —terminó, aunque cuando vió las expresiones del par se apresuró a seguir—: Nada grave.

—Hoy no habrá noche de películas, hoy quiero que descanses—habló Scorpia ladeando ligeramente su cabeza hacia un lado, su mirada reflejaba preocupación.

Catra se regañó internamente al olvidar la noche de películas, estuvo tan ocupada con ella y la escuela que lo había olvidado por completo. Pero no se los hizo saber, por lo que sólo esbozó una mueca y asintió con resignación. De todos modos Adora iría a su habitación esa noche.

Adora. Retuvo una sonrisa en su interior para no parecer rara, pero tan solo la mención del nombre de la Rubia podía causarle una gran felicidad. La morena hace bastante que no la veía, más bien, hace bastante que no tenían un momento solo para ellas dos.

—por otro lado, ¿a ustedes como les fue? —cambió de tema la chica de ojos heterocromáticos, dejando de lado sus pensamientos y enfocándose en sus amigas. Se apoyó sobre su silla al ver como sus amigas se sentaban en su mesa.

Scorpia fue su primera amiga allí, la primera que se acercó cuando llegó de intercambio y le enseñó un poco más de inglés, la primera que no le interesó esa apariencia ruda que según todo ella poseía y le dió un gran abrazo cuando ella no lo pidió.

Por otro lado, Entrapta había llegado tiempo después, siendo nueva también, aunque en su caso sólo había sido un cambio de instituto. E fue realmente buena con Catra, ya desde la primera palabra que le dirigió la "felina" supo que la más pequeña era un tanto rara. Rara en buen sentido.

Entrapta y Scorpia estuvieron contándole su día a la morena, carcajeandose de vez en cuando al recordar como al profesor de Historia se la había caído su peluquin. Cosa que también hizo reír a Catra, pero esa gran y genuina sonrisa que tenía en su rostro se esfumó de a poco cuando notó lo que sucedía detrás de sus amigas.

Adora estaba a centímetros de un chico de tez morenoña, el cual la tenía semi-arrinconada contra una pared. Nada grave, parecían estar charlando animadamente como cualquiera otra pareja lo haría. Pero, detalle, ese chico no era su pareja. Ese chico ni se acercaba a lo que Adora quería, a lo que ella tantas veces le había contado y asegurado que le gustaba.

Ese chico no era Catra.

—¡hey, Catra! —la llamó Scorpia, sacándola de su transe y haciendo que apartara la mirada por inercia. La albina volteó y miró en la dirección en la que Catra lo hacía con anterioridad, frunciendo ligeramente el ceño al no notar nada raro—. Creo que necesitas una siesta urgentemente.

Catra forzó una sonrisa mientras asentia, sintiendo como un nudo comenzaba a formarse en su estómago y pecho.

—¿saben que? Sí, iré a mi dormitorio e intentaré dormir hasta la próxima clase—dijo en un suspiro la Latina mientras se colocaba de pie, guió su mirada disimuladamente y durante sólo un segundo hacia donde se suponía que Adora estaría. Pero ya no estaba—. Si ven que no vuelvo, ¿podrían avisarle a los profesores?

—¡claro! —afirmaron de forma unisona dándole el pase libre para que Catra se fuera, lo cual hizo, yéndose directamente a su dormitorio.

En el proceso buscó a Adora con la mirada, aunque no notó que lo hacía en ningún momento. Pareciera que Catra lo hiciese involuntariamente, como si su cerebro quisiera encontrarla y quedarse tranquilo, como si quisiera estar segura de que todo estaba bien.

Cuando estuvo a sólo dos pasillos de su cuarto, se dió cuenta de que estaba actuando como una novia celosa. Que no necesariamente Adora debía ser así de cercana solo con ella. Digo, ella ha visto muchas veces como Scorpia y perfuma hablaban amigablemente con bastante cercanía. Se sintió tonta.

Y, en el momento en el que se cansó de mantener la mirada en alto, la bajó al suelo, riendo suave y dispersado toda preocupación que en su cuerpo habitaba posteriormente.

Quizás sólo era celosa en vano.

Pero de todos modos, ese pequeño descanso se lo tomaría.

secret love ! catradoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora