Reconocer

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Pasó un mes aproximadamente de la muerte de papá y claro que pensaba en él, pero ya no estaba tan triste como el día en que se fue, me desentendí totalmente todo este tiempo de mi afán de enamorar a Abigail, hasta que Romina un día me pregunta:

— Oye, Rodrigo. ¿Que pasó con tu amor por Abigail?, pensé que querías intentar algo con ella cuando me pediste ayuda para conocerla.

— No es amor, solo quería ser su amigo.

— ¿Y solo para eso me pediste ayuda?, no te lo creo.

— Tendrás que creerme, por cierto, ¿se han peleado tú y Vidal?

— Sí, hemos discutido, pero no te puedo contar el motivo.

— No claro entiendo, te preguntaba porque lo vi decaído a Vidal estos días. Pero no me ha querido decir nada.

— Sí, ya hablaré con él luego. Ya me voy, adiós.

— Espera, ¿iras sola a casa hoy?

— Sí, me están esperando. Tu acompaña a Abi.

— Está bien, adiós.

Luego de lo que me dijo me quedé esperando, como ya todos los días lo hacía, a Abigail.

— Abigail, ¿porque demoraste tanto?, ya no hay nadie en la escuela.

— Disculpa la demora, solo vámonos si.

— Qué pasa te veo nerviosa.

— Vámonos, te cuento en el camino.

Abigail caminaba apresurada, como si la estuviesen siguiendo, o como si hubiese cometido algo malo. Llegamos, casi corriendo, a casa de Abi y entre sollozos me cuenta lo que hizo, quedé totalmente perplejo y aterrado.

— Rodrigo, creo que me expulsarán de la escuela, hice algo muy malo, prométeme que no me juzgarás si te lo cuento.

— Me estás asustando, Abigail. Está bien te lo prometo.

— Tú me contaste que expulsaron a los chicos que me lanzaron globos, pero ellos me hicieron eso porque yo les puse cuetecillos en sus mochilas, antes igual ellos venían molestándome por eso les coloqué los explosivos.

— Si pero eso ya pasó, Vidal me lo contó, no creo que te boten por eso.

— No entiendes, le hice lo mismo a otro chico de la escuela que venía molestándome, pero esta vez no se lo puse en la mochila- se pone a llorar.

— Entonces, ¿que hiciste?

— Se lo lancé directamente al cuerpo.

— Pero como no mediste las consecuencias. ¿Y qué le pasó al chico?

— No lo sé, él estaba de espaldas entrando al baño de varones y yo solo lo aventé y me fui.

— Y cómo es que nadie te detuvo.

— Esperé que no hubiera nadie cerca para hacerlo, espero que nadie me haya visto.

— Si nadie te vio, seguramente no te expulsen. Pero debiste haber pensado antes de realizar esa locura, Abigail. ¿Y si le pasó algo grave al chico?

— Por favor, no me digas eso estoy muy asustada— me abraza.

— Mañana averiguaré que pasó con el chico. Estate tranquila si, ya me tengo que ir. Intenta descansar.

Caminando fui casa, pensativo por lo que me había contado Abigail aquella tarde.

Un día más de escuela, yo fui con la primera intención de averiguar que había pasado con el chico al que Abigail le había lanzado el cuetecillo y sin mucho esfuerzo me enteré por Vidal, quién presuroso y algo asombrado viene a mí y me cuenta:

ABIGAIL, UN SUEÑO COMPLICADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora