⚪Cap. 16⚪

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Os han contado la historia de una forma distinta, quizá.

¿Qué fue de mi historia con Minho? ¿Por qué empezamos por la historia de mi hermano, antes que por la mía propia? Tal vez penséis que es de locos... Y acertais.

Mi dulce locura...

-¿En qué tanto piensas?

Sonreí al escuchar su voz y al sentir sus brazos rodear mi cintura por mi espalda

-¿Recuerdas cómo nos conocimos?- murmure mirándolo de reojo -Fue gracioso

-Si tu por gracioso entiendes acabar los dos metidos en un psicólogo... Entonces es gracioso- rió. Escucharlo reir es vida, porque no siempre lo hace, ni siempre lo ha hecho.

Tal vez tengamos que empezar desde el principio, ¿no? Seguro queréis saber que relación tenemos nosotros con Jeongin y por qué ha pasado todo esto. Sí, Jeongin padeció un trastorno de personalidad, pero, ¿qué fue lo que pasó antes?

¿Cómo era todo antes de llegar hasta este punto sin retorno?

(...)

9 años atrás...

Los veranos eran la mejor época del año en mi familia, pues siempre viajábamos a la casa de campo que teníamos en la isla Jeju, junto a nuestros vecinos, los cuales también vivían cerca de allí. El viaje desde Seúl hasta la isla era agotador, muchas horas en coche y en barco, pero valía la pena por ver aquel campo abierto lleno de aire limpio y libre de ruido de los coches y de gente. Había algunos bosques alrededor de la casita de piedra y junto a esta teníamos una piscina para los días de exceso de calor en los que no quisiéramos ir a alguna playa.

Mis padres dejaron el coche en frente de la casita de piedra. Nuestros vecinos ya llevaban un tiempo en la isla, pues ellos siempre se trasladaban un mes antes que nosotros. Por ello, los dos niños estaban allí delante, un castaño y un rubio con pecas. Mi primo y mi hermano salieron corriendo tan rápido como les abrieron las puertas del auto.

-¡¡Lixie!!- gritaron ambos lanzándose sobre el pequeño rubio, mientras los tres reían y se abrazaban como si no se hubieran visto en cinco años, mientras que yo me dedicaba a ayudar a mis padres con el equipaje

-¿Necesitas ayuda?- me giré al escuchar ese tono burlon y juguetón que siempre tenía el tonto de mi vecino

-Tendré 11 años, Lee, pero soy más fuerte de lo que crees- dije indignada mientras intentaba levantar una de las enormes maletas que traían mis padres, fallando en el intento, pues esta se cayó al suelo en cuanto intenté sostenerla.

"Estúpida fuerza de niña de 11 años" pensé mientras veía como el tonto niño frente a mi se reía de mi gran fracaso.

-Anda, déjame ayudarte- sonrió dejando de reír y levantó la maleta como si no pesara lo más mínimo, en serio, ese niño es un caso, ¡solo es dos años mayor que yo! ¿Cómo puede levantar algo tan pesado como si fuera una pluma? ¿No le bastó reírse de mi que ahora quiere hacerme quedar como si fuera un ratón intentando sostener un elefante? Podría haber hecho una mueca al levantarla, digo, por lo menos en compasión.

Mis padres llevaron el resto de las cosas a la casa y comenzaron a acomodarlas, encomendandome a mi la tarea de vigilar a los niños que jugaban alegremente a la pelota. Me quedé observándolos desde las escaleras, a decir verdad, tampoco es que fueran mucho más pequeños que yo, es decir, mi hermano tiene 7 años, es 4 años menor que yo y los otros dos tienen 9 años, tampoco es como si la diferencia de edad fuera muy grande. A simple vista parecían como yo, es decir, mi primo, Hyunjin, es prácticamente tan alto como yo y soy dos años mayor que él, en fin, la hipocresía.

Sweet madnessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora